Celebrar y planificar

Chacabuco cumplirá 160 años de su fundación el próximo 5 de agosto. Es un hito que nos invita a reflexionar sobre la historia y el presente de nuestra comunidad. Desde aquellos años que éramos tierra, viento y soledad, o un conjunto de estacas que dividían grandes campos deshabitados, y causaban la mofa de quienes hablaban de estas tierras, en el último siglo y medio la ciudad ha tenido un crecimiento constante, sin prisa pero sin pausa, impulsado por el esfuerzo y el empuje de sus habitantes. Nacida en el corazón de la pampa húmeda, floreció gracias al trabajo de generaciones de agricultores y ganaderos que hicieron de esta tierra un motor de producción. Estas llanuras fueron y son fuente de sustento, y la reinversión y las innovaciones tecnológicas nos transformaron en una de las zonas líderes del desarrollo agroindustrial. Pero también es el lugar donde se forjó nuestra identidad, con una historia social, deportiva y cultural que se ha destacado en toda la región. Celebrar los 160 años de Chacabuco es celebrar a cada uno de sus vecinas y vecinos. A quienes ya no están. Es honrar a los pioneros que sentaron las bases, a cada laburante que se levanta a la mañana para ganarse el pan. Y a las pibas y pibes que pueblan las escuelas. Con avances y momentos de dolor y retroceso, la historia nos debe inspirar a trabajar por el futuro de la ciudad. El desarrollo de un polo universitario es, sin dudas, una gran oportunidad para contar con las mejores herramientas para proyectar lo que viene. Y, en especial, para planificar lo queremos legar a las nuevas generaciones de chacabuquenses. ¡Felices 160 años, Chacabuco!
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