'Sigan su deseo' 'Siempre conviene estudiar' 'Nos hace mejores personas'

El título de esta nota refleja tres conceptos vertidos por los entrevistados que respondieron a la pregunta: -En una realidad nacional cada vez más adversa para la producción, para la industria, para la investigación, para las ciencias… ¿Conviene embarcarse en una carrera universitaria? ¿Tiene sentido invertir años jóvenes estudiando ante tanta incertidumbre? Responden Sebastián Ackerman, docente y Secretario Académico de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA; María Florencia Castro, Vicerrectora de la UNNOBA, y Marcelo García, docente y Coordinador Académico del Aula Chacabuco de la UTN.
'Hoy nos enfrentamos a un gobierno que convierte cada milímetro de la vida individual y la vida social en mercado, en el que supuestamente se puede cuantificar, y sobre todo monetariamente, y eso nos convierte en simples hacedores de cuentas: a ver cuánta plata me entra para ver cuánta plata gasto. El punto es: ¿cómo hago esa plata?', plantea Ackerman, y asegura: 'siempre va a ser mejor estudiando algo. Pero además, siempre es mejor estudiar porque el único objetivo en la vida no es ganar plata. La cuantificación que se hace de las tasas de graduación en la universidad pública no refleja lo que efectivamente forma la educación pública. Si no se gradúan todos los que pasan por las aulas de la universidad pública, igual ya serán mejores personas, porque cursan materias, interactúan con compañeros y compañeras, escuchan a docentes, a referentes, discuten, debaten, leen textos. Y si eso no se materializa en un título, tendrán una mejor formación que la que tenían cuando empezaron'.
En el mismo sentido, Castro considera que 'Siempre conviene estudiar'. Y añade: 'uno va a estar mejor preparado para tomar distintas decisiones; la posibilidad de autodeterminarse y de tener una mayor libertad para decidir qué queremos hacer con nuestra vida tiene que ver con tener más herramientas. Por supuesto que hay carreras que -en ciertos momentos de la historia- tienen mayor o menor proyección de acuerdo a lo que está sucediendo. Ahora, no se puede tomar una decisión de qué queremos hacer con nuestra vida en función de algo que está pasando coyunturalmente. En este país ya sucedió, en los años 90, que mandaron a los investigadores a lavar los platos, no es algo que no hayamos vivido'.
Para profundizar en esta idea, García explica: 'hoy la respuesta más fácil que daría a alguien, sin pensar, es que siga carreras relacionadas con las finanzas, pero cuando vos pensás una carrera, tenés que pensar en qué va a ser la realidad de acá a 5 o 6 años. Hoy hay tres grandes fuentes de incertidumbre a nivel global: el cambio climático, que genera dudas acerca de cómo se va a ir conformando el mundo y cuáles son los desafíos que tienen la humanidad y las economías de cada lugar a futuro. Otra incertidumbre la genera el cambio tecnológico, que hoy, con la Inteligencia Artificial también nos plantea qué tipo de profesión va a ser la más requerida a futuro, con una Inteligencia Artificial que viene incluso a actuar sobre actividades que son propias del intelecto. Antes, la robótica, por ejemplo, iba reemplazando actividades más del campo físico, de lo mecánico. Y la tercera gran incertidumbre es la polarización política en una Argentina y en un mundo cada vez más agitado. En este sentido, quizá es el mejor momento para pensar: ´sigo lo que me gusta´. Es buen momento para proponer que sigan su deseo'.
Castro refuerza el concepto: 'siempre aquel que se capacite, que estudie, sea en una universidad, o en un instituto, incluso en una escuela de oficios, va a estar en mejores condiciones que otro que no lo hace. El esfuerzo a largo plazo vale la pena. La clave hoy es que muchas de las cuestiones que se quieren son inmediatas, como ganar dinero en muy poco tiempo'.
García también se cuestiona: '¿Cuál es el proyecto productivo y de desarrollo que pensamos en los próximos 50 años para que se inserten nuestros jóvenes?', y aporta una respuesta: 'Hay que pensar un sistema educativo que forme habilidades, que dé fortalezas, motivaciones y seguridades para que los jóvenes, en todo caso, asuman carreras que tengan que ver con el lugar en el que queremos poner a la Argentina en el futuro, dentro del concierto económico mundial'.
Finalmente, Ackerman también afirma que esta discusión se hace presente en las aulas, entre docentes y alumnos: 'Está bastante presente, aunque también depende mucho de la voluntad de las y los docentes, más allá de las distintas posiciones políticas, que las hay como en todo ámbito social, tanto de las y los docentes, como las y los estudiantes'. Y acá, el docente introduce la cuestión económica que afecta a los docentes: 'Quiero destacar el esfuerzo que hacen los docentes universitarios para sostener la educación superior y la posibilidad de que los y las pibes y pibas puedan seguir estudiando. La mayoría, por lo menos en Ciencias Sociales, tienen dedicaciones simples o semi-exclusivas, o sea, dan una clase, una comisión, o dos. Entonces se hace muy difícil y tienen que empezar a dar clases en dos o tres lugares. Eso complejiza la preparación y el dictado de las clases, y por supuesto, baja la calidad de la prestación. Cuando estás cansado todo el día y tenés que recorrer media ciudad o irte de Buenos Aires a Lomas, a Lanús, a José C. Paz, o Quilmes, se complica'.
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