'La construcción es una industria que demora en frenar y demora en arrancar'

Esta semana, el Índice Construya (IC), que mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado de los productos para la construcción que fabrican las principales empresas del rubro, informó que se registró una suba del 6,8% desestacionalizada mensual, pero se mantuvo un 26,6% por debajo del nivel de febrero 2023. Al respecto, entrevistamos al ingeniero Pedro Brandi, presidente del ente.
-¿Nos puede explicar qué es el Índice Construya y porqué se ha transformado en una referencia del sector?
-El Índice mide el nivel de actividad promedio, o ponderado, de mes a mes, de trece empresas líderes del sector de la construcción. Se creó en junio de 2002, es decir justo en la terminación de la crisis del 2001-2002. Es un medidor del nivel de actividad que ha demostrado en el tiempo que es muy parejo, que mide con buena precisión, y que está muy cercano a lo que es el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC). A su vez, al ser un índice privado termina siendo más creíble que el INDEC, aunque ahora el organismo oficial ha dejado atrás esa costumbre de toquetear los números. Por otra parte, sale más rápido que el ISAC porque, al trabajar nada más que con estas trece empresas, es mucho más fácil de hacer el cálculo. Las empresas que lo componen tienen la característica de ser de fabricación nacional, con lo cual todas tienen fábricas en el país, son marcas líderes y no compiten entre sí, de manera que la información que se comparte, los trabajos de investigación que se vienen haciendo, y también de capacitación, son muy transparentes. Es un grupo muy consolidado con los años.
-¿Cómo define el momento por el que está pasando la construcción?
-En el periodo que pasó, o sea el último gobierno de Alberto Fernández, se repitió el fenómeno que se vivió en los dos gobiernos anteriores de Cristina Fernández, en el sentido de que la construcción durante ese tiempo fue motorizada, fue traccionada, básicamente como forma de invertir, de sacarse rápidamente los pesos de encima. Entonces, lo que se hacía era comprar bienes de todo tipo: desde electrodomésticos, autos, equipamiento, y también, por supuesto, esto alcanzaba al sector de la construcción. Pero esas son cosas totalmente atípicas, no son la normalidad; lo normal es que la actividad sea traccionada de una manera genuina y no de una manera artificial. Lo que se está viviendo ahora es un cambio donde se va a volver a que los elementos que mueven la construcción van a ser el mercado y no factores exógenos. Lo que se está viendo hoy es ese cambio y, sumado a que hacia fin de año la actividad baja, más la incertidumbre generada hasta que este gobierno se consolide, estamos en un momento de gran contracción. El año pasado cerró con el 8% por debajo de 2022 que fue un muy buen año, con despachos y ventas récord. Los dos primeros meses transcurridos de 2024 están marcando una caída del orden del 25%. Lo que se espera es que el segundo semestre sea distinto; si el gobierno se consolida y termina de generar confianza, la caída se va a ir revirtiendo gradualmente en el tiempo. La construcción es una industria que demora en frenar y demora en arrancar, porque depende de la preparación de planos, de proyectos, de la toma de decisiones de inversión que son medianas o grandes, entonces todo es lento. Pero si el programa del gobierno funciona, en el segundo semestre se va a retomar el proceso de crecimiento nuevamente.
-¿Qué sectores van a motorizar ese crecimiento?
-Las necesidades genuinas de la sociedad. La construcción va desde una refacción, una reparación, una ampliación, hasta una obra nueva, pequeña, mediana, o grande. Entonces, lo que tracciona en el mercado es una necesidad real. Siempre se necesita construir, porque las obras necesitan refacciones y reparaciones y, en un momento dado, se necesitan obras nuevas. Durante todo este tiempo el gran ausente ha sido la obra grande, justamente por la falta de confianza, porque la construcción implica desembolsar una cantidad importante de dinero, se hace en un clima de confianza, de baja tasa de interés, de seguridad de empleo. Mientras no se recreen esas condiciones, el mercado va a estar yendo y viniendo, comportándose de una manera errática.
-¿Qué opinión tiene sobre políticas de Estado como los créditos Procrear? ¿Fueron positivas?
En su momento sí. El Plan Procrear, hace cuatro o cinco años atrás, tuvo una buena incidencia en la demanda. Después se desinfló por completo, le diría que casi no se sintió más. Pero la vivienda social siempre va a aportar. Si la vivienda social se hace con financiamiento del sector público, con algún repago o no, eso depende de la idea ligada al gobierno, es algo absolutamente necesario. Buena parte del déficit habitacional que hay hoy está en ese segmento, así que tiene que volver de alguna manera, como existía el viejo Fonavi, o los créditos hipotecarios de muchos años atrás, tienen que volver, sin duda. La vivienda hace a la dignidad de la persona, así que eso tiene que volver, necesariamente es así. Hay un montón de estudios que demuestran cómo se transforma la cultura a partir de una buena vivienda, es clave, sin duda.
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