El Patrimonio Moderno

En vista de considerar y poner en valor edificios representativos y las experiencias arquitectónicas aplicables al concepto de MODERNIDAD, debemos realizar previamente un simple ejercicio de revisión y ajuste sobre el término Arquitectura Moderna para entender su referencia a la condición que lo gesta y construye como fundamento de su latencia. 

La Arquitectura Moderna se desarrolló a lo largo del siglo xx en todo el mundo. 

Plantea una revolución en el campo de la arquitectura y el mundo del arte que tuvo su inicio con la Escuela de la Bauhaus y su principal desarrollo en el Movimiento Moderno vinculado al Congreso Internacional de Arquitectura Moderna  (CIAM que se desarrollaron en diferentes encuentros entre los años 1928 y 1959)

Este concepto de Arquitectura Moderna se caracterizó por la simplificación de las formas, la ausencia de ornamento y la renuncia consciente a la composición académica clásica. Esta fue reemplazada por una estética proveniente fundamentalmente de las artes plásticas del llamado  'Arte Moderno' (cubismo, expresionismo, neoplasticismo, futurismo, entre otros)

Fue también el uso de los nuevos materiales como el acero y el hormigón armado, así como la aplicación de las tecnologías asociadas a estos, el hecho determinante que cambió la manera de proyectar edificios y lugares abiertos tanto públicos como privados.

 Por todo esto, introducir un mecanismo de distinción sobre el concepto primario que entiende LO MODERNO como lo nuevo, es necesario para dar cuenta de lo apreciable de la innovación como lo novedoso en términos de disrupción o cambio en nuestras rutinas cotidianas.

Al hablar sobre arquitectura o edificios modernos, nos referimos a edificios que basan su identidad en nuevas formas simbólicas y en actualizaciones técnicas bien ejecutadas que permanecen y se instalan en el acervo cultural colectivo, desde su vigencia a través del tiempo como en sus vínculos con las nuevas exigencias de los tiempos que transcurren sin desmerecer su función original y aceptando nuevos usos, actividades o complementos propios de cada época.

Son el Patrimonio que nos interpreta.  

Es en este sentido, nos vamos a referir al edificio de la Cooperativa Eléctrica de Chacabuco Limitada. La obra forma parte del legado del Arquitecto local Carlos Bettoli, que resultara ganadora de un concurso convocado por esta entidad a principios del año 1978.

La propuesta forma parte de un conjunto edilicio que ocupa una manzana al sur de la ciudad. La parte administrativa (a la cual haremos referencia) se extiende sobre la manzana conformada por las calles Laprida, Salta, Av. Colón y Liniers, ocupando la mitad de la misma en cuya calle interna se encuentran los estacionamientos. En cuanto a su situación respecto a la implantación, está sobreelevada cerca de los dos metros en el interior de un parque con abundante vegetación y variada arboleda en general. 

Exteriormente el edificio destaca por su geometría clara y su apariencia moderna (en cuanto a su geometría y rigor material), los materiales han sido utilizados sin revestimiento alguno; así se aprecia una estructura modular de hormigón a la vista al igual que la mampostería de ladrillos comunes, lo demás son grandes ventanales de vidrio con marco metálico con parasoles móviles (en los sectores convenientes según la orientación) y cielorrasos de chapa, muy típicos de la época.  El acceso sobre calle Laprida se plantea con dos alternativas, mediante una escalinata y una suave rampa (construida posteriormente) que va acompañando el paisaje (ambas cuentan con barandas en dos niveles (adultos-niños/personas en silla de rueda); el perímetro que separa el parque de la acera, se materializa mediante una sucesión alternada de muros bajos y bancos también entre los árboles, como espacio de transición. Al llegar al primer nivel nos encontramos con el acceso principal al edificio donde nos recibe una puerta giratoria, marcando el ingreso que jerarquiza el uso institucional. La vereda perimetral nos ofrece escaleras para salir en múltiples direcciones, dejando en evidencia la importancia dada al flujo de personas que lo visitan.

Al ingresar al edificio, observamos un espacio muy rico y complejo. Allí, lo primero que nos llama la atención es una doble altura en la recepción. Hacia la derecha un primer sector de oficinas abiertas y otras privadas.  Si imaginamos el corte espacial del edificio, podemos apreciar que los espacios de oficinas del sector norte y sector sur tienen medio nivel de diferencia en su altura, y se vinculan por el sector central en el que se localizan ascensores, escaleras y área de servicios. Al igual que en el exterior, los materiales se utilizaron libres de revestimientos y de ornamentaciones, con lo que se obtiene una misma lectura, pura y simple.

Es interesante, además, destacar el planteo que se realizó en la distribución de los espacios para las oficinas, con el uso de materiales livianos, que permite, de ser necesario, su modificación o remoción sin necesidad de realizar grandes trabajos de obra para la readecuación de estos espacios.

El edificio en general ha envejecido de manera satisfactoria, probablemente debido al buen manejo de materiales (de buena calidad y de bajo mantenimiento), algo que permite la prolongación de la vida útil del mismo.

Bajo la premisa de modernidad planteada en un principio, estamos en condiciones de afirmar que este edificio responde a lo definido como 'moderno' puesto que manifiesta claramente nuevas formas de habitar el espacio reflejadas en la arquitectura a través de nuevas técnicas constructivas y que rompe, en muchos aspectos, con la tradición. Además, ha podido a través de los años, adaptarse a las nuevas exigencias, aceptando nuevos usos propios del mundo contemporáneo.

El edificio de Cooperativa Eléctrica es claramente una obra que nos representa como sociedad en una época bien definida. Por eso debería sumarse a una extensa lista de edificios que debemos conservar y heredar a las futuras generaciones; como huellas materiales que definen lo que somos actualmente.