Familias bajo presión

El endeudamiento familiar se convirtió en un problema masivo en la Argentina. Para muchas personas, el crédito es la única herramienta para llegar a fin de mes. Este proceso comienza con el uso de tarjetas para gastos cotidianos, incluso para la compra de alimentos o el pago de los servicios. La incapacidad de cubrir el saldo completo obliga a pagar solo el monto mínimo, lo que genera una refinanciación con altos intereses. En muchos casos, este ciclo lleva a la búsqueda de préstamos informales con tasas de interés aún más elevadas. Así terminan arrancando cada mes en -10. Los datos del Banco Central dan cuenta de esta situación social y económica en deterioro. Las cifras oficiales indican que la irregularidad en los pagos de créditos a las familias alcanzó el 5,6% en julio, la cifra más alta desde 2010. Este aumento no solo es significativo por su magnitud, sino por su velocidad. En apenas unos meses, la morosidad total se duplicó. La presión de las deudas genera un estado de incertidumbre permanente, que se manifiesta en problemas de salud mental, depresión y conflictos intrafamiliares. Vivir con deudas implica una tensión diaria que afecta el bienestar de los hogares. Hay empresas con serios problemas de financiamiento y de liquidez; trabajadores que no llegan a fin de mes, que tienen créditos y no los pueden pagar; y un aumento permanente en las tarifas que golpea los gastos fijos de cada hogar. El Gobierno nacional debería tomar cartas en el asunto, pero por ahora cada medida oficial termina agravando esta situación que pone en jaque los bolsillos de las familias.
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