El Intendente de la recuperación democrática

La recuperación democrática en Chacabuco tuvo como figura central a Osvaldo Rodrigo, que fue el intendente que asumió al frente del Municipio el 10 de diciembre de 1983, luego de más de siete largos y oscuros años de dictadura. Su llegada a la Intendencia fue parte de una extensa trayectoria de militancia en la Unión Cívica Radical, la cual comenzó siendo aún adolescente, cuando el hoy más que centenario partido era liderado por caudillos como Apolinario Tonelli o, más tarde, don Julio Echegaray.

Hijo de padres comerciantes, Osvaldo había nacido en un hogar de la primera cuadra de la calle Moreno. Al terminar sus estudios secundarios se instaló en Buenos Aires, de donde regresó años después con el título de abogado bajo el brazo.

Enseguida se reincorporó al Comité Alem y en las elecciones de 1963 fue uno de los nueve concejales que sumó la Unión Cívica Radical del Pueblo. En esos mismos comicios, Arturo Umberto Illia había sido elegido presidente de la Nación y Antonio Ponce de León Intendente de Chacabuco.

Todos esos mandatos quedaron truncos por el golpe de Onganía de 1966, pero para Rodrigo habría un segundo paso por el cuerpo deliberativo. Ello sucedió en 1973, cuando la UCR perdió por algo más de 1.500 votos ante el Frejuli, que logró colocar como intendente a Osmar Juan Granados.

Como había sucedido en 1966, ese mandato también se cortó abruptamente  en 1976, con la llegada al poder de la dictadura más sanguinaria que haya conocido el país. En los años siguientes, Rodrigo siguió haciendo política, pero de manera más oculta, mientras le daba rienda suelta a otra de sus pasiones, el periodismo, a través de un periódico, llamado La Ciudad, que salió a la calle allá por 1979 y se mantuvo por casi dos años.

El 30 de octubre de 1983, y luego de superar un proceso interno en la UCR, fue el triunfador en las elecciones a intendente de Chacabuco, en las que se impuso por 12.439 votos contra 9.410 al candidato justicialista Granados.

Comenzaba así la etapa de la recuperación democrática, en una Argentina que amanecía luego de una larga noche signada por la muerte y las desapariciones. También por los problemas económicos, a los que Chacabuco no era ajeno. Tan así era, que durante todo 1984 Rodrigo y sus funcionarios, así como los concejales radicales, no percibieron sus haberes. En tal situación, en un hecho que llegó a la prensa nacional, el Intendente decidió cerrar la Municipalidad ante la falta de respuestas del gobernador Alejandro Armendáriz, de su propio partido, a los pedidos de asistencia realizados.

La gestión de Rodrigo se caracterizó por haber hecho mucha inversión en infraestructura, en la mayoría de los casos con recursos provenientes de un poderoso Fondo de Obra Pública que él mismo ideó y puso en marcha. En 1987 le entregó el Municipio a su sucesor, Mario Lalla, para asumir una banca como diputado nacional. Finalizaba así un período de cuyo comienzo, en 1983, hoy se cumplen 40 años.