'El sueño es el guardián del dormir'

El Día Mundial del Sueño es una jornada conmemorativa que se celebra, desde 2008, anualmente, el primer viernes anterior al equinoccio de marzo, por lo tanto, este año es hoy. Fue establecida por la Sociedad Mundial del Sueño con el propósito de avanzar en la salud del sueño a nivel mundial, enfrentando la epidemia global de somnolencia e insomnio que amenaza la salud y la calidad de vida de las personas. En una entrevista con el licenciado en Psicología, Pablo Pannunzio, abordamos la dimensión onírica y lo que significa -además de dormir- el soñar.
-En nuestro idioma, cuando decimos sueño aparecen varias acepciones: dormir, tener proyectos, y también nos podemos referir a lo onírico, que es tema de su especialidad.
-Bueno, sí, en el castellano se utiliza la misma palabra; en otros idiomas hay alguna diferencia. Por supuesto que yo te puedo hablar de la dimensión del sueño pensada desde el psicoanálisis, desde la perspectiva psicoanalítica. Es un tema muy arduo, pero trataremos de llevarlo lo más al llano posible para que se pueda entender.
-¿Qué son los sueños? ¿Qué puertas se abren cuando cerramos los ojos para dormir?
-Es un modo de pensar. Uno puede decir que el sueño es un trabajo psíquico, un proceso de pensamiento que tiene sus particularidades porque hay un relajamiento de la conciencia. Hay un trabajo del sueño a través del cual se va armando esa faceta más teatralizada, más visual del sueño, la imagen; tiene esa particularidad: es un pensamiento que tiene mucha pregnancia de la imagen. Freud, el gran maestro, hace más de cien años, seguramente con algunas lecturas previas, fue capaz de estudiar y describir y teorizar sobre el proceso del sueño. Entonces, ¿Qué es lo que sucede en ese trabajo del sueño? Hay pensamientos que se abren paso, que atraviesan cierto umbral, a través de una elaboración donde ocurren dos procesos: uno es el de condensación y otro es el de desplazamiento. Suponte que vos soñás con un amigo, pero que habla con la voz de Milei, supongamos, no estoy hablando de pesadilla, aunque pareciera (risas). Ahí hay un desplazamiento de dos ideas: la idea relacionada con tu amigo y la idea Milei, que se condensan en una imagen: tu amigo usando la voz de otro. Después se verá hacia dónde nos lleva eso, el psicoanálisis hace, de alguna manera, el trabajo contrario a la formación del sueño, que va desde el desplazamiento hacia la condensación, lo que hace el análisis es desarmar esa condensación y ver hacia qué pensamientos, hacia qué ideas nos lleva.
-¿Y cómo se relaciona la acción de soñar con la de dormir?
-Freud decía que el sueño es el guardián del dormir; que gracias a que soñamos podemos dormir. El ejemplo más sencillo sería: suena el despertador y estamos soñando que estamos adentro de una relojería. Y seguimos durmiendo, no nos despertamos. Llevado a cuestiones que tengan que ver más con lo psicológico, en el sueño suceden pensamientos, algunos perturbadores, algunos traumáticos, que se abren paso y, a través del trabajo del sueño, se hacen presentables hacia lo preconsciente y lo consciente. Uno podría decir: 'soñé que estaba subiendo una escalera, en la plaza San Martín, con una bandera en la mano'. Eso aparece como algo disparatado, que aparentemente no tiene sentido. Pero, de alguna manera, habla del éxito del trabajo del sueño, porque nos ha permitido dormir y ha permitido que aquello que podía ser perturbador, que nos pudiera despertar, no sea asequible a la conciencia. Estoy hablando muy freudianamente. Freud hablaba del sueño y remitía esos contenidos perturbadores a escenas que tenían que ver con la sexualidad; por tanto escenas infantiles, escenas traumáticas, que si uno hacía el trabajo de análisis, desde el sueño hacia lo profundo, la tarea era justamente hacer consciente lo inconsciente. Después está lo que dice Lacan, que también es interesante.
-Entonces, soñar es saludable…
-Claro que es saludable. Y también podemos ver cuando fracasa el trabajo del sueño, cuestionamiento que el mismo Freud hacía. A él hay que reconocerle una honestidad intelectual enorme; él mismo decía: '¿a ver qué me dice de las pesadillas, dónde hay un deseo en juego?' Porque él sostenía que en todo sueño hay un cumplimiento de un deseo de manera desfigurada. Claramente: ¿dónde estaría el deseo, dónde estaría lo sexual en una pesadilla? Justamente, la pesadilla nos habla del fracaso del trabajo del sueño, de ese proceso del sueño, donde lo traumático aparece demasiado patente y, por lo tanto, nos despertamos; volvemos a ese axioma de que el sueño es el guardián del dormir.
-Usted me decía que Lacan tiene otras ideas sobre el asunto.
-Sí, así como Freud decía: 'soñamos para no despertarnos", Lacan dice: 'nos despertamos para seguir soñando", es al revés. Como siempre ocurre con Lacan, su texto resulta enigmático, cuesta trabajo poder desentrañarlo, pero lo que está diciendo es que el trabajo del psicoanálisis es despertarnos de aquello que estamos sufriendo. O sea: un paciente va a un psicoanalista porque está en alguna posición de la cual no es consciente, está repitiendo algo en su vida. Supongamos que no le va bien en las relaciones amorosas, o se pelea con la gente, o no le va bien económicamente una y otra vez, o simplemente le cuesta hablar en público. Eso, seguramente, tiene que ver con una posición subjetiva donde uno está tomado por esas marcas de nuestra historia, marcas que van desde nuestra crianza, incluso desde que nuestros padres nos han esperado y nos han marcado y nos han educado de determinada manera. Como dice la canción de Silvio Rodríguez: 'hay causas y hay azares también'. Hay causas que son muy comprensibles y también hay situaciones contingentes. Entonces, un psicoanálisis lo que trata es de despegarnos un poco de todo eso que nos ata, despertarnos para poder seguir con la vida, para seguir soñando en todo sentido: en el sentido de seguir proyectando y también en el sentido de tener una vida lo más pacífica posible, lo más tranquila y descansada posible. Un poco es eso, el sueño tiene funciones y el psicoanálisis se sirve del sueño como una manera de poder trabajar con cada analizante. Freud decía: 'el sueño es la vía regia para acceder al inconsciente'.
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