El mínimo más mínimo
El Salario Mínimo, Vital y Móvil de la Argentina ($322.200 o $226 dólares) es el más bajo de la región, incluso detrás de Paraguay ($411) y Bolivia ($395). Este derrumbe muestra la pérdida de poder adquisitivo de las familias. Desde la devaluación de diciembre de 2023, el SMVM perdió un 34% real y hoy es inferior al de 2001. El ajuste se siente en el alquiler impagable y el creciente endeudamiento.
Por Manuel Barrientos
La Argentina tiene el salario mínimo más bajo de toda la región. El dato proviene de la medición del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), un espejo que muestra la brutalidad del ajuste que pesa sobre la espalda de los trabajadores. Estos números no deben verse con la frialdad de una tabla de Excel: son la medida del del alquiler impagable, del creciente endeudamiento familiar, del futuro que se posterga.
Con un valor equivalente a 226 dólares, el país que se enorgullecía de ser uno de los más igualitarios del continente se ha desbarrancado hasta quedar por debajo de economías históricamente más modestas. El Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) argentino es aplastado por los 411 dólares de Paraguay o los 395 dólares de Bolivia. Los números desnudan la precariedad laboral de nuestro país.
Hoy el SMVM en Argentina es de $322.200 para trabajadores con jornada completa, mientras que el valor por hora para jornalizados es de $1.610. Estos montos se mantuvieron sin cambios en noviembre de 2025 y la próxima actualización será definida por el Consejo del Salario, convocado para finales de mes.
El mapa regional muestra una realidad desoladora. Mientras Costa Rica se erige como el líder del ranking, con 729 dólares de salario mínimo, y Uruguay le sigue los pasos con 593 dólares, Argentina se encuentra al final de la tabla. Incluso Chile (567 dólares) y Ecuador (470 dólares) mantienen una distancia sideral que marca la profundidad de la crisis de poder adquisitivo local.
Según un informe de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, el SMVM retrocedió un 2% en septiembre, consolidando un tobogán de caídas consecutivas que se inició en julio (-0,5%) y se profundizó en agosto.
Pero la verdadera herida se abrió con la brutal devaluación de diciembre de 2023, cuando el salario mínimo se desplomó un estrepitoso 15%, seguido de una caída del 17% en enero de 2024. Entre noviembre de 2023 y septiembre de 2025, el SMVM ha perdido 34% en términos reales. Solo en lo que va de 2025, la sangría suma un 5,6%.
El valor real del SMVM en septiembre de 2025 es inferior al de 2001, sí, ese 2001, previo al colapso de la convertibilidad. Y es 63% menor al pico histórico de la serie, registrado en el ya lejano septiembre de 2011.
Este derrumbe del SMVM no es un fenómeno aislado; se da en paralelo al continuo deterioro de los salarios registrados. Los datos del INDEC en septiembre son lapidarios. El salario del sector privado registrado subió apenas un 1,4%. El público, 1,1%. La inflación, en el mismo período, fue del 2,1%.
En la aritmética del ajuste, la derrota es total. Los trabajadores formales pierden la batalla contra el costo de vida. La Argentina es el furgón de cola de América Latina en términos de salario mínimo. Una catástrofe social y económica que exige mucho más que un análisis; requiere una interpelación profunda sobre el rumbo de un país que no encuentra piso a una crisis que ya lleva más de una década.
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