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No basta solo el recuerdo

04/05/2025
No basta solo el recuerdo

Por Martina Dentella 

La prensa es el nuevo blanco del Gobierno. Después de la amenaza implícita de Santiago Caputo, asesor presidencial, contra un fotógrafo que buscaba registrarlo en un espacio público, Javier Milei apuntó contra uno de nosotros y dijo que 'la gente no odia lo suficiente a estos sicarios con credencial de supuestos periodistas, si los conocieran mejor los odiarían aún mucho más que a los políticos'. Agrego contexto para tirar de un hilo complejo. 

Ya corre el centenario del nacimiento del escritor chacabuquense Haroldo Conti, sus lectores y amantes de su obra que peregrinan con sus publicaciones en la vida y en la virtualidad, ya produjeron una cantidad de homenajes, actos, eventos, lecturas y relecturas de su vida y obra. 

Yo elijo rescatar esta vez -una vez más- su vínculo con el oficio más hermoso, devaluado y en peligro del mundo. Ediciones Bonaerenses publicó hace algunos años En prensa, un libro que agrupa una serie de textos periodísticos, literarios, crónicas y cartas de Haroldo Conti.

Allí Haroldo, es su mejor versión, incluso siendo el mejor cuentista-novelista de su muchos tiempos. 

Titula, por ejemplo, 'No basta solo el recuerdo' en una publicación de Nuevo Hombre, el suplemento especial, de la segunda quincena de agosto de 1973. Un año después de la masacre de Trelew. 'Las cosas siguen tal cual y esta es la forma que justamente sigan así: los muertos importunando, pero ahora casi por la rutina del calendario, que a la vuelta de 365 días nos arroja otra vez sus cuerpos sangrantes y los asesinos más o menos en uso de licencia, para ayudarnos a olvidar', dice Conti. Un año después, en el mismo suplemento señala: 'Aquel suceso se agiganta en la historia porque no hay pacto, ni paritaria, ni descarnado general que pueda secar aquella sangre (...) Quiero sumar mi nombre al homenaje y la recordación de los compañeros y compañeras pero siento el mismo vacío que entonces y no encuentro palabra, ni gesto, ni idea siquiera, pobrecito escritor, que iguale más o menos cuanto se ha dicho por aquellos que saben repasar su bronca y expresarla con precisión, tal vez con belleza'. 

Su gesto es político, y entre otros, le vale la vida: 'O estamos con ellos, otra vez en la lucha, que es el mejor homenaje que les podemos rendir en esta fecha, o estamos con los traidores. Ya no hay vuelta que darle'. 

En el mismo libro se rescata otra faceta más emotiva, una charla que el diario Chacabuco replicó textual en la edición del 26 de noviembre de 1966. 'Un selecto y nutrido auditorio colmó anteayer el amplio hall de la Escuela Nro. 12, que siguió con evidente interés en el desarrollo del tema 'Literatura y Vida', abordado por el alumno de dicho establecimiento y laureado escritor Haroldo Conti. Esta conferencia formaba parte del programa de actos preparado con motivo de celebrar sus Bodas de Brillante la Escuela Nro 12'. Allí Conti dijo:'Gracias a mis sabias maestras de la infancia, no solo en nombre de ese mal alumno que se vuelve desde el recuerdo y las contempla con cariño sino también en nombre de mis hijos, de mi mujer, de mis libros, de todo lo que vino después. Ustedes pusieron la alegría, yo puse la tristeza. En realidad, yo nunca salí de aquí'. Y por mencionar otro de sus textos más bellos, una crónica periodística: Tristezas del vino de la costa (o la parva muerte de la isla Paulino). 

Conti es el mejor Conti cuando toda su potencia narrativa la pone al servicio del otro, cuando ejerce su militancia, y es probable que no solo le haya costado la vida, sino la pérdida de un lugar acorde en la historia. Conti siempre es el mejor Conti cuando escribe que no sabe si tiene sentido pero se dice cada vez: Contá la historia de la gente como si cantaras en medio de un camino, despojate de toda pretensión y cantá, simplemente cantá con todo tu corazón, que nadie recuerde tu nombre sino toda esa vieja y sencilla historia. 

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