La historia del bicampeón sudamericano en atletismo Rubén Buscalia

La pasión de su padre por el atletismo lo llevó a descubrir su propio talento. Un encuentro fortuito con el entrenador local Felipe Stamponi lo impulsó a participar en su primera competencia provincial en Bahía Blanca, donde sorprendió cuando subió al podio. Este fue el inicio de una carrera del vecino Rubén Buscalia, bicampeón sudamericano en atletismo. 

"Tenía alrededor de 20 años y el que era apasionado del atletismo era mi papá. Yo jugaba al fútbol, él insistió para que Felipe me viera correr", recuerda Rubén Buscalia, en diálogo con el periodista Camilo Salussoglia, sobre sus inicios en el atletismo. "Fuimos un martes, y el sábado Felipe me llevó a correr el primer provincial que había en Bahía Blanca. Era mucho, no era fácil, y subí al podio, salí segundo o tercero, ganamos una posta. Había muy buenos atletas en ese momento en Chacabuco, y un entusiasmo bastante grande. Me volqué a eso y empecé a tener frutos cada vez mayores". Así comenzó la carrera de un atleta que llevó el nombre de su ciudad natal a lo más alto del atletismo sudamericano.

"El segundo año ya hice pretemporada y fui bajando marcas, empecé a correr 400. Había que bajar el minuto y yo anduve en 51 segundos. Entonces, Felipe propuso volcarnos a eso", relata Buscalia sobre su evolución en la disciplina. Su dedicación y talento lo llevaron a representar a Argentina en competencias internacionales, dejando una marca local en las pistas de los países en los que corrió, como Uruguay, Brasil y Chile, entre otros. 'En Chile corrí 400 metros con vallas, no me fue bien, pero me acomodé bastante. Y después salimos campeones en el Sudamericano de posta 4x400. Tuve la suerte de representar a Argentina por varios años", cuenta. 

La figura de su entrenador, Felipe, fue fundamental en su carrera. "Lo que más me marcó de Felipe fue el trabajo, la perseverancia, la constancia, la sabiduría, todos los días tenía un libro nuevo para leer. Se metía en los temas. Era un adelantado. Cuando llegábamos a un torneo importante todos los entrenadores venían a preguntarle algo. Se volcaba cinco horas por día a entrenar gente, eran las seis de la tarde, y volvía a la casa a las once. Una persona espectacular, un tipo bárbaro. Le dedicó su vida al atletismo, pero a full", destaca Buscalia sobre la influencia de su mentor.

El entrenamiento era exigente y constante. "Terminaba la temporada de carreras cerca de diciembre, y hacían fondo durante enero, con fuerza, para no perderla. Hacían diez, quince kilómetros, y saltos. Felipe había copiado ejercicios de los alemanes. En el transcurso de febrero empezaban a meterse en la pista y a trabajar", describe Buscalia sobre las rutinas de entrenamiento.

Su pasión por el deporte lo llevó a incursionar en otras disciplinas. "El atletismo lo usé bastante, corrí hasta los 50. A los 40 corrí una maratón con muy buenos logros, la de La Pampa, la hice en dos horas y 26 minutos. Yo no era fondista, lo hacía como un hobbie. Salí campeón provincial con 41 años. Iba un poco obligado por Felipe, que me integraba al grupo", comenta sobre su versatilidad deportiva.

Sin embargo, combinar el atletismo con el fútbol no fue tarea fácil. "Una de las cosas que más me costó fue armonizar el atletismo y el fútbol. Jugaba en River, en la primera división. Era un jugador antes de hacer atletismo, después fui ligero. El físico cambia completamente. No es lo mismo correr, que hacer gambeta, saltar, etcétera. A mí me gustaba, pero jugaba y quedaba destrozado. Felipe se enteraba y me quería matar. Me perjudicó mucho seguir jugando al fútbol, pero me gustaba", confiesa.