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El éxodo del extractivismo

18/11/2025
El éxodo del extractivismo

Como un goteo, la población se traslada al oeste cordillerano.  Surgen historias de profesionales, técnicos o familias que buscan trabajo en las provincias mineras o gasíferas.  Cada vez que las élites modifican el modelo de desarrollo, el resto de la sociedad -salvo que cuente con algún plan alternativo- debe adaptarse, cada quien por su cuenta, a las nuevas circunstancias.  Así pasó cuando nacía la patria; entonces, el centro económico de la colonia era Potosí, y las provincias norteñas las más densamente pobladas y productivas.  Pero el modelo agroexportador fue atrayendo trabajadores a la región pampeana, en un primer momento de manera menos llamativa que las migraciones europeas.  La industrialización, luego, arrastraría a la gente del campo a la ciudad.  Hasta que la liquidación industrial, que impuso el neoliberalismo desde la última dictadura, sumiera en la precariedad a los cordones urbanos.  ¿Qué promesas y riesgos presenta ahora el modelo de desarrollo extractivista?

Una economía extractivista es aquella que reproduce el capital mediante la extracción de minerales, petróleo, gas y otros productos de la naturaleza.  Elementos que no se recuperan y con procesos que contienen altos riesgos ambientales: contaminación de agua, destrucción del paisaje turístico, desplazamiento de poblaciones, afectación de la fauna, la flora y las producciones locales.  Es una industria que requiere racionalidad y fuertes controles.

Para las élites económicas, el litio, el cobre, los hidrocarburos de Vaca Muerta, representan la oportunidad de superar la restricción externa que afecta al modelo de acumulación financiera impuesto desde mediados de los '70.  La restricción externa es la falta de divisas internacionales suficientes para cubrir la demanda de los actores económicos locales.  Esa insuficiencia genera que periódicamente empresas, ahorristas, viajeros e importadores presionen sobre la cotización del dólar, devaluando el peso argentino.  A su vez, esa devaluación impulsa la inflación.  

En los '70, se creyó que, sacándose de encima los sectores industriales no competitivos -que consumían divisas que generaba el campo-, se podía generar un ahorro para sostener los negocios financieros -la bicicleta-.  Sin embargo, a pesar del préstamo que recibió el Golpe Militar del FMI, el resultado fue: inflación, devaluación, caída de la producción industrial, aumento del desempleo, crecimiento de la deuda externa pública y privada.  En los '90 se apostó a la privatización de las empresas estatales y la baja del gasto público.  Una vez pasados los años de inversión, el resultado fue aún más trágico.  El sector exportador no producía dólares suficientes para cubrir la cantidad de dólares que salían de la economía argentina hacia el colchón o la fuga de capitales.

Luis Caputo no lo deja de repetir: el sector minero y Vaca Muerta van a producir dos o tres veces más dólares que el agro pampeano.  Abre un horizonte de carry trade de largo plazo, destinado a especuladores.  Para atraer los capitales necesarios, el gobierno estableció el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) que da beneficios fiscales, aduaneros y cambiarios.  No incentiva una cadena de valor local que favorezca la producción industrial, ni asegura retener ganancias para su reinversión, ni precios ventajosos de energía e insumos para nuestros productores.  No está vinculado a ningún plan más amplio de desarrollo soberano.

Gustavo García Zanotti, en 'Capital en fuga' (2025), cuenta cómo se financian algunos proyectos en Vaca Muerta: '…una filial ubicada en una guarida fiscal otorga un crédito a la empresa que realiza la inversión en la Argentina, la cual, en el futuro, deberá devolver capital más intereses.  La ganancia financiera obtenida por la filial en la respectiva guarida fiscal se traduce en una pérdida contable para la empresa operativa en Argentina.  Debido a estos costos financieros, la firma con actividad petrolera generará menos ganancias, lo que redundará en una merma en los impuestos a pagar en Argentina.' (p.93)

El tratado comercial con EE.UU., las reformas laboral e impositiva parecieran ir en el mismo sentido: no sólo la obtención de más ganancias y menos distribución (por impuestos, por contratación local o por salario), sino tener más facilidades para retirar esa ganancia hacia otros destinos.  Por lo tanto, a menos que los sectores populares generen un proyecto alternativo que permita un aprovechamiento más equitativo, diversificado y ambientalmente viable del modelo extractivista, estaremos frente a un cambio demográfico y una intensificación de la estructura regresiva en la sociedad.

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