'No se trata de acceder a cargos para hacer negocios personales'

Luego de largas horas de rosca y reuniones, distintos sectores de la UCR bonaerense llevaron listas separadas a la Junta Electoral de cara a las elecciones internas del 6 de octubre. Cuando el afiliado vaya a los comité de distrito, va a encontrar una boleta que lleva en la cabeza a Miguel Fernández, el candidato de la continuidad de Maximiliano Abad, y otra opción con  Pablo Dominichini, que entre otros referentes nacionales está acompañado por Martín Lousteau y Facundo Manes. Federico Storani, cinco veces diputado nacional e histórico referente de la UCR, encabeza la lista de delegados del Comité Nacional junto con la vecina de Junín y diputada Danya Tabella. En diálogo con Cuatro Palabras aseguró que 'se trata de recuperar el radicalismo que caracterizó a hombres y mujeres que han sido ejemplos en nuestra vida. Queremos reverdecer ese legado'. 

 

-Algunos proponían ir a la guerra, otros buscaban evitarla, ¿qué paso el fin de semana?

-No vamos a la guerra, pero decidimos ir a una confrontación interna democrática para dirimir diferencias importantes que existen entre la actual conducción del partido encabezada por Maximiliano Abad, que tiene una clara predisposición para usar el partido para ser furgón de cola de otras experiencias políticas, y quienes queremos que el radicalismo recupere su identidad, sus valores, y su coherencia en la defensa del patrimonio nacional y que lo haga fuerte sensibilidad social, como ocurrió con Yrygoyen, con Arturo Illia y como ocurrió con Alfonsín. Es decir, volver un poco a lo que nos ha identificado y no ser absolutamente absorbidos por fuerzas que están más bien en las antípodas de lo que hemos expresado siempre. Esas son las razones por las cuales recurrimos a elecciones internas para elegir autoridades. Abad y el grupo que ha conducido al partido, siempre tratan -a través de la organización partidaria- de acomodar algunos cargos sin importarles el contenido. A nosotros nos preocupa más la propuesta programática, que el control de los cargos circunstanciales. 

 

-Da la sensación que después del gobierno de Raúl Alfonsín, el radicalismo no encontró posibilidad de mirar a otro lado que no sea a la derecha, al punto de que hay sectores que considerarían terminar acordando en una lista de unidad con LLA, ¿cuál es la explicación que encontrás al hecho de que el radicalismo no pueda volver a su lugar histórico?

-Casi todas las fuerzas políticas están atravesadas por un fuerte debate. Nosotros nos sentimos identificados con el pensamiento que expresó el último gran líder y estadista que tuvo nuestro país, Raúl Alfonsín. Él se definía como socialdemócrata moderno, y las experiencias que hemos atravesado -como la de Macri- lo que buscan en su momento era equilibrar y controlar el poder, y garantizar la alternancia del ejercicio del poder, para que no hubiera hegemonía y corrupción. Pero nunca hubo con el radicalismo un gobierno de coalición, no hubo ámbito de debate de las políticas públicas esenciales. Por eso algunos de nosotros planteamos rápidamente la diferencia: ese fue el gobierno de Macri y del PRO. De hecho, no es casual que actualmente Macri con sus diferentes matices del PRO estén todos como soldados de LLA. Después del famoso pacto de Acassuso, con alguna pequeña diferencia, pero hasta la fórmula completa de Bullrich y Petri, son ministros de LLA. Y existen algunos sectores en el partido, que ya los mencioné, que pretenden utilizar los despojos del PRO como un trampolín para terminar abrazados a LLA que está en las antípodas de lo que nosotros pensamos. Pero no es una expresión caprichosa de nuestra parte, es lo que hacen por ejemplo cuando aplican un ajuste que arrancó con un 120% de devaluación cuyo peso recayó en los sectores en los sectores de ingresos fijos, en particular, los jubilados. Es también la Ley de Tierras, ajena a nuestra soberanía, es también el RIGI, que pone en una situación de poder llevarte los recursos sin dejar nada en nuestro país, y además en una situación de competencia desleal con nuestras pequeñas y medianas empresas argentinas, es también es desfinanciamiento de la educación pública. Todo eso está en las antípodas de lo que el radicalismo ha defendido históricamente, desde Yrigoyen en adelante. 

 

-Encabezan la lista de delegados del Comité Nacional junto con la vecina de Junín y diputada Danya Tabella, ¿qué expectativas tienen?

-Las elecciones del Comité Nacional son indirectas, por lo que se eligen cuatro delegados por provincia. Esos cuatro delegados, eligen luego la conducción nacional del radicalismo. A nosotros justamente lo que nos está faltando es tener un proyecto nacional, tenemos buenas intendencias en algunos lugares, buenas administraciones provinciales, pero recuperar el proyecto nacional es esencial. Y la otra parte, la programática, la que da contenido, va a estar a la cabeza de una persona que nos da todas las garantías, por su compromiso con estas ideas fuertemente progresistas y de sensibilidad social como es el caso de Miguel Lunghi, que va a encabezar la lista de convencionales nacionales. Es el Intendente de Tandil, la ciudad más importante que nosotros administramos. No solo ha hecho una excelente administración sino que tiene una forma de conducir ese gobierno que es mucho más cercana a lo que el radicalismo ha sido siempre. 

 

-¿Cuál es el mensaje para el afiliado común?

-Que sé que es un momento difícil desde todo punto de vista, económico, social. Pero que vale la pena el esfuerzo porque lo que se está jugando es mucho, por lo tanto lo llamo a participar. Se está jugando el futuro del partido: o seremos el furgón de cola de un partido absolutamente insensible que no tiene nada que ver con nuestros valores históricos, o recuperamos nuestra identidad. De eso se trata. Hoy está más claro que nunca. No se trata de acceder a ciertos puestos para hacer negocios en beneficio personal, se trata de recuperar el radicalismo que caracterizó a hombres y mujeres que han sido ejemplos en nuestra vida. Queremos reverdecer ese legado.