Cantor tanguero, cineasta y trotamundos

Cuando siendo aún adolescente Ángel Cardenas dejó Chacabuco tenía dos berretines: ser actor y cantor. Ambos objetivos pudo cumplirlos con creces y cuando lo encontró la muerte, un 4 de diciembre de 2005, contaba con una amplia trayectoria y un reconocimiento en la comunidad artística, sobre todo la tanguera, que aún perdura.
Su nacimiento fue en nuestra ciudad el 18 de julio de 1927. Hijo de Ángel y Dominga, su verdadero nombre fue Ángel Bártoli. 'Su buena voz, su cultura, su delicado fraseo y su expresividad fueron las condiciones destacables de este querido amigo. También su personalidad alegre y a veces díscola, sus broncas y sus berretines', escribió en una semblanza que realizó de Cárdenas el escritor y cantor Abel Palermo.
Ya en Buenos Aires, el chacabuquense se dedicó a estudiar y tuvo a Alberto Ginastera y Roberto Grela entre sus maestros de canto, guitarra y armonía, y a Antonio Cunill Cabanillas como profesor de artes escénicas.
A principios de los '40, recomendado por quien sería su padrino artístico, el cantor uruguayo Néstor Feria, debutó en una compañía teatral dirigida por Alberto Vaccarezza y Raúl De Los Hoyos. Su papel consistía en interpretar dos temas, 'El carrerito' y 'El poncho del amor'.
Ese fue el punto inicial de su carrera, con repertorio que inicialmente estuvo dedicado al tango y a canciones de folclore sureño. Cuentan las crónicas que en esa época se destacaron sus actuaciones en Radio Splendid y en la confitería La Querencia, de la Avenida de Mayo.
A partir de 1945, y después de algunas giras por el interior del país, ingresó como empleado en la compañía cinematográfica Emelco, donde iniciaría su trayectoria como actor. También le gustaba estar detrás de las cámaras. Así fue cómo, en los años siguientes, convocado por el director León Klimovsky, fue asistente de dirección en las películas 'Las campanas de Santa Teresa' y 'Se llamaba Carlos Gardel'.
Así, hacia finales de la década de los '40, en su faceta de actor, trabajó bajo las órdenes de directores como Mario Soffici, Fernando Ayala y Hugo Fregonese, para quienes actuó, entre otras, en las películas 'Juvenilia', 'Cuando en el cielo pasen lista' y 'Barrio gris'. Igualmente, su mayor protagonismo lo tuvo con el director Armando Bo y la actriz Isabel Sarli, con quienes trabajó -interpretando canciones- en las películas 'Sabaleros' y 'Los días calientes'. Luego de eso, el cantor emigró a los Estados Unidos.
A principios de 1956, a raíz de la desvinculación de Carlos Olmedo, Aníbal Troilo, por recomendación del pianista Osvaldo Manzi, lo convocó para cantar en su orquesta. El encuentro se dio a través de una cena en la que, además de Pichuco y Ángel, se encontraban Alberto Marino y Edmundo Rivero.
'Recuerdo que comí como un desaforado, porque Zita, la mujer del Gordo, cocinó unos riñoncitos al arroz que estaban deliciosos. Después Troilo me invitó a cantar. Canté desde la diez de la noche hasta las cuatro de la mañana. ¡Nunca canté tanto en mi vida!', recordaba Cárdenas, que esa noche acordó con Troilo el ingreso a la orquesta, a la que luego también se sumaría Roberto Goyeneche.
El 18 de julio de 1956 registró su primera grabación en el sello TK con el tango 'Quién'. En esta etapa, sus mejores grabaciones junto a Pichuco fueron la milonga 'Chuzas', 'Vamos, vamos, zaino viejo', 'Callejón' y 'Qué risa'. Al año siguiente, Troilo regresó a su primer sello, Odeón, y Cárdenas grabó con la orquesta del Gordo ocho temas solo y tres a dúo con El Polaco Goyeneche. De esa época quedaron en la historia sus versiones de 'La última', de la que escribió la letra, y 'Te llaman malevo', de Homero Expósito.
Al comenzar 1960 Ángel se alejó de la orquesta, siendo suplantado por breve tiempo por Jorge Casal y luego, en forma definitiva, por Elba Berón. En esa nueva etapa armó su propio conjunto, dirigido por Ernesto 'Tití' Rossi, iniciando una serie de giras que comenzaron en la Argentina y continuaron en Centroamérica, para finalmente recalar en los Estados Unidos. Allí Cárdenas se quedó un tiempo prolongado, durante el cual, además de presentarse en distintos escenarios y universidades, pudo desarrollar su vocación actoral y, sobre todo, cinematográfica.
'En Estados Unidos trabajé como editor, traductor y compaginador. También estudié en el Actor's Studio, donde Robert De Niro y Dustin Hoffman se divertían con mi forma distinta de hablar", recordaba Ángel, que en una entrevista con La Nación también relató una anécdota ocurrida muchos años antes, cuando cantó para Juan Domingo y Eva Perón en España. 'El general me pedía que le llevara jamón de Buenos Aires, pero que no dijera que era para él, porque tenía miedo de que lo envenenaran", contaba, además de guardar como un tesoro el recuerdo de las canciones que alguna vez le dedicó a Indira Gandhi en el Central Park de Nueva York y de las visitas que junto a Atahualpa Yupanqui le hacían a Edith Piaf en París.
Ya de regreso a la Argentina, quiso volcar su experiencia cinematográfica y en 1970 se dio el gusto de rodar en Chacabuco una película producida y dirigida por él, que también era autor del guión. El film se tituló 'Una cabaña en la pampa' y tenía como protagonistas principales a los actores Cristina Lemercier y Ubaldo Martínez. La historia estaba referida a un médico rural y su lucha por tratar de descubrir las causas del Mal de los Rastrojos.
En los años y décadas siguientes la vida de Ángel Cárdenas continuó dedicada a las actuaciones y las giras tangueras por todo el mundo. También se abocó a la composición, lo cual quedó volcado en la musicalización de la letra de Jorge Luis Borges 'Milonga del forastero' y de Atahualpa Yupanqui en la milonga 'Cosas de uno' y el tango 'Cantor de fonda'.
A eso se sumaron los numerosos tangos que compuso durante su vida, como 'Entre tangos y milongas', 'Aquel amor lejano', 'Frente a frente con la vida' y 'Lejos, muy lejos', así como los valses 'Nube errante', 'Justo ahora, corazón' y 'Por nuestros caminos', y las milongas 'Milongueando', 'Trasnochado trovador' y 'Morena y candombera'.
El 4 de diciembre de 2005 Ángel Cardenas falleció en su departamento del barrio de Congreso, en Buenos Aires, luego de una presentación que había tenido en el bar Tuñón. Al día siguiente, sus restos fueron trasladados a Chacabuco y desde ese momento descansan en el cementerio local.
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