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Braulio de Miguel, detective del tiempo

05/08/2025
Braulio de Miguel, detective del tiempo

Coleccionista y amante de la historia, ha logrado revolucionar las redes sociales con fotografías que revelan distintos aspectos de la vida de nuestra ciudad.

Desde un almacén antiguo hasta el rostro de un vecino en blanco y negro, la historia de Chacabuco cobra vida a través de las fotografías que colecciona Braulio de Miguel y publica en sus redes sociales. Este historiador amateur se ha convertido en un guardián del pasado de la ciudad, dedicando su tiempo a recuperar, ordenar y difundir un archivo visual que narra la evolución de un lugar y su gente.

Su interés por la historia se remonta a su infancia, cuando ya atesoraba fotografías y objetos que contaban relatos. Antes de volcarse de lleno a bucear en la memoria de Chacabuco, ya había creado galerías temáticas, desde una sobre motos de los años 80 y 90, hasta un minucioso registro del arbolado público de la ciudad. 'La historia es algo que siempre me interesó, siempre guardaba fotos y coleccionaba distintas cosas', comenta Braulio, en un descanso breve entre sus múltiples trabajos, sea en el lavadero de autos, el mantenimiento de árboles o la limpieza de tapicería.

Fue en 2017 cuando decidió enfocar su pasión en la historia local. La pandemia, con su aislamiento forzado, se convirtió en una oportunidad para ordenar todo el material fotográfico que había acumulado para darle difusión a través de las redes sociales. Lo que comenzó con las fotos que ya había atesorado se transformó en una búsqueda constante y apasionada.

 

Braulio es un detective del tiempo. "Arranqué con fotos que yo tenía guardadas y después comencé a pedirles a distintos vecinos", explica. Su tarea no se limita a sentarse y esperar que las imágenes lleguen a él. Va a los clubes, a las instituciones y a las casas de los vecinos, parando a la gente en la calle y preguntando con curiosidad. "Siempre me las rebusco para conseguir materiales", confiesa.

 

El diálogo con la gente es una parte fundamental de su trabajo. Braulio se sienta a conversar, especialmente con los vecinos mayores, muchos de los cuales ya no están. Les muestra las fotos que ha conseguido y les pide ayuda para identificar a las personas, precisar fechas y reconocer lugares. Su archivo es un trabajo colaborativo, un rompecabezas que arma con la memoria colectiva de la comunidad.

 

A pesar del enorme archivo que ha logrado construir, Braulio sabe que la búsqueda está lejos de terminar. "Hay millones de fotos que me faltan conseguir, algunas que ya tengo pedidas, otras que ya me han prometido", asegura. Pero cada nueva imagen es un descubrimiento que lo motiva a seguir. "Cada foto que voy sumando al archivo no deja de sorprenderme. Hay lugares que no tenía vistos, o personas en situaciones que no imaginaba. Y no dejan de aparecer fotos de la nada", relata.

 

La pasión de Braulio por la historia de Chacabuco está profundamente ligada a su amor por la ciudad. "Para mí Chacabuco es todo, es lo mejor. Acá nací, acá estudié, acá está mi trabajo y mi familia", afirma con emoción. Y esa conexión personal es lo que impulsa su incansable labor de rescatar y preservar la historia visual de la ciudad. Su trabajo es un regalo para el presente y el futuro, un puente entre las generaciones que han construido y siguen construyendo la identidad de Chacabuco.

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