El reencuentro con el diálogo

Hace apenas unos días comenzó una nueva gestión municipal. Darío Golía gobernó entre los años 2003/2011 y ahora se convirtió en el único ciudadano de la historia institucional de Chacabuco que por tercera vez está sentado en el lugar de mayor responsabilidad. Como cualquier dirigente político en campaña, el actual jefe comunal prometió resolver cuestiones domésticas de emergencia pero también dar respuesta a problemas estructurales que tiene la ciudad y los vecinos en particular. La herencia recibida, de la cual deben hacerse cargo los que dan continuidad al gobierno del pueblo,es bastante más compleja de lo que se puede ver. La gestión de Víctor Aiola, que en sus primeros cuatro años cumplió con varias de sus promesas, en el segundo periodo fue atravesada por la decadencia, la falta de iniciativa, el encierro del que tanto se quejaron durante la pandemia y finalmente por una voraz lucha interna cuya historia real se conocerá a medida que pase el tiempo. Mientras tanto, Golía asume en un contexto extremadamente complicado e incierto, donde lo único que parece tener muy claro es que a esta crisis se la enfrenta con trabajo, imaginación, creatividad y cercanía con los vecinos. De esto se vio mucho en los primeros días, cuando el despacho oficial se volvió a convertir en el lugar donde se pone el oído a los problemas y demandas de los ciudadanos. También hay una clara voluntad de invitar a las instituciones a sumar esfuerzos para encontrar soluciones. Un camino simple, modesto, pero que requiere un gran compromiso. Se descuenta que a Golía le sobra oficio y tiene claro el camino a recorrer. Ojalá lo entiendan quienes lo acompañan.