El tránsito liberado como parte de la herencia a entregar

OPINIÓN /
En pocos días más, Víctor Aiola termina sus ocho años de mandato al frente del gobierno de Chacabuco. El haber hereditario que se trasladara a la nueva gestión tendrá sus claros u oscuros según quien lo cuente y desde cual parcialidad. Más allá de los relatos o las picardías de último momento, como intentar pagar salarios y aguinaldos previo a dejar el palacio, lo cierto es que lo bueno, lo malo o lo feo siempre está ahí. Se puede ver o escuchar. Si hay un tema que genera preocupación y angustia a los vecinos es la cuestión del tránsito en general y el de las motocicletas en particular. Dentro de esta última, la problemática se agrava cuando se trata de ruidos y molestias a altas horas de la madrugada en distintos puntos de la ciudad. Durante todos estos años hemos puesto de manifiesto que más allá del esfuerzo e incluso del coraje de algunos empleados de la oficina de Tránsito y de la misma policía local, la conducción política del área de Seguridad se preocupó más por la estética del mensaje que por el problema de fondo. El crecimiento del parque de rodados livianos es una realidad que se da a lo largo y a lo ancho del país y en el mundo entero. Las políticas públicas de cómo resolver el ordenamiento y cumplimiento de las normas varían según la profesionalidad con la que se enfrenta el problema. De todo esto hemos hablado y seguiremos hablando. Mientras tanto, luego de la derrota electoral que el oficialismo de Chacabuco sufrió el último 22 de octubre, las calles quedaron literalmente liberadas. No hay operativos en ninguna parte y si lo hacen no es en el horario indicado. Está claro que en estas, como en otras materias, hay una intencionalidad política donde prevalece la mala fe. El nuevo gobierno tendrá que hacerse cargo de lo que recibe y asi debe ser. Pero es evidente que el Secretario de Seguridad, Darío Ciminelli, liberó las calles para que el punto de partida sea el km menos 10.
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