La cumbre más esperada

OPINIÓN / Por Gustavo Porfiri
En las últimas horas, tanto Rusia como Estados Unidos han mostrado interés en iniciar negociaciones encarnadas por sus presidentes: Vladímir Putin y Donald Trump. El anuncio ha despertado máximas expectativas. La humanidad espera por la paz definitiva.
El acuerdo para el encuentro se alcanzó durante la visita a Moscú del enviado especial del presidente estadounidense, Steve Witkoff, este miércoles, un resultado que las partes valoraron positivamente. "Hubo interés por ambas partes. Lo de que cuál de los lados dijo qué palabra primero ya no tiene importancia", afirmó Putin al responder sobre quién propuso inicialmente el encuentro. Respecto de cuál sería el escenario del encuentro, el líder ruso mencionó a los Emiratos Árabes Unidos, con cuyo presidente se reunió este jueves en el Kremlin. "Tenemos muchos amigos dispuestos a ayudarnos a organizar eventos de este tipo. Uno de ellos es el presidente de los Emiratos Árabes Unidos. Creo que lo decidiremos, pero este sería uno de los lugares perfectamente adecuados", señaló.
Por su parte, el asistente presidencial ruso, Yuri Ushakov, informó: 'junto con nuestros colegas estadounidenses, comenzamos a trabajar en la preparación concreta de los parámetros de este encuentro y del lugar donde se llevará a cabo. Aún es difícil decir cuántos días llevará la preparación".
Por su parte, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, también ha confirmado este jueves la disposición del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a reunirse con su par ruso. "Como dijo ayer el presidente Trump, los rusos expresaron su deseo de reunirse con él, y el presidente está abierto a esta reunión", manifestó la vocera, agregando que al líder estadounidense también le gustaría celebrar una reunión trilateral en la que participe el líder del régimen de Kiev, Vladímir Zelenski. Respecto de este punto recordemos que Putin subrayó la necesidad de cumplir con una serie de condiciones previas. "Ya lo he dicho en múltiples ocasiones: no tengo ninguna objeción en principio, es posible. Pero para eso deben crearse ciertas condiciones. Y lamentablemente, todavía estamos lejos de la creación de esos requisitos", explicó.
Ir al pie
Esta cumbre se da en momentos en que el titular de la Casa Blanca dijo estar "descontento con Rusia" y "decepcionado" con Putin. Así, haciendo puchero, Trump decidió tomar medidas al respecto: sanciones contra Moscú y más armas para Kiev. La vieja receta imperial aplicada por enésima vez, ahora por quien aseguraba durante la campaña electoral que el conflicto entre Rusia y Ucrania lo resolvería 'en veinticuatro horas'. Hablando de plazos, el mandatario norteamericano había anunciado recientemente que, si en 50 días no se alcanzaba un acuerdo entre Rusia y Ucrania, impondría aranceles del 100 % a todos aquellos países que comercien con Rusia. La medida afectaría principalmente a socios comerciales cercanos de Moscú, en especial aquellos que integran los BRICS.
Está claro que el cowboy mayor supone que en sus manos tiene el control remoto del planeta: aprieta un botón e impone aranceles acá y allá, aprieta otro y sanciona a este o a aquel país. Vuelve a apretar la primera tecla y reduce los aranceles. Pero así no funciona el mundo; los tiempos en que Estados Unidos, como cara visible del Occidente imperial, hacía y deshacía según su agenda, ya son parte del pasado. Hoy existen contrapesos de fuste a la lógica de los sheriffs universales. Se expresan principalmente en China y Rusia, pero incluyen a un conjunto de naciones de todos los continentes que se hartaron de ser objetivos de sumisión imperial. La cantidad de países que solicitan acceder como miembros de los BRICS es prueba de ello. Este contexto seguramente ha influido para que Trump decidiera reunirse con Putin.
Otra cuestión que habrá impulsado a Washington a tener esta cumbre es la situación en el campo de batalla ucaraniano. Allí, la Federación de Rusia está logrando progresos permanentes, dejando en claro que la derrota -no solo del régimen nazi de Kiev, sino de la mismísima OTAN- no tiene vuelta atrás. Ni con toda la ayuda multimillonaria en equipamiento y armas, más toda la asistencia relacionada con inteligencia y tecnología satelital, más tropas en el terreno, han podido frenar el avance de las fuerzas rusas. Por eso es hora de negociar alguna salida decorosa para Occidente, no sea que la foto termine pareciéndose a la retirada de Afganistán.
Un camino nuevo
Entre el 4 y el 11 de febrero de 1945, en el antiguo Palacio de Livadia en Yalta, una ciudad de la península de Crimea, tuvo lugar el encuentro entre los líderes de las potencias que salieron victoriosas de la Segunda Guerra Mundial: Franklin D. Roosevelt (presidente de Estados Unidos), Winston Churchill (primer ministro del Reino Unido) y Iósif Stalin (presidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética). Allí se configuró el mundo que hasta estos días hemos vivido. En Yalta se decidió el destino de todas las naciones y también se cerró una guerra y comenzó otra, la llamada 'Fría'.
Seguramente, esta cumbre entre Trump y Putin quedará chica ante aquel acontecimiento histórico, por empezar porque a esta mesa le estaría faltando China, sin embargo, el espíritu parece ser el mismo: el encuentro entre las potencias que pueden definir el rumbo del planeta. Desde estas pampas interminables esperamos que esta vez esos hombres que representan a una enorme porción de la humanidad sean iluminados por el Creador y logren acuerdos que paren las guerras y nos traigan paz, pan, y trabajo. Ni más ni menos que lo que le pedimos este jueves a San Cayetano.
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