La llegada de los autos fue a toda velocidad

Cuentan que los primeros autos que transitaron por los caminos de Chacabuco provocaron escozor, por sus estruendos, entre caballadas, hacienda y hasta algún ser humano. Ello ocurrió en los primeros años del siglo pasado y debieron pasar casi dos décadas para que el Concejo Deliberante emitiera la primera ordenanza que reglamentaba la circulación de vehículos a motor.
La norma fue sancionada el 3 de marzo de 1917 y establecía que los autos debían tener dos faros en su parte delantera y uno en la posterior y las tres luces tenían que estar encendidas luego de la puesta del sol. Además, la velocidad máxima permitida en el radio urbano era de 20 km/h y debía reducirse a la mitad ante cada cruce de calles, en los que era obligatorio el toque de bocina.
La ordenanza también disponía que la edad mínima para manejar un automóvil era de 18 años y designaba un perito que debía acreditar la competencia del conductor.
El profesor Oscar Melli menciona como un precursor del uso de autos en Chacabuco a Julio L'Hopital, que tenía un vehículo con el que se dedicaba al traslado de pasajeros desde la estación del Ferrocarril hasta el Hotel Unión y viceversa. También en esa época andaban motorizados los hacendados Gerónimo Tormey y José Soubidet, así como don Juan P. De Salvo, cuyo moderno automotor fue rifado a mediados de 1908.
En 1911, un establecimiento comercial, Porro Hnos., ofrecía a los interesados un modelo de pintoresca estampa. Se trataba de un De Diu Bouton para cuya compra se ofrecían facilidades de pago. Además, tenía en alquiler una unidad con la que se podían dar paseos por el pueblo y sus alrededores.
El Censo Nacional de 1914 indicó que en ese entonces había en Chacabuco 24 automóviles. Se trataba de un número ínfimo en comparación con los 2.372 coches y 1.416 carros y carretas, todos a tracción a sangre, que se contabilizaban en ese mismo registro.
A pesar de que eran pocos, el tránsito de los coches a motor por las calles de la ciudad no dejaba de generar preocupación y hasta quejas. Muestra de ello es una nota aparecida en el periódico El Mentor cuyo primer párrafo señalaba:
'Anoche, a la salida del Radium, hemos tenido ocasión de comprobar que hay personas que gozan de cierta inmunidad y muy poco o ningún caso hacen de las ordenanzas municipales, lo que a nuestro entender, además de ser incorrecto, es vergonzoso. Decimos esto porque a tales horas hemos visto uno de los tantos automóviles que atraviesan nuestras calles, a vertiginosa carrera, cuyos faroles están sin luz'.
El número de automotores fue en rápido aumento a partir de 1920. Ese año había en Chacabuco 192 unidades, dos de las cuales eran camiones Ford con una capacidad de carga de 2.000 kilos. También eran de esa marca el 70 por ciento de los autos particulares, así como 18 vehículos que se ofrecían en alquiler.
A esa altura, muchas arterias de la ciudad se habían convertido en verdaderas pistas de carreras, por lo que la autoridad municipal debió recurrir al Comisario de Policía para solicitarle que haga cumplir la ordenanza de 1917, especialmente en la zona de la plaza San Martín y las avenidas principales, a las que se asignó vigilancia permanente por parte de inspectores de la Comuna y agentes policiales.
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