Batallas y traiciones sin tregua

El triunfo electoral desató una tormenta interna en el oficialismo. En un lapso de sólo 14 minutos renunciaron Francos y Catalán y fue designado Adorni como jefe de Gabinete. Además, siete diputados del PRO saltaron a La Libertad Avanza. Los movimientos fulminantes desataron la furia de Macri, quien lamentó el rumbo del Gobierno y criticó la falta de experiencia del reemplazo de Francos. En paralelo, la oposición peronista ahonda sus propias fracturas y Kicillof trata de erigirse como la contracara de Milei.

POR MANUEL BARRIENTOS

En la política ya no hay lugar para las treguas. Ni en el bando de los ganadores, ni entre los perdedores. Renuncias para anticipar desplazamientos, operaciones cruzadas, diputados que saltan de bloque, almuerzos que se transforman en cenas interruptas, cartas que van y que vienen. 

'Equipo que gana no se toca', dice un viejo refrán futbolero. Pero el presidente Javier Milei no tiene problemas en romper con los manuales. Y, más allá de los cambios obligados por las postulaciones de Patricia Bullrich y Luis Petri, se mostró dispuesto a hacer cirugía mayor. En el más alto nivel de la pirámide del Ejecutivo. Se fueron dos espadas con los cargos institucionales y políticos más importantes: el jefe de gabinete Guillermo Francos y, en efecto dominó, el ministro del Interior, Lisandro Catalán, que duró 47 días en su cargo.

Luego del triunfo del último domingo (sí, sólo pasaron siete días), Milei había conseguido una foto impactante con 19 gobernadores y el jefe de Gobierno porteño. Sólo habían quedado afuera cuatro, entre ellos, el mandatario de la provincia más grande: el bonaerense Axel Kicillof. También había acordado comer unas milanesas con su aliado local más relevante, el ex presidente Mauricio Macri. Pero nada dura nada. Sacudió el tablero. Y se vivieron 24 horas frenéticas.

El viernes a la hora del té, siete diputados nacionales anunciaron que rompían con el PRO y saltaban a La Libertad Avanza. La mayoría de ellos ya venían jugando con Bullrich. El timing fue mortífero. El almuerzo entre Milei y Macri se había postergado para la cena; pero a la hora en que el chofer del ex presidente cargaba nafta para llevarlo a Olivos, la traición ya estaba consumada. Y notificada de manera pública. El líder amarillo llegó debilitado al encuentro. Si pensaba que eso era todo, se equivocó. Estaban por arrancar con la entrada, cuando Francos anunció en X, a las 21.11 del viernes, su renuncia a la Jefatura de Gabinete. Se iba quien había gestado la cita fallida.

El gesto del político más experimentado del Ejecutivo nacional sólo buscó anticiparse a su eyección. Sabía que tenía el boleto picado. Desde la semana anterior las tropas libertarias venían lanzando operaciones para provocar su salida. Filtraron que había tenido unas 50 reuniones con enviados chinos, en el marco de un Gobierno que concentró toda la política exterior en el alineamiento con la administración de Donald Trump. También dijeron que Francos le había dicho al Presidente que su familia le pedía que dejara el cargo. En el entorno mileísta entendieron que quería cubrirse ante una eventual derrota en las elecciones del domingo último (sí, pasaron sólo siete días). Guillermo cantó 'tantas veces me mataron, tantas veces me morí / sin embargo, estoy aquí, resucitando'. Pero su salida fue fulminante. Tal vez resucite, pero no ahora. Cuatro minutos después de su posteo (a las 21.15), la Oficina del Presidente comunicó la designación del reemplazante: Manuel Adorni. Quien en ese instante convirtió el cargo de legislador porteño -que debería asumir el 10 de diciembre- en una candidatura testimonial. O no. Porque falta un montón para esa fecha. Para seguir con la saga, Catalán avisó que se iba de la cartera del Interior a las 21.25. Todo pasó en 14 minutos.

Si bien a la salida del encuentro en Olivos, Macri dejó una cara que mezclaba enojo y perplejidad, se tomó unas 20 horas para transformar ese rictus en palabras. El sábado a la tardecita escribió en X que la intención principal de la cena era reflexionar sobre el mejor camino para fortalecer los equipos y preparar la gestión para esta segunda etapa, pero lamentablemente, no se había logrado un consenso. También dijo que la salida de una figura de 'la capacidad y el equilibrio' como Guillermo Francos para ser reemplazado por 'alguien sin experiencia' (en un dardo a Adorni), no parecía ser en absoluto una buena noticia. De hecho, reconoció que le había sugerido al Presidente que existía la opción de sustituir a Francos con otra persona idónea de su propio equipo, alguien con un perfil más técnico y mayor aptitud para la conducción y coordinación de equipos, mencionando a Horacio Marín, actual presidente de YPF. En los últimos párrafos, dejaba frases aún más duras:  'A esta decisión a mi juicio desacertada, se suma la falta de resolución de las conocidas disputas internas del gobierno, claves en la hoja de ruta del futuro. Lamento esta situación porque, tras el esfuerzo realizado, la revalidación de la gente en las urnas y el apoyo inédito de Estados Unidos, el país se encuentra frente a una oportunidad histórica que no puede desaprovechar'.

Si el Gobierno tiene sus duras internas, el peronismo decidió ahondar las suyas. La ex presidenta Cristina Kirchner publicó una carta en la que le achacó a Kicillof el 'error político' que representó el desdoblamiento de las elecciones. Aunque cerró su largo escrito con una línea final que abre algún matiz: 'Sigo sosteniendo el valor de la unidad como instrumento político de construcción'. El gobernador bonaerense, mientras tanto, parece dispuesto a no profundizar las tensiones. El viernes reunió a los 40 intendentes del Movimiento Derecho al Futuro para mostrar músculo político, pero mantiene a los funcionarios kirchneristas en su gabinete. Y aprovechó su exclusión del encuentro de Milei con los gobernadores para polarizar con el Presidente. 'Su política está destruyendo el tejido social y productivo de la Argentina. Por eso le pido que escuche, que corrija', señaló.