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'Tenemos una población con un alto índice de lectura por habitante'

15/09/2025
'Tenemos una población con un alto índice de lectura por habitante'

Así lo considera Sergio Paolini, Socio Gerente del Grupo Editor Gradifco, una empresa editorial de la CABA que está presente en el Tercer Festival del Libro y la Cultura que se llevó a cabo en el Salón de los Espejos de nuestra ciudad. El empresario nos dio detalles de cómo está la actividad en este contexto económico adverso.

 

'Estamos especializados en clásicos, lo que normalmente se llama literatura complementaria, que es lo que leímos en el secundario. Y algunas cosas que les mandan a leer a los estudiantes en los terciarios, o en las carreras de letras', nos dice Sergio, y respecto de la presencia de la editorial en Chacabuco, comenta: 'es la segunda vez que salimos al interior. La primera fue en Mar del Plata y ahora vinimos a esta. Estamos explorando nuevos destinos'. 

-¿Y qué les devuelve el público de estos lugares? Supongo que puede llegar a ser distinto al de Capital…

-El público puede ser distinto, pero el lector no. O sea, más o menos los criterios de elección de los títulos son parecidos. Acá lo que tenemos es más contacto; en Buenos Aires agarran el libro, lo pagan, se lo llevan, y ya está. Acá te preguntan algo, hay un poco más de ida y vuelta.  

-Dicen que nuestro pueblo está considerado, dentro de la región, en Latinoamérica, como uno de los más lectores. ¿Es así?

-Sí, sí, el argentino es uno de los pueblos más lectores. Tenemos una población cuyo índice de lectura por habitante es uno de los más altos de América Latina. Yo te diría de Iberoamérica, con España incluida. Vendemos más libros, de hecho. Los españoles, el 80% de lo que producen es para exportar, no para consumo interno. Nosotros no, el 80% es para el consumo interno.

-¿Podríamos arriesgarnos a decir que el libro debería estar incluido en la Canasta Básica esa con la que miden la inflación? ¿Es una necesidad el libro para los argentinos? 

-Debería ser una necesidad, aunque ningún gobierno lo consideró una necesidad básica. Sí hubo gobiernos que han invertido mucho en libros, mucho. Han comprado y repartido libros, algo que no está pasando ahora. Ahora es como que no les interesamos: es un negocio, arréglense ustedes y ya está. 

-Por supuesto que en una época de economía dura, el consumo cultural es uno de los primeros que se corta… 

-Te voy a contar una pequeñísima anécdota de la última Feria del Libro de Buenos Aires: nosotros teníamos un stand, yo estaba mucho en el stand, y veía cómo venían, especialmente los jóvenes, miraban un libro, miraban el número del stand, lo anotaban en una libreta y se iban. O sea: hacían estudio de mercado para comprar un libro. Y con libros a siete mil pesos, imaginate otro tipo de libros… Daban vueltas, vueltas, y después venían y compraban. Está muy dura la cosa, muy dura. 

-¿Esta política comercial de precios bajos que ustedes implementan es ya una tradición, o lo hacen ahora puntualmente? 

-Nosotros nacimos como editorial para eliminar la fotocopia. Entonces, cualquiera de los libros nuestros sale más barato que hacer la fotocopia. Ese fue el motivo; siempre apostamos a la rotación y no al margen comercial. Nosotros ganamos moviendo mucho, no tenemos un porcentaje grande por cada libro que vendemos. 

-Para hacer un libro hay insumos que son muy costosos. ¿También están dolarizados?

-Casi todo. Porque incluso la materia prima más importante que es el papel que nosotros usamos en el interior, el de las páginas, que es papel nacional, está dolarizado. Entonces cualquier vaivén que haya va al costo. Y todo lo demás es importado: las tintas, la cartulina, todo es importado y va con las fluctuaciones del dólar. Después tenemos otros componentes, como la parte de impuestos y todo eso, que lo puede hacer todavía más caro al libro.

-Así como en el comercio textil, el del calzado, y creo que se da en todos los rubros, está impactando el fenómeno de la importación. ¿Cómo los afecta a ustedes? 

-Para empezar, el principal problema que tiene el libro de producción nacional es que todos los insumos pagan IVA. Bueno, el libro importado no paga IVA, está exento. Entonces ya tenés un 21% a favor del que importa. Y después están los costos, que en casi todos lados, afuera, es más barato que producir acá. Entonces, si al 21% de IVA le sumás que afuera es más barato, las diferencias se hacen grandes. Y después la otra: con esta apertura comercial han roto las cadenas comerciales tradicionales. O sea: la cadena comercial donde vos sos editorial, o sos distribuidor, o sos importador, le vendés a las librerías, y las librerías a su vez le venden al público. Ahora el público tiene la posibilidad -a través de Amazon, o de Mercado Libre, o de cualquier plataforma- de comprar un libro en cualquier parte del mundo y se lo llevan a la casa. Y ese libro no paga impuestos, mientras que el que producimos acá sí. Entonces, tenés provincias en el país en las que el libro paga Ingresos Brutos, el que viene de afuera no. Tenemos una disparidad hasta en la parte impositiva en eso y se transforma en una deslealtad comercial prácticamente.

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