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Nunca Más: entre la memoria y la manipulación política

23/08/2025
Nunca Más: entre la memoria y la manipulación política

Por Susana Manzi

En las últimas semanas, hemos visto con preocupación la utilización del eslogan 'Kirchnerismo Nunca Más' por parte de candidatos y referentes de La Libertad Avanza. Más allá de las diferencias ideológicas que puedan existir en una democracia plural, esta consigna no puede pasar inadvertida ni ser leída como una simple expresión política. Su uso implica una banalización inaceptable del significado histórico, jurídico y ético que tiene para los argentinos y argentinas la frase 'Nunca Más'.

 

Para nuestra sociedad, el "Nunca Más" no es una consigna electoral ni una etiqueta partidaria. Es el símbolo más profundo de nuestro compromiso con la democracia y los derechos humanos. Fue el nombre del informe presentado por la CONADEP en 1984, bajo el gobierno de Raúl Alfonsín, tras investigar miles de casos de desapariciones forzadas durante el terrorismo de Estado instaurado por la última dictadura cívico-militar. Fue también la frase que pronunció el fiscal Julio César Strassera al cerrar su histórico alegato en el Juicio a las Juntas en 1985: 'Quiero utilizar una frase que pertenece ya a todo el pueblo argentino: Nunca más'.

 

Desde entonces, ese grito colectivo representa una condena firme e irrevocable a las políticas de exterminio, al uso del Estado para desaparecer, torturar y asesinar, y a cualquier forma de autoritarismo que pretenda suprimir la libertad y los derechos fundamentales. También representa un compromiso permanente con la Memoria, la Verdad y la Justicia, no como actos del pasado, sino como principios rectores para el presente y el futuro.

 

Por eso, utilizar esta consigna para atacar a un espacio político surgido en democracia, más allá de las simpatías o críticas que pueda generar, es un acto de manipulación simbólica que vulnera la memoria colectiva de nuestro país. Supone poner en pie de igualdad a un proyecto político con un régimen criminal que cometió crímenes de lesa humanidad. Es una equiparación violenta, injusta e irresponsable, que distorsiona el sentido histórico del 'Nunca Más' y daña el pacto social sobre el que se construyó nuestra democracia.

 

Además, este tipo de uso retórico se inscribe en una tendencia preocupante: el avance del negacionismo y la relativización de los crímenes de la dictadura. No es casualidad. Lo que está en disputa no es solo un eslogan, sino el lugar que ocupan los derechos humanos en nuestra vida democrática. En lugar de profundizar el debate. 

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