El lunes arranco la dieta

Por Mariano Rato 

Cada lunes se convierte en la excusa perfecta para prometer un nuevo comienzo, una oportunidad para reiniciar hábitos y corregir errores del pasado. Sin embargo, muchas veces esta iniciativa surge de presiones sociales y de una cultura obsesionada con la delgadez, en la que algunos miden su valor personal por el número que devuelve la balanza.

Desde la perspectiva psicológica, las dietas estrictas pueden ser una trampa. La idea del 'nuevo comienzo' invita a lanzarse a planes de alimentación que prometen resultados rápidos y milagrosos, pero que, en realidad, generan ciclos de restricción y compulsión. Esto se refleja en tres tipos de dietas que parecen repetirse sin cesar y que, a la larga, terminan fomentando el comportamiento de comer de forma compulsiva.

El primer tipo son las dietas restrictivas en calorías, que implican eliminar casi por completo ciertos alimentos. Al privar al organismo de nutrientes esenciales, se genera una sensación constante de hambre, lo que puede desembocar en episodios de ingesta descontrolada.

El segundo tipo son las dietas basadas en ayunos prolongados. La promesa de 'desintoxicar' el cuerpo o 'resetear' el metabolismo resulta atractiva, pero pasar largos períodos sin comer puede provocar una respuesta compensatoria, haciendo que, al final, se coma en exceso para reponer la energía perdida.

Finalmente, están las dietas que eliminan calorías de forma específica, es decir, aquellas en las que se prohíben ciertos macronutrientes, como las grasas o los carbohidratos. Estas restricciones pueden transformar lo 'prohibido' en un objeto de obsesión, llevando a un ciclo de atracones seguidos de sentimientos de culpa y frustración.

Esta tendencia se ve alimentada por una avalancha de mensajes en redes sociales y por quienes, con fórmulas simplistas y casi mágicas, ofrecen planes de dieta para alcanzar objetivos superficiales e inalcanzables. Es importante recordar que la salud no se mide únicamente en kilos o centímetros, y que cada cuerpo es único.

Adoptar un enfoque saludable implica más que empezar una dieta el lunes. Se trata de comprender nuestras necesidades, de escuchar a nuestro cuerpo y de construir hábitos que perduren en el tiempo. Un cambio genuino surge del compromiso personal y de la capacidad de disfrutar de la comida sin culpa. La próxima vez que sientas la tentación de iniciar una dieta extrema, detente un momento y recuerda que lo verdaderamente importante es el bienestar integral, no la ilusión de un cambio instantáneo.

Porque, al final, la verdadera transformación comienza cuando dejamos de perseguir ideales inalcanzables y empezamos a valorar lo que realmente nos hace sentir bien.

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