Imaginación ingenua o planificación creativa

Pablo Pannunzio. Director del Aula UTN Chacabuco.
Pensar un Chacabuco a futuro es una pregunta que desde la UTN estamos permanentemente planteando y erigiendo como motor de aquellas discusiones que, entendemos, deben instalarse dentro de la comunidad. Los próximos veinte, treinta, cuarenta o cien años serán resultado, no tanto de la imaginación futurista, sino, más bien, de bases concretas, cimentadas en el conocimiento científico, la inclusión social, la participación activa de los diferentes actores sociales y la sustentabilidad ambiental. Apostar a la formación de nuestros ciudadanos y a un desarrollo planificado, sin dudas, son factores fundamentales para conducirnos hacia una mejor calidad de vida y una ciudad más amigable en infraestructura y oportunidades.
El riesgo de idealizar o instalarnos en diagnósticos parciales que no son continuados en acciones consecuentes, siempre está. Entendemos que, dentro de las etapas de los programas de desarrollo de una comunidad, las estadísticas y detección de problemáticas a resolver son siempre necesarias. Pero este momento inicial debe continuar con intervenciones sobre la realidad, el control de su aplicación y la evaluación permanente para determinar eventuales correcciones. Esta estrategia requiere de acuerdos políticos que aseguren continuidad más allá de los cambios de gobierno.
Existen ciudades, no sólo en países desarrollados, sino también en nuestra Argentina, que han conseguido instalar en el tiempo políticas en desarrollo productivo, salud, tránsito, accesibilidad, educación, seguridad, por nombrar algunos de los ámbitos más relevantes. Investigar y compartir experiencias exitosas debiera ser una regla que facilite la implementación de proyectos que redunden en resolver problemas y mejorar la convivencia.
Los párrafos que preceden, en definitiva, pretenden argumentar que no se trata de imaginar de manera ingenua, sino de planificar creativamente. Por esencia y por nuestra estructura humana, siempre estaremos pasos atrás de la perfección y la completud, pero ello no justifica que el empuje hacia el logro de una mejor vida no tenga sentido. Muy por el contrario, el reconocimiento de nuestras fallas, asumirlas con responsabilidad, constituyen la energía suficiente para la movilización.
Desde la UTN venimos trabajando y aportando información que, entendemos, puede ser aprovechada como disparador de múltiples políticas públicas y acciones privadas. Una muestra de ello son los informes realizados por nuestro espacio del Observatorio de Datos Locales acerca del perfil industrial de Chacabuco. Se trata de un relevamiento que busca indagar y cuantificar variables tales como cantidad de empresas por rubro, tipo de producción, cadena de valor, cantidad de empleados, requerimientos de formación profesional, políticas en cuidado medioambiental, entre otras. Bastará con leer algunas de sus conclusiones, por ejemplo, la preponderancia del perfil agroindustrial o los requerimientos en materia de insumos, como para pensar ejes que orienten un camino hacia el futuro del desarrollo productivo. Detectar las potencialidades de Chacabuco, sus fortalezas y las oportunidades que emanan de su ubicación geográfica y de las industrias ya instaladas no son tema menor.
Por último, aunque sabemos que los temas son inagotables y los desafíos mucho más aún, podemos hacer un punteo de metas que se transformen en realidad a corto, mediano y largo plazo. Como toda enumeración, puede resultar arbitraria y seguramente será pasible de ajustes de acuerdo a los cambios sociales que vayan aconteciendo: delimitar de manera ordenada y sin excepciones zonas urbanas e industriales; ordenar el tránsito en base a mediciones, tecnología, control y seguimiento (ubicación estratégica y estadísticamente sostenible de semáforos, lomos de burro y radares; diseño de un circuito de ciclovías que conecten lugares estratégicos e incentive la movilidad ecológica y sustentable; modificación de sentidos de arterias y zonas de estacionamiento según datos mensurables; etcétera); sostener y ampliar la oferta académica superior tomando como criterio las necesidades laborales locales y regionales; realizar un tratamiento adecuado de residuos, con el cierre de basurales a cielo abierto; sistematizar la oferta cultural, gastronómica, paisajística y hotelera para fortalecer al partido de Chacabuco como destino turístico; recurrir a la tecnología para georreferenciar la información comercial, productiva, institucional, delictual, accidentológica, infraestructura sanitaria (agua corriente y cloacas), entre otras; fomentar el desarrollo de la agroecología y cultivos alternativos.
El bicentenario de Chacabuco puede convertirse en un hito que simbólicamente delimite un movimiento social y político que se sostenga en la profesionalización, la sistematización y la creatividad. El gran objetivo no es otro que la resolución de los problemas de los chacabuquenses y la mejora de sus condiciones de vida.
Imagen: Federico Speziale
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