Trabajo y Salud Mental
Por Marcelo Chata García
Hay quienes hablan de una epidemia. Para la Organización Mundial de la Salud, una, de cada cinco personas, sufre trastornos de la salud mental en el trabajo. Esto genera, por supuesto, padecimientos en su vida cotidiana, pero también afecta a sus seres queridos y al rendimiento laboral. La relación entre la salud mental y el trabajo es estrecha, más en un contexto complejo, donde la crisis económica genera incertidumbre, la competencia extrema aísla a las personas, el individualismo meritocrático presiona sobre la autoexigencia y los cambios tecnológicos -como la inteligencia artificial- nos abruma.
El tema fue motivo de una disertación del Dr. Fernando Luis González, médico psiquiatra de nuestra ciudad, realizada en el aula C del Centro Universitario y organizada por la Universidad Tecnológica Nacional, que llevó por título: Buenas Prácticas, promoción de la salud mental en entornos laborales. González comenzó por precisar que la salud, tal como la define la OMS, es un estado completo de bienestar físico, mental y social, y no la mera ausencia de una enfermedad.
La charla se centró en el estrés, entendido como una 'respuesta adaptativa de cara?cter fisiolo?gico y psicolo?gico que se produce cuando un individuo debe enfrentar una situacio?n o condicio?n potencialmente amenzante o desafiante'. En tal sentido, puede fomentar la creatividad para superar la situación, o transformarse en 'diestrés', e incapacitar para actuar, provocar sufrimiento y generar depresión.
En esa ocasión, el cuerpo genera respuestas psicológicas, como aumento del ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria, tensión musculatoria, sudoración, activa mecanismos de coagulación y afecta al sistema digestivo. Esto hace que el estrés o la depresión aumenten el riesgo de enfermedad cardiovascular. También se producen respuestas psicológicas como miedo, irritación, ansiedad o ira.
En nuestra vida cotidiana, varios factores inducen al estrés. González expuso sobre los efectos de la sobreinformación de datos de dudosa calidad, que no sirven para elaborar respuestas y darle sentido a nuestra experiencia. También remarco la exposición no regulada a la pantalla, el sedentarismo y la mala alimentación.
Para prevenir la depresión en entornos laborales, González sostuvo la necesidad de prevenirlo desde ambas partes: la empresa y el empleado. Ante todo, es importante identificarla. La depresión se expresa en aislamiento, apatía, olvidos, distracciones, procrastinación, fatiga, inseguridad, mayor cantidad de accidentes, baja motivación, irritabilidad y cambios en la apariencia.
Para prevenirla es necesario generar un espacio amigable para la salud mental en el trabajo, valorando la diversidad, incluyendo programas y servicios de salud mental, capacitar a los supervisores y personal jerárquico, resguardar la confidencialidad y apoyar a los empleados para que busquen tratamiento. Para superar situaciones estresantes es preciso modificar los factores de riesgo que lo están generando, desarrollar un clima laboral que favorezca la creatividad y el bienestar, ser flexible a las necesidades personales de los empleados y sus situaciones familiares, superar los estigmas y abrirse a la discusión franca sobre la salud mental.
Los trabajadores pueden evitar el agotamiento practicando la resiliencia y el autocuidado, solicitando ayuda cuando se sientan superados, mantener y fortalecer sus redes sociales, practicar ejercicio y actividades recreativas, hablar con su empleador sobre sus necesidades emocionales y conocer sus derechos.
En definitiva, concluyó el psiquiatra, el trabajo es salud, pero no cuando se lo ejerce en exceso. La buena noticia, es que podemos controlar o disminuir los efectos del estrés mediante hábitos saludables, ejercitación física, actividades sociales y pidiendo ayuda cuando creamos necesitarla.
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