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El camino al genocidio

19/08/2025
El camino al genocidio

Por Marcelo Chata García

 

Desde el retiro de Gran Bretaña, en 1947, y la partición realizada por Naciones Unidas para crear el Estado de Israel, las tenciones con los países árabes fueron en aumento. La idea sionista de un Estado judío fomentó la expulsión de la mayoría palestina que habitaba esos territorios y la destrucción de sus aldeas. La población palestina quedó dividida en 4: los que pudieron permanecer dentro de Israel -con derechos civiles limitados-; los que fueron a parar a campos de refugiados; la diáspora, que se instaló en el exterior; y quienes se quedaron en los territorios de Gaza y Cisjordania que debían pasar a conformar el Estado Palestino.

En 1967, Israel triunfo en la Guerra de los Seis Días sobre Egipto, que controlaba Franja de Gaza, y Jordania, que hacía lo propio con Cisjordania, pasando a ser estos Territorios Ocupados (TO) por el ejército israelí. A partir de allí, Israel comienza a administrarlos. Para algunos, esa administración favoreció a la economía palestina, mejorando la infraestructura, fomentando mejoras en los cultivos, incorporando palestinos a la fuerza de trabajo en Israel y financiando servicios de salud y educativos.

Otros apuntan que se trató de una estrategia para hacer aceptable la ocupación, pero no exenta de contradicciones. Los trabajadores palestinos en Israel tenían menores salarios y carecían de garantías laborales. Los contenidos educativos eran censurados si divulgaban la identidad nacional. Se expandieron los asentamientos judíos que iban apropiándose de las mejores tierras. Israel controlaba los recursos eléctricos e hídricos, además ejercía el poder de prohibir la circulación dentro de los territorios y hacia el extranjero. Todo eso generaba una economía dependiente, que tras algunos años de crecimiento mostró su incapacidad de desarrollarse.

En 1987 estalla la primera Intifada, una rebelión popular que inició con la muerte de unos trabajadores del campo de refugiados Jabalya cuando volvían de Israel. Ese fue el detonante, lo que vino después sólo puede entenderse en la acumulación de tensiones y humillaciones que vivía la población. 'La resistencia palestina -sostiene Neve Gordon en La ocupación israelí, 2018- que había sido intermitente y local, se volvió constante, extendiéndose geográficamente por todos los TO e incorporando más y más personas.' La respuesta israelí fue contundente, tras cinco años de protestas, 1042 palestinos habían sido asesinados por fuerzas de seguridad o milicias de colonos. Las restricciones para circular fueron más estrictas, las deportaciones aumentaron y las destrucciones de casas de militantes, como forma de adoctrinamiento, se hicieron más frecuentes.

El resultado fue una precarización en los TO, pero visualizó las condiciones de la dominación israelita en el plano internacional, incluso para muchos ciudadanos judíos críticos con las políticas de su gobierno. La salida fueron los tratados de Oslo, en 1993, donde se reconoció una Autoridad Palestina (AP) que de ahí en más sería la encargada de administrar los TO. Israel 'terceriza' así la administración, pero no reconocía un Estado autónomo ni retiraba sus asentamientos, ni el control de los caminos y los recursos, ni los permisos para trasladarse. La AP tenía que brindar servicios de seguridad, salud y educación en una economía ahogada y sin libertad de acción. La corrupción produjo un vacío de poder. Eso permitió el ascenso de una organización que brindaba asistencia social y un discurso unificador: Hamas.

En el 2000, con la segunda Intifada, la violencia fue en aumento, y también la separación entre la población palestina y sus tierras ocupadas por colonos israelíes. Las dificultades para movilizarse y la construcción de extensos muros y vallas para proteger los asentamientos convirtieron las ciudades palestinas en guetos o cárceles.

Como respuesta a la masacre del 8 de octubre de 2023 perpetuada por Hamas, Israel comenzó un genocidio. Las familias huyen de ciudades destruidas, niños y niñas mueren por desnutrición o por la violencia, se prohíbe pasar ayuda humanitaria, se destruyen hospitales y se impide trabajar al periodismo para que no se divulguen las imágenes de la crueldad. Del principio de administración que primó en 1967, y el principio de separación que se instaló en los '90 con la primera Intifada, sobrevino el principio de eliminación.  Si no se actúa correctamente, la violencia siempre va en aumento. La reacción internacional es tibia. Nuestro gobierno, aliado de Benjamín Netanyahu.

 

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