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Ángel Cárdenas y sus anécdotas con Pichuco

14/04/2024
Ángel Cárdenas y sus anécdotas con Pichuco

Si bien pertenecieron a distintas generaciones y uno era cantor y otro bandoneonista, hubo varias cosas que unieron a Ángel Cárdenas y Raúl Garello. Lo primero fue que eran chacabuquenses y lo segundo es que no sólo los dos trabajaron con Aníbal Troilo, sino que Pichuco fue testigo de casamiento de ambos.

Cárdenas nació en Chacabuco el 18 de julio de 1927 con el nombre de Ángel Bártoli. Desde chico se destacó por sus dotes de cantante, a las que sumaba una clara vocación por ser actor y su pasión por el mundo del cine.

Así, siendo aún muy jovencito se instaló en Buenos Aires, donde en los primeros tiempos se las rebuscaba haciendo pequeños papeles en películas y luego pasó a integrar una compañía que dirigía el empresario cinematográfico y teatral Clemente Lococo. Al mismo tiempo, aprendía canto, guitarra y armonía con Alberto Ginastera y Roberto Grela y cultivaba el físico haciendo 'fierros'.

En los años siguientes comenzó su carrera profesional como cantor, que alternaba con sus actuaciones actorales, tras lo cual emigró a los Estados Unidos.

 

Encuentro con Troilo

 

Desde allí volvió a comienzos de 1956 convocado por Troilo, a quien hacía poco se le había ido el cantor Carlos Olmedo. Cárdenas, a quien Pichuco llamó por recomendación de Grela, recordaría años después cómo fue el primer encuentro con el bandoneonista.

'Yo andaba bien por aquellos años, modestia aparte, y Pichuco, que estaba informado de todo lo que ocurría en el mundo del tango, me invitó a comer en su casa. Estaban Edmundo Rivero y Alberto Marino. Los dos habían sido cantores suyos. En ese momento Troilo buscaba, precisamente, encontrar a alguien como Rivero, que fuese lo que se llama un 'cantor nacional'. Recuerdo que comí como un desaforado, porque Zita, la mujer del Gordo, cocinó unos riñoncitos al arroz que estaban deliciosos. Después Troilo me invitó a cantar. Canté desde la diez de la noche hasta las cuatro de la mañana. ¡Nunca canté tanto en mi vida! En determinado momento Rivero le dijo a Troilo: 'No deje escapar a este cantor'. Pichuco, que admiraba mucho a Edmundo, como persona y como vocalista, lo escuchó y me dijo: 'Yo sé que su berretín es ser cantor solista, pero para llegar a eso lo tiene que catapultar una orquesta, y como va a llegar de cualquier modo, prefiero que sea junto a mí'.

Cárdenas contaba que, cuando hablaron del repertorio que iban a hacer, Pichuco -que en ese momento estaba haciendo en el teatro 'El patio de la morocha'- quería reencontrarse 'con el público de los barrios' y pensó que con él lo podía conseguir.

'Yo quería hacer mis temas porque los de él ya los habían abordado en forma insuperable Rivero y Casal, y antes Marino, Floreal Ruiz y Fiorentino. Troilo me escuchó y fue así que hicimos 'Callejón', de Grela, que fue un gran éxito; 'Vamos, vamos, zaino viejo', de Fernando Tell; 'La flor de la canela', de Chabuca Granda; 'La calesita'; 'Ni más, ni menos' y 'La última', que pegó en todo el mundo', relataba el cantor chacabuquense.

 

'El primer dúo que se formó en pelotas'

 

En ese tiempo también Goyeneche ingresó como vocalista de la orquesta de Troilo. El Polaco y Cárdenas se conocieron de una forma muy particular. Así la recordaba Ángel:

'Fuimos al baño turco del hotel Castelar y Pichuco me dice: 'Cardenitas, vas a formar dúo con un muchacho que no sé por qué Salgán lo sacó de su orquesta y ahora está trabajando como chofer. Dicen que es inexpresivo, pero es un buen cantor'. Era Goyeneche, que estaba ahí. Y nos pusimos a cantar los dos en el baño turco: por hacer fuerza con el diafragma se nos cayó la toallita y quedamos cantando desnudos. Siempre digo que es el primer dúo que se formó en pelotas".

En esos años, Cárdenas y Troilo forjaron una gran amistad. 'Yo le gustaba a Pichuco porque decía que tenía un dejo de tango como Rivero, Casal y Berón.  Así hablaba. Y le encantaba como entonaba las milongas. Fuimos amigos, a tal punto que solíamos pasar juntos las navidades', decía Ángel, que también destacaba las dotes culinarias de Pichuco: 'Al Gordo le encantaba cocinar, pero cuando hacía el tuco para los tallarines le ponía el país adentro: cognac, whisky, hongos, todo lo que tuviese a mano. Uno comía los tallarines con ese tuco y se levantaba borracho de la mesa (...). Otra cosa que compartíamos era la noche. Cuando íbamos a cenar pedía, antes, una picadita de jamón serrano y salame, y una bañadera de vino. Era común, además, que nos encontráramos en su casa a las cinco de la tarde para tomar mate y comer pan con salame'.

Durante los años en los que el chacabuquense estuvo con Troilo grabó 16 temas y protagonizó éxitos como 'Te llaman malevo', 'La última', 'Callejón' y 'Caserón de tejas'.

"Hasta entonces, los cantantes cantaban con la letra en la mano; era terrible. Yo incorporé la expresión corporal: Goyeneche me vio y lo adoptó. Además, yo era nadador y en el ambiente del tango era como un Schwarzenegger: no había atletas y, además, no acostumbraban a sacarse ni el moñito. Yo cantaba en remera", contaba Ángel, cuya figura despertaba una gran admiración en la platea femenina.

"Vivía asustado: el hall estaba lleno de minas, y una decía que se iba a casar conmigo, otra que me iba a pegar un tiro... Pichuco me dijo que dejara las minas del cabaret, que buscara a una señora bien y me casara, así podía volver a mi casa y cuidar mi carrera. Me buscó la novia, me salió de padrino y me casé, para hacer buena letra", manifestaba años después.

 

'Me dejás un gran vacío'

 

A fines de 1959, Cárdenas se desvinculó de Troilo. Así relataba la despedida: 'Una noche de diciembre le avisé a Pichuco que dejaba la orquesta porque quería ir a Nueva York a cantar junto a Astor Piazzolla y a Enrique 'Mono' Villegas, que estaban en el Hotel Waldorf Astoria y, de paso, no perder la residencia norteamericana. El Gordo me miró y me dijo con la misma bondad que tenía para todo: 'Pero Cardenitas, ¿justo ahora que has pegado tan fuerte en la orquesta te vas a ir? Me dejás un gran vacío, como el que me dejó Rivero'. Pichuco era increíble. No se enojaba nunca'.

Y así fue: a comienzos de 1960, Cárdenas dejó la orquesta de Troilo. Poco después armó un conjunto con el que recorrió el país y Centroamérica, para luego radicarse de nuevo en los Estados Unidos.

En la imagen, Ángel Cárdenas (a la derecha) con Roberto Goyeneche y Aníbal Troilo.

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