El Dólar no está atrasado. Hay PyMEs que se funden y desempleo a la vista.

Discusiones pírricas contra realidades de carne y hueso.

Mucho se habla y escribe sobre si el valor del dólar está mejor o peor respecto de otras economías u otros momentos de la historia. Es muy válido y quizás uno de los temas centrales de definición sobre qué estructura económica debamos adaptar como Nación así como el posicionamiento global. Sin embargo, los ribetes de la discusión opacan los efectos concretos que está sufriendo una parte de la economía, que hasta ahora y por algunos años más será mayoritaria en generación de empleo.  

El equilibrio parcial actual de la macro, atrasado o no, está agobiando la microeconomía de sectores industriales y del comercio que enfrentan inflación de costos en dólares creciente (sueldos y energía principalmente) y con una demanda por parte del público que no repunta y dificultades para exportar. Resultado, el mercado interno es más chico, se achican las ganancias canibalizando el mercado y desaparecen los más débiles.

¿Cuál es el discurso oficial? La economía cambia de régimen, y los sectores que no puedan mejorar su eficiencia (algo muy cierto) desaparecerán y crecerán los sectores más competitivos generando una movilidad (palabra clave) de los recursos desde los sectores que cierran a los que levantan. De la industria a Vaca Muerta. Del comercio a los servicios. 

El lugar de llegada pensado como una economía moderna y muy integrada al mundo (un Singapur o Australia) entusiasma a cualquiera, pero el trance es canalla con al menos dos generaciones de argentinos.
¿No hay otro camino para llegar a Roma?

Julian Ramundo
Contador Público
Consultor Independiente