Este domingo los jóvenes Frassati y Acutis serán santos

Los italianos Pier Giorgio Frassati (1901-1925) y Carlo Acutis (1991-2006), a quienes el Papa León XIV canonizará este domingo en la Plaza de San Pedro, son dos jóvenes distintos por edad -el primero murió a los 24 años, el segundo a los 15- pero semejantes en su entrega a los pobres y en la centralidad diaria de la Eucaristía. El padre Agustín, de la parroquia San Isidro Labrador, nos ayudó a conocerlos mejor.
'Ambos venían de familias bien posicionadas, no les faltaban recursos económicos y al mismo tiempo tenían una gran sensibilidad social', dice el padre Agustín, y comenta que en el velatorio de Carlo Acutis, 'se vieron llegar a muchas personas de la calle, indigentes o personas a las que él había ayudado utilizando sus propios ahorros'.
El sacerdote nos acerca una anécdota que cuenta que con un primer ahorro 'compró una bolsa de dormir porque cuando iba a la escuela veía que había una persona durmiendo en la calle; la compró y se la dio'. 'Siempre tenía gestos de amor por los más necesitados', añade Agustín.
En cuanto a Pier Giorgio Frassati, el cura destaca también un especial amor a los más necesitados. Y explica: 'Él sigue la carrera de ingeniero en minería, porque parece ser que en el norte de Italia, en Turín, de todos los trabajadores, de todos los obreros, los más explotados, de algún modo, los que más a la deriva estaban en cuanto a derechos sociales, eran los mineros. Entonces él quiere estudiar ingeniería en minería para ser patrón de esos mineros y buscar dignificar un poco el trabajo ese, que no solamente estaba mal remunerado, sino que se hacía en muy malas condiciones. Este joven tenía una gran participación social, de hecho participó también en partidos políticos y demás'.
Asimismo, Agustín afirma que 'en ambos, ese amor hacia los más necesitados y ese trabajo en la vida social de sus ciudades, brotaba un poco también del amor a la Eucaristía. Uno de los denominadores comunes entre Carlo y Pier Giorgio es una gran devoción y amor por Jesús presente en la Eucaristía'. Y destaca una de las frases más conocidas de Carlo Acutis: 'La Eucaristía será mi autopista al cielo'. 'Carlo veía que la Eucaristía, la comunión frecuente, el tratado de ir a misa todos los días, eran un camino seguro y rápido para llegar al cielo, para alcanzar la santidad, para recibir la santidad como un don', añade.
El padre vuelve a la figura de Pier Giorgio, en quien se ve lo mismo: 'Él era un gran deportista, y al mismo tiempo, entre los deportes que hacía, en el que más se destacaba era en el alpinismo y siempre, antes de subir a la montaña, iba a misa y comulgaba. Entonces, de algún modo, muy gráficamente, eso pinta lo que fue toda su vida: llegar a las altas cumbres de la santidad alimentados por la Eucaristía de todos los días'. Y nos lee un párrafo de una biografía que escribió su hermana quien dice que 'sin la comunión cotidiana su vida hubiera sido otra. La fuerza de Cristo que recibía cada mañana es la única justificación que podemos dar a ciertos actos heroicos de sacrificio y de caridad, a su inmenso espíritu de humildad y a la sabiduría moral de su vida'.
'El amor a Jesús presente en la Eucaristía y el reconocimiento de Jesús presente en los demás hombres, en el prójimo, pero de entre los prójimos, en los más necesitados, van de la mano y son complementarios y se requieren mutuamente', nos dice el padre Agustín, y agrega: 'Esa es una idea también que estaba presente en los padres de la Iglesia. Si uno reconoce, venera y adora a Cristo presente en la Eucaristía, tiene que amar también a Cristo presente en los más necesitados. Por eso la misa termina con un envío: ´pueden ir en paz´. Es un envío a la misión'.
Santidad juvenil
En www.vaticannews.va el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, afirma: 'En los santos siempre hay algo sorprendente. Muchos de ellos se parecen entre sí y, por otra parte, el ejercicio de las virtudes cristianas nunca es aislado: siempre está acompañado del ejercicio de muchas otras virtudes'. Para hablar de la santidad, el purpurado utiliza la imagen del poliedro que usó el papa Francisco en la exhortación apostólica post-sinodal Christus vivit para describir a la Iglesia: 'Ella -escribía el Papa Bergoglio- puede atraer a los jóvenes precisamente porque no es una unidad monolítica, sino una red de múltiples dones que el Espíritu derrama incesantemente en su interior, haciéndola siempre nueva a pesar de sus miserias'.
Para el cardenal Semeraro, que acaba de publicar el libro 'Pier Giorgio Frassati, alpinista del espíritu' (Ediciones Messaggero Padova 2025), la discreción del joven turinés recuerda lo escrito en la Carta a los Efesios de san Ignacio de Antioquía: 'Es mejor ser cristianos en silencio que proclamarlo y no serlo'.
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