Los vecinos no retiran las prendas

Teresa, dueña y alma de la Tintorería La Japonesa, lleva 54 años dedicada a este oficio. Junto a su familia, se convirtió en un referente en la ciudad, ofreciendo un servicio esencial para la comunidad. Sin embargo, hoy enfrenta un desafío que podría significar el fin de esta tradición comercial: los vecinos no retiran sus encargos. 

La situación del comercio 'La Japonesa' no es aislada. Muchas tintorerías en ciudades vecinas como Junín, Chivilcoy y Carmen de Areco han tenido que cerrar sus puertas debido a la falta de rentabilidad. La competencia de las lavadoras automáticas y los cambios en los hábitos de consumo aceleraron esta tendencia.

Consultada por el periodista Mauricio Bartoliche, (Somos Chacabuco) por la historia del lugar, contó que sus hijos crecieron ahí, pero que al ver la realidad de este trabajo decidieron seguir su camino en Buenos Aires. 'No quisieron seguir en la tintorería, ellos que son mis hijos lo saben, es muy triste lo que sucede en la tintorería. La gente se olvida de buscar sus cosas, vienen cuando ellos lo necesitan y no es así. En este momento en la tintorería hay 70 frazadas. No se puede pagar el medio aguinaldo porque la ropa está toda parada', cuenta y agrega: 'Cuando les decís que vengan, te dicen 'la semana que viene", pero vienen cuando hace frío y no es justo. Y esos meses la pasás mal, porque no hay entrada. Nosotros gastamos mucho en productos, que son carísimos, en luz, en gas. La caldera está prendida todo el día'.