A sus pies rendido un león

Por Gustavo Porfiri
La generala Laura Richardson, jefa del Comando Sur estadounidense, llegó a nuestro país el martes 2 de abril, mientras millones de argentinos conmemoraban un nuevo aniversario de la Guerra de Malvinas. Claro que la militar de alto rango no vino para pedir disculpas por el rol que jugó Estados Unidos en 1982, favoreciendo a Inglaterra, gobernada entonces por Margaret Thatcher, un ídola del señor de la motosierra.
'Estoy feliz de volver a Argentina y aprender más sobre este hermoso país', expresó la generala. Más allá de esa florida frase de protocolo, es sabido que la presencia de la jefa del Comando Sur tiene por misión controlar política y militarmente la región. Se trata de la representante de uno de los dos gobiernos más imperiales de la actualidad, el otro tiene sede en Londres. Pero para que estas definiciones no se confundan con antojos ideológicos, recordemos que doña Laura, en enero de 2023, dio un discurso en una reunión del Atlantic Council -una organización integrada por ex militares estadounidenses vinculados a la OTAN- sobre América Latina. Por entonces, la generala se preguntó: '¿Por qué es importante esta región? Con todos sus ricos recursos y elementos de tierras poco comunes, tienes el triángulo del litio, que hoy en día es necesario para la tecnología. El 60 por ciento del litio del mundo está en el triángulo de litio: Argentina, Bolivia, Chile… Tenemos el 31 por ciento del agua dulce del mundo en esta región…'. En el mismo mensaje señalaba que 'con ese inventario, a Estados Unidos le queda mucho por hacer, esta región importa, ya que tiene mucho que ver con la seguridad nacional y tenemos que empezar nuestro juego… Tenemos también las reservas de petróleo más grandes, incluidas las de crudo ligero y dulce. Tienen los recursos de Venezuela también, con petróleo, cobre, oro, y está la importancia del Amazonas como los pulmones del mundo'. Hay que reconocer que fue una exposición muy sincera, muy directa: Washington tiene sus garras listas para entrarle a toda la riqueza que atesora nuestro barrio.
Chinos go home
Richardson se reunió con militares argentinos en Ushuaia porque Estados Unidos está interesado en el proyecto de Polo Logístico Antártico de la Armada en Tierra del Fuego, que permitirá un mejor acceso a la Antártida y las Islas Malvinas. La señora tiene el objetivo claro de que el gobierno provincial excluya a China de las inversiones de dicho proyecto. "Esto podría mejorar dramáticamente la capacidad de acceso de la República Popular China a la región Antártica y a su pesca', pronosticó Richardson durante la audiencia en el Comité de Servicios Armados. No hay lugar para dudas: Estados Unidos está preocupado por la presencia del gigante asiático en América Latina y la prioridad es espantar chinos de cualquier rincón de la región donde puedan hacer pie. A esa idea fija, Richardson le puso palabras: 'Estamos comprometidos a trabajar estrechamente con Argentina para que nuestros esfuerzos colaborativos en seguridad beneficien a nuestros ciudadanos, nuestros países y nuestro hemisferio de manera duradera y positiva'. América para los americanos, sobre todo para los americanos del Norte, claro.
Rumbo claro
El gobierno de Javier Milei está aplicando una nueva doctrina de política exterior. En el marco de la visita de la jefa del Comando Sur, el mandatario reafirmó su solidaridad incondicional con Washington y respaldó los valores de Occidente. Además, afirmó que Buenos Aires debe construir alianzas que no estén basadas solo en la cooperación económica, sino también en "una visión común del mundo". O sea, la Argentina pasará a ser un estado vasallo del Occidente Imperial. Esto explica porqué el Gobierno nacional firmó un acuerdo para que el país del norte realice monitoreos sobre la hidrovía del Río Paraná, uno de los cursos de agua más importantes dentro del comercio mundial. O que Estados Unidos gestionara para que la Argentina comprara a Dinamarca -y no a China- aviones caza, o el desarrollo de una base naval integrada con EE.UU., entre otros actos que prueban el sometimiento de la Casa Rosada a la Casa Blanca.
Una deshonra histórica
Lo más irritante de la visita de la generala estadounidense está en que haya aterrizado un 2 de abril y que, en una fecha tan cara a nuestra historia, no haya pedido disculpas por la injerencia de Estados Unidos en la guerra de Malvinas. Hacia 2012, se dieron a conocer una serie de documentos desclasificados que aportaron certezas sobre la sospecha del rol de Washington en el desarrollo del conflicto bélico. Esos documentos dieron cuenta de la cantidad y del detalle de la información de inteligencia militar argentina que tenían en la capital del imperio.
Uno de los datos más reveladores de estos archivos es la versión completa que elaboró la diplomacia norteamericana sobre la conversación que Margaret Thatcher mantuvo con el enviado de Ronald Reagan en Londres, el 8 de abril de 1982. En esa reconstrucción oficial, la primera ministra "agradece" al secretario de Estado Alexander Haig por la información de "inteligencia" aportada por los Estados Unidos en el conflicto. Thatcher expresa también "tranquilidad" por "saber" que la expresión de neutralidad de Reagan no era sino una figura retórica. "No somos imparciales", acepta Haig. "Creo que usted sabe cuál es la posición de Reagan, no necesito abundar en eso", añade el funcionario norteamericano.
Claro que nada de esto es tenido en cuenta por los actuales gobernantes argentinos, quienes no dudan en rendirle pleitesía a los representantes de la nación que más sangre ha derramado en su camino hacia la conquista del planeta. Hace unos días ocurrió con Laura Richardson, pero el próximo 17 de abril el ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo, viajará a Washington para asistir a la Asamblea de Primavera del FMI, donde pondrá rodilla en tierra ante otra 'generala' imperial: Kristalina Gueorguieva.
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