'La salud es un derecho humano nunca un negocio o un comercio'

El doctor Ernesto Fernández es un chacabuquense que ahora está radicado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Con una extensa trayectoria en nuestra ciudad, luego, en condición de perseguido político por la última dictadura militar, ejerció en el exterior. Al final del siglo pasado, fue funcionario municipal en Chacabuco. Hoy participa en el Instituto Patria y desde su experiencia nos habló de lo que pasa con la salud en esta época de 'libertarios'. Lo entrevistamos este viernes, cuando ocurrió el siniestro ferroviario en Palermo.

-¿Cómo está la Capital, en una jornada tan especial?

-Conmocionada. Mirá, esto es una catástrofe y además es una radiografía de lo que está pasando en el país. Realmente el país se está descomponiendo. Esto no es un accidente, simplemente, sino que es algo que ocurrió porque hace un mes, más o menos, han despedido a los trabajadores encargados de controlar el funcionamiento de los trenes y del señalamiento; personas que fueron despedidas, de Trenes Argentinos encargados de lo que es la seguridad de los trenes. Es decir, como consecuencia de este desmantelamiento del personal ocurrió este accidente. Es un poco para desacreditar los ferrocarriles y venderlos, pero yo creo que va más allá de eso... Me parece a mí, ¿eh? Es la actitud de destruir el Estado, que el Estado abandone absolutamente todos los controles. Sería como si no hubiera semáforos y nadie controlara el tránsito en una gran avenida, por ejemplo, en la Avenida Libertador. Imagínate la cantidad de accidentes que pasaría si no estuviera regulado eso. Habría todos los días, un montón de muertos. Bueno, esto está pasando. Es muy grave lo que está pasando, es muy grave. Yo creo que vamos aceleradamente hacia una situación de explosión social. 

-Algunos comparan esto, Ernesto, con la década del 90, y otros dicen que es peor aún. ¿Usted qué opina?

-No, esto es peor. Es peor. La velocidad que tiene. ¿A dónde va esto? Es un tema para analizarlo, porque yo creo que se trata de un capitalismo financiero salvaje, que directamente no le interesa la población, no le interesa en absoluto, ni como trabajadores, ni como consumidores. Es más, le sobra población. Yo no quiero pensar mal, pero esto está en línea con lo que decía Cristina Lagarde, por ejemplo, que los jubilados ahora viven mucho tiempo y eso es un problema. Entonces, sería bueno que se murieran un poco antes, ¿viste? Sí, sí. Esto es muy cruel.

-Pasemos al tema que usted maneja tan de cerca: la salud. Hay varias cuestiones que impulsa este gobierno que achican el acceso a la salud…

-Y eso es la violación de un derecho humano. ¿Por qué un derecho humano? Porque simplemente si no tenés salud, te morís. Es decir, tiene que ver con la vida, no es un juguete. Yo voy a ser muy franco: filosóficamente defiendo la salud como un derecho y no como un negocio, como un comercio. Quiero decir muy claramente que esto, no lo planteó ningún gran revolucionario ni cosa por el estilo, sino que se planteó en Inglaterra, cuando, aún en estaba en curso la Segunda Guerra Mundial. No hablo de Cuba ni de la Unión Soviética, hablo de Inglaterra, donde un personaje que se llamaba (William Henry) Beveridge, planteaba: 'si hay plata para matar a los alemanes, tenemos que tener plata para salvar a los ingleses'. Es así de sencillo. Y entonces él planteó que la salud pública era un deber del Estado Nacional inglés, que debía hacer frente a la salud pública, y para eso debía cobrar un impuesto general, que lo debían pagar todos los ingleses, de acuerdo a la riqueza que tuviera cada inglés. Entonces, por supuesto, todavía no había terminado la Segunda Guerra Mundial, gobernaba Winston Churchill, que era un conservador, y obviamente él no lo puso en marcha, pero inmediatamente después ganaron los laboristas y pusieron en marcha el Servicio Nacional de Salud que realmente es un ejemplo para todo el mundo.

-Conocido por el NHS por sus siglas en inglés y que aún hoy sigue muy vigente, eso es raro… 

-Claro, no lo pudo desarmar ni siquiera Thatcher. Nadie pudo atacarlo porque la gente lo defiende hasta con las uñas y los dientes. Aquí, en la Argentina, Ramón Carrillo, ministro de Perón, participaba un poco de la misma filosofía de Beveridge. 

-Bueno, hoy estamos lejos de las ideas de Carrillo…

-Aquí hubo una mezcla y se incorporó a las obras sociales de los sindicatos en su momento, después, con la reacción neoliberal, en la década del 90, se pone en marcha todo este negocio de las prepagas, que simplemente es un negocio financiero. La salud es un pretexto, digamos, es el gancho con el cual capturan a los clientes para decir: 'mirá, cuando vos estés enfermo, nosotros te vamos a atender, pero vos tenés que pagar una especie de seguro'. Entonces, todos los meses le ponés una cuota que ellos no la tienen guardada en una cajita -como piensa la gente- sino que inmediatamente que vos pagás la cuota, ellos la ponen a circular en el mundo financiero. Luego, cuando vos necesitás, van a tratar de explicarte que tu plan es así o asá, y en definitiva te van a dejar sin cobertura porque es un negocio financiero como cualquier otro, que usa como tapadera el pretexto de la salud, pero no tiene nada que ver con la salud. En la Argentina hay como 300 obras sociales, hay de todo tipo, sindicales u otras, como por ejemplo, el IOMA, que pertenece a los trabajadores de la provincia de Buenos Aires, o como PAMI. En algún momento el planteo es que se tendría que integrar en un sistema nacional total de salud, que abarque a todo el mundo, que le garantice a cualquier persona, por vivir en la Argentina, el derecho a la salud, tal como tienen los ingleses.