'Le pertenezco': la incómoda cumbre de Milei con Trump

Las claves del incómodo encuentro entre los presidentes de Argentina y Estados Unidos. El sociólogo Gabriel Puricelli no duda en catalogar la actitud de Milei con Trump como la de un 'mendigo', fruto de una relación personal de subordinación y de una política económica que arrincona al país por la pérdida permanente de reservas. También analiza por qué Trump actúa como líder global de la extrema derecha y hasta dónde llegará el salvataje de EE.UU., que tiene un objetivo claro: minimizar la influencia política de China.
Por Manuel Barrientos
La escena era de incomodidad casi física, la clase de momento que la diplomacia internacional intenta evitar siempre. Javier Milei, el hombre de la motosierra, frente a Donald Trump, el líder de la Internacional Negra de la extrema derecha. Un encuentro entre almas gemelas, sí, pero con una asimetría que resonaba en la Casa Blanca. ¿Cómo se explica esa actitud del presidente argentino, que Gabriel Puricelli –sociólogo y docente en la UBA– no duda en catalogar como propia de un mendigo'?
'Fue un momento extraordinario, porque Milei lo adula abiertamente, no hay traducción de lo que dice y cuando se acercan a ofrecerle traducción a Trump, dice no, no importa', explica Puricelli. No era necesario. El lenguaje corporal, el servilismo de 'le pertenezco', ya había sido suficiente. Milei le había agradecido a su (im) par norteamericano ser un paladín de la lucha contra el socialismo del siglo XXI y de la paz mundial, en un cóctel de grandilocuencia y pleitesía que resultaba, hasta para el propio Trump, empalagoso.
Docente de la Especialización en Estudios Contemporáneos de América y Europa de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) y candidato a diputado de Movimiento Ciudadano por la CABA, Puricelli desdobla la actitud de Milei en dos planos. Por un lado, la naturaleza íntima del vínculo que el mandatario argentino establece con Trump: una relación de subordinación y de admiración. Pero esa pleitesía personal se articula con la situación precaria en la que está la Argentina, por la negativa del Gobierno a acumular reservas. 'Es la propia política económica la que hace que el Gobierno termine arrinconado y por lo tanto deja a la Argentina en una posición mendicante. Porque habiendo obtenido ya un salvataje del prestamista de última instancia… se puso en una situación tal que necesita otro salvataje del prestamista de última instancia', señala Puricelli en diálogo con Cuatro Palabras.
¿Por qué el encuentro generó aún más dudas y fluctuaciones en los mercados? ¿Fue un error de comunicación de Trump o de la Cancillería argentina?
El principal problema es la comunicación de Trump; en segundo lugar, sí está la Cancillería argentina. Trump ha acostumbrado a todos los presidentes extranjeros a que las reuniones con él son siempre de alto riesgo y pueden terminar en una humillación pública, con lo cual ya exponerse es problemático. Visto los antecedentes, si yo estuviera en la función de la diplomacia profesional, probablemente no recomendaría buscar este tipo de distancias, sino que hubiera buscado la asistencia de EE.UU. por canales más discretos. Cualquier reunión con Trump implica un riesgo de humillación y eso no es privativo de Milei, se lo ha hecho a diversos presidentes. Todos nos acordamos sobre todo de lo que ocurrió con el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, pero también se lo hizo a Cyril Ramaphosa de Sudáfrica. La comunicación pública de Trump siempre es azarosa. Lo que pasa es que no todos los países del mundo están en una situación tan precaria como la Argentina, que se pueda agravar, así sea momentáneamente, por un equívoco de Trump. O, en realidad, por un comentario desafortunado o demasiado franco de Trump. En definitiva, lo que Trump dice es lo que efectivamente está pensando: 'Yo apoyo a Javier Milei porque es uno de los míos'. Y esto es una marca de la política exterior de Trump.
¿En qué sentido?
Trump piensa como líder de la Internacional Negra de la extrema derecha, no como presidente de los EE.UU. Por eso, mandó a J.D. Vance a la conferencia de seguridad de Munich a defender al partido nazi de Alternativa para Alemania (AfD) y a Marine Le Pen, diciendo que la principal amenaza a la seguridad de Europa era que había un cordón sanitario que le impedía a la extrema derecha de llegar al gobierno. La asistencia a Milei está en ese patrón. Es decir, lo que importa no son las relaciones entre gobiernos ni entre países, sino las relaciones entre partidos de extrema derecha.
¿Hasta qué punto puede llegar el salvataje de EEUU a la Argentina?
Estados Unidos va a intentar ayudar a la estabilidad hasta el 26 de octubre, gastando lo menos posible. Y solo habrá alguna forma de salvataje si el gobierno de Milei conserva el tercio de bloqueo en el Congreso después de las elecciones.
¿Cuáles son los focos de interés de Estados Unidos en la Argentina?
En eso han sido bastante transparentes: quieren minimizar la influencia política de China. Por un lado, son realistas en cuanto a la importancia comercial que va a seguir teniendo China para Argentina, pero tratarán de asegurarse de que la relación bilateral deje de tener la importancia política que aún tiene. Y digo todavía porque hay que computar ahí que este Gobierno, por ejemplo, no se metió con el Observatorio de Bajada del Agrio en Neuquén, donde el programa chino de observación del espacio profundo sigue funcionando sin problemas. Hay que poner la mirada en eso y en Ushuaia, si es que el proyecto de puerto, que hoy es nada más que una piedra basal, avanza en algún momento. Estados Unidos está más bien en la posición del 'perro del hortelano', no es que está preparado para invertir muchísimo al punto de suplantar a China, sino que tratará de rentabilizar lo más posible el salvataje financiero que eventualmente dé, para que China retroceda un poco, sin necesariamente avanzar demasiado ellos, porque no los veo diciendo 'acá está la plata para hacer la base logística en Ushuaia', sino más bien para evitar que lo hagan otros, para evitar que lo haga China.
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