El frustrado proyecto del tranvía a Chivilcoy

HISTORIAS
En el año 1906 era motivo de comentarios en Chacabuco la inminente instalación de una fábrica de ladrillos, cerámicas y materiales para la construcción. Al frente del proyecto se hallaba un señor llamado Carlos Hoff, que no sólo anunciaba la puesta en marcha de la empresa, que iba a llamarse La Industrial del Oeste, sino también el trazado de una línea de 'tramways' (tranvía) que uniría nuestra ciudad con Chivilcoy. Con ese fin, el 16 de junio de ese año presentó al Concejo Deliberante el pedido de autorización para comenzar con las obras férreas.
El proyecto no era original. Ya en 1872 el empresario Esteban Risso había recibido la autorización para construir un ramal ferroviario entre ambas localidades. Luego, en 1877, presentaron una iniciativa en el mismo sentido los diputados Ataliva Roca y Agustín Vidal.
El pedido de La Industrial del Oeste fue trasladado por el Concejo Deliberante de Chacabuco al Departamento de Ingenieros del Ministerio de Obras Públicas bonaerense. Al parecer, la cartera bonaerense se expidió en forma positiva, pues el 14 de julio de 1907 dieron comienzo las obras.
El hecho no pasó inadvertido en la comunidad. Por el contrario, un periódico de la época lo denominó 'La fiesta del progreso'. Además, en la noche previa había llegado a Chacabuco, por el tren de la línea Pacífico, una formación especial en el que viajaron invitados especiales, entre autoridades, corresponsales de medios periodísticos, como la revista Caras y Caretas, y hasta el mencionado Carlos Hoff. También llegaron conspicuos representantes de localidades vecinas.
El comienzo de la obra fue celebrado con un multitudinario almuerzo en el que se compartió asado con cuero. Previo a ello hubo una ceremonia oficial en la que hablaron el ingeniero Walter Kung en nombre de la empresa, el intendente municipal Cirilo Sangiani y Rodolfo Elizalde, en representación de la comisión administradora local. También brindó un mensaje, como portavoz del periodismo nacional, Juan Carlos Fernández, secretario del Círculo de la Prensa.
La ceremonia incluyó el descubrimiento de una piedra fundamental, de la que fueron padrinos don Edmundo Perkins y la señora Benedicta C. de Del Villar.
La estación del ferrocarril económico iba a construirse en la quinta 663, situada al sur de la planta urbana de Chacabuco, a poca distancia del Hospital Municipal. Desde ese lugar iban a partir las vías de trocha angosta, de un metro de ancho, en un trazado que llegaría hasta la avenida Solís y desde allí se dirigiría con rumbo sudeste rumbo a Chivilcoy.
Para solventar los trabajos se había logrado el concurso de numerosos aportantes de Chacabuco, como accionistas del emprendimiento. El entusiasmo inicial trocó en poco tiempo en escepticismo y ya a comienzos de 1908 el periódico El Mentor informaba sobre la suspensión de las obras.?Además, comentarios que corrían por el pueblo aludían a que todo podría tratarse de un vulgar negociado.
Las alarmas se habían encendido pocas semanas antes, cuando se supo que había sido disuelta una cuadrilla de ocho peones que trabajaba en el trazado de la conocida como 'línea agrícola'. En tanto, en los campamentos quedaban unos pocos rieles y algunos ladrillos que se habían acopiado para construir la estación: todo lo demás había sido vendido.
El mismo periódico informó que las acciones que esperanzados vecinos habían adquirido a 100 pesos, en 1908 se ofrecían sólo a 40.
'Todos estos indicios parecen confirmar la presunción de que la bancarrota de La Industrial del Oeste era una realidad inevitable', escribió el profesor Oscar Melli al recordar esta frustrada historia que, poco años después, sólo quedaba en la memoria de quienes, de buena fe, habían puesto plata en un proyecto que nunca se concretó.
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