Más oportunidades, más libertad
Por Marcelo Chata García
La expoeducativa permite a los jóvenes que están por egresar conocer la oferta de estudios universitarios que hay en la ciudad. También les permitió conocer las instalaciones del nuevo Centro Universitario. Para nosotros, es una linda oportunidad de presentar nuestras carreras, conocerlos y también conversar con colegas de nivel medio. Un profesor responde mi consulta: egresan de 6 años de celulares, apuestas on line y jueguitos, no les importa nada, no les interesa aprender. Otra docente se fastidia porque algunos se duermen durante mi charla, lo que considera una falta de respeto. Sin embargo, si pude dar una charla de media hora a unos 80 alumnos de distintos secundarios, es porque les interese o no, escuchen atentos o en sus mundos, se respetan lo suficiente entre ellos como para no interrumpir. Un contrato social que el mundo adulto no suele respetar, y que la escuela, reconozcámoslo, sigue construyendo.
Las investigaciones sobre el nivel medio remarcan puntos críticos del sistema. Según los informes que se consulten, el porcentaje de jóvenes que termina el secundario en tiempo y forma en la Provincia puede ir del 29 al 55%. El número es bajo, teniendo en cuenta la obligatoriedad de la educación media desde la Ley Nacional de Educación, de 2006, y que la escolarización de adolescentes entre 12 y 17 años en el país es del 95%. Entre dificultades de aprendizaje o de adecuación de la enseñanza, inserción laboral temprana, configuración familiar o falta de adaptación a las instituciones se encuentra la diferencia entre las trayectorias y las permanencias.
En ese sentido, los programas de finalización y los secundarios para adultos hacen un gran trabajo en permitir el acceso a la finalización de los estudios. Por cierto, también aquí encontramos disposición a considerar las ofertas educativas que propone la Universidad y el compromiso de los directivos para incentivar la formación profesional.
Más allá de los porcentajes de egreso, la preocupación más fuerte es por lo verdaderamente aprendido. De las encuestas Aprender 2024 -con todas las salvedades que puede hacerse a este tipo de mediciones- el 58% de los estudiantes de nivel medio consigue un nivel de satisfactorio/avanzado en Lengua. Más crítico aún es el módico 14,2% que lo consiguen en Matemática. Eso implica una limitante para la elección de carreras, pues es de esperar que se desestimen aquellas que tengan altos niveles de exigencia en lectura, y ni hablar en cálculo. Cuando se observan las mediciones según el nivel socio económico, los niveles de satisfactorio/avanzado son aún más bajos cuando se miran los sectores más vulnerables. Eso limita la orientación vocacional para los adolescentes de esos sectores sociales.
Joseph Stiglitz, Premio Nóbel de Economía, lo plantea así: 'la libertad de una persona consiste en lo que puede hacer y lo que puede elegir… lo que importa es el conjunto de oportunidades que tiene una persona, es decir, el conjunto de opciones que tiene a disposición'. Argentina tiene -y seguiremos trabajando para que así siga siendo- una amplia oferta de oportunidades de estudios superiores que abren un abanico más amplio aún de inserción laboral y proyectos de vida. Nuestra ciudad, en los últimos años, ha ampliado la cantidad de oportunidades que brinda a sus jóvenes para seguir estudiando y, en ese sentido, ha ampliado la libertad de elección con que cuentan. Debemos entender que la calidad académica es importante para ejercer esa libertad.
Howard Gardner, psicólogo norteamericano reconocido por sus estudios sobre las inteligencias múltiples, sostiene que la formación de la personalidad es más importante que la de contenido, y establece una serie de características en la que debemos entrenar la mente: la síntesis, el razonamiento ético, la creatividad, el respeto, y el gusto de profundizar en temas que nos gustan. Me quedo para terminar por lo que considera el razonamiento ético, que no se centra en los derechos, sino en las responsabilidades que tenemos por los demás. Y en la mente respetuosa, que se abre al otro para ver qué aprendo de él. Porque eso creí ver en ese auditorio de alumnos secundarios, incluso en esa chica que me escucharía lejano desde su sueño.
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