Patrimonio histórico

Cada vez más se habla de fomentar el turismo en el interior de la provincia de Buenos Aires. Para todos aquellos que nacimos y nos criamos en la segunda parte del siglo XX, aún suena raro acostumbrarnos a la idea de que se puede pasear, descansar y disfrutar algún día fuera de nuestro hogar, sino es en el mar, el río o en la montaña. En estos últimos años las propuestas turísticas se han multiplicado en pequeñas y grandes ciudades bonaerenses.. Muchas se moldearon en parajes rurales donde quedan muy pocos habitantes. Sigue siendo un desafío para nuestra ciudad encontrar el atractivo para que seamos parte de esa opción que eligen, mayoritariamente, quienes viven en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Con ese objetivo trazado, necesitamos una normativa integradora que nos proyecte y para eso no alcanzan las buenas intenciones, también faltan las decisiones correctas. El Honorable Concejo Deliberante debe legislar de manera expresa y taxativa sobre protección de los edificios históricos de la ciudad. Muchos de ellos ya fueron demolidos o refaccionados con aspiraciones de modernidad, en otros lugares no quedaron rastros y solo excepcionalmente se puso un límite haciendo respetar las fachadas. La decisión de proteger nuestra arquitectura, que en muchos casos es símbolo de una época dorada, también puede ser el punto de partida para las escuelas de oficios donde se enseña, se trabaja y se recupera lo que queda de ese patrimonio para que integren los pretendidos circuitos turísticos.