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ENTRE PANTALLAS Y LIBROS: PENSAR EN TIEMPOS DE LA TORMENTA DIGITAL (Parte I)

03/09/2025
ENTRE PANTALLAS Y LIBROS: PENSAR EN TIEMPOS DE LA TORMENTA DIGITAL (Parte I)

COLUMNA DE OPINIÓN

El domingo, mientras la tormenta de Santa Rosa descargaba toda su furia sobre Chacabuco y la lluvia golpeaba sin descanso los techos, me encontré navegando por las profundidades de internet. Entre clics y desvíos digitales apareció un artículo sumamente interesante en The New York Times que hablaba de cómo las nuevas tecnologías —el celular siempre a mano, las redes sociales, el scrolleo interminable— están moldeando la manera en que las generaciones más jóvenes leen, piensan y se concentran.

Lo cierto es que hoy convivimos con un fenómeno cada vez más visible: chicos, chicas y adolescentes que pasan horas frente a pantallas, con una atención fragmentada en lapsos de apenas segundos, mientras la lectura sostenida de un libro o la escucha atenta de una clase parecen volverse tareas titánicas. Las estadísticas lo confirman: la mitad de los adultos ya no leen libros, y en los más jóvenes la situación se agrava con la omnipresencia de las redes.

Sin embargo, no se trata de demonizar la tecnología. Las pantallas no son enemigas, pero sí requieren un uso consciente y responsable. Prohibir no es la respuesta: en pleno siglo XXI eso sería tan inútil como pretender frenar la lluvia de Santa Rosa con un paraguas de papel. La clave está en enseñar a distinguir, a regular, a poner límites saludables y a rescatar espacios de silencio y concentración.

En algunos países se han tomado medidas parciales: Francia, por ejemplo, prohíbe los celulares en las escuelas para recuperar la atención en clase; en España, los pediatras recomiendan no eliminar la tecnología, sino adaptarla a cada edad con reglas claras. Y en América Latina, organismos como Chicos.net promueven la idea de una ciudadanía digital, que combine el acceso a las redes con la protección de derechos y la formación crítica de los usuarios más jóvenes.

En Chacabuco, este debate también nos interpela. ¿Queremos generaciones que sepan usar una pantalla, pero no logren sostener una conversación o comprender un texto largo? ¿O apostamos a formar jóvenes capaces de habitar lo digital sin renunciar a la profundidad del pensamiento?

La tormenta digital está aquí, como lo estuvo la de Santa Rosa. La diferencia es que, en lugar de resguardarnos pasivamente bajo un techo, podemos aprender a caminar bajo la lluvia con criterio y responsabilidad. El futuro de nuestras generaciones no se juega en negar la tecnología, sino en enseñar a usarla sin perder lo más valioso: la capacidad de pensar, imaginar y concentrarse. 

Dra. Susana Manzi

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