Tu legado será eterno, Flaco

Por Juan Pablo García
El domingo 5 de mayo el fútbol argentino recibió una dura noticia, el fallecimiento de uno de los grandes entrenadores de todos los tiempos. Aquel que construyó los cimientos para que la Selección Argentina sea lo que es ahora, le dio la importancia que se merecía. Con un exquisito estilo de juego, bordó la primera estrella en el escudo y cambió para siempre nuestra historia. Se nos fue un grande. Gracias por todo, Flaco.
Si el 20 de diciembre, dos días posteriores a la consagración de Argentina en Qatar 2022, se logró juntar a más de 5 millones de personas en las calles de Buenos Aires, desde el Obelisco hasta la autopista 25 de Mayo, para recibir a los campeones, es en parte gracias a César Luis Menotti. Sin él esa caravana histórica a nivel mundial no hubiera ocurrido. El Flaco, en su llegada a la selección, luego de hacer una enorme campaña con aquel Huracán del '73, considerado uno de los mejores equipos de la historia del fútbol argentino, logró hacer que el momento de vestir la celeste y blanca, los bellos colores de nuestra bandera, sea un orgullo. Defender a la patria, llenarse el pecho, salir a la cancha a representar a todos y contagiar al público ese amor por nuestro equipo.
Esa pasión se fue pasando en generaciones, para que ahora todos seamos hinchas de la selección, para que cada cuatro años estemos pendientes para ver la Copa del Mundo, para sufrir, llorar, festejar, reír y disfrutar lo que es el certámen más importante del deporte rey. De sentir como propio lo que sucede dentro del campo de juego, el himno sonando mientras muestran a cada uno de los jugadores que les toca vestir la camiseta más linda de todas, algunos concentrados, serios y otros no pudiendo contener las lágrimas de estar representando a todo un país. Los hinchas también, levantándose del asiento para ser uno más y sentir las estrofas del bello Himno Nacional, que tanto nos llena de orgullo.
Todo esto antes no ocurría, Argentina venía de fracasos tras fracasos, como los de Suecia '58 y Chile '62, la no clasificación a México '70 y el papelón en segunda fase en Alemania '74, además de las decisiones de no participar en los mundiales de Francia '38 y Brasil '50. Un cúmulo de situaciones hicieron perder el amor por la camiseta, no se sentía orgullo de poder defenderla dentro de la cancha y los hinchas no le daban la importancia que se merecía.
En las tres Copas del Mundo que Argentina ganó todas tienen algo en común, el amor y sentimiento por la camiseta, que ha pasado durante todos los mundiales luego de la llegada del Flaco, pero esos tres son especiales por la alegría de ser los que bordaron una estrella sobre el escudo.
En el '78, con la dictadura militar de por medio, con el Matador Kempes, Luque, Fillol, Passarella, Ardiles, Tarantini y muchos otros más que defendieron la camiseta, lograron ser un sostén emocional y distraerse un poco de todo lo que ocurría en las calles en ese momento.
En el '86, con Diego, Valdano, Burruchaga, Tata Brown, Ruggeri y demás guerreros que fueron a México, pero con Carlos Salvador Bilardo al mando, con quien la prensa los enfrentó en varias oportunidades, Menottismo frente al Bilardismo. También con el post Malvinas y el duelo con Inglaterra, con la 'venganza' de Maradona al convertir el mejor gol de todos los tiempos y la famosa mano de Dios.
El último, en Qatar 2022, con Lionel Scaloni, el joven inexperto que tuvo tanto a Menotti como Bilardo en sus genes, los jugadores que se mataban por estar presentes, algunos ocultando lesiones, con tal de llegar. Con una generación cansada de tantos fracasos y con el hambre de gloria para romper esa barrera de no lograr títulos y en especial la Copa del Mundo, con Messi a la cabeza, Di María, Otamendi y con jóvenes que daban lo que sea necesario para que ellos por fin levanten el precioso trofeo del Mundial.
En este último título, Menotti metió mano, fue el primero en alzar la voz y confiar en el inexperto Lionel Scaloni, a pesar de la negativa de la mayoría de los hinchas y la prensa, que con el tiempo se convirtió en elogios.
El hermano de Carlos Bilardo, luego del triste fallecimiento de Menotti, expresó que le hubiese gustado una foto entre el Flaco, Bilardo y Scaloni, que sin dudas era histórica y para un recuerdo imborrable que quedará en la retina de todos los argentinos.
Ahora Menotti se encontrará con uno de sus grandes admiradores, con el cual sufrió decepciones y alegrías, pero con el respeto mutuo de siempre. Me estoy refiriendo a Diego Armando Maradona, Menottista, a pesar de ser parte del Bilardismo.
Volverán esas charlas interminables de fútbol, con Diego escuchándolo con aprecio junto a Don Diego y la Tota, con quienes también el Flaco tenía muy buena relación, recreando esas comidas compartidas en la casa Maradona. Esta vez, con la final de la Copa de la Liga entre Estudiantes y Vélez, ambos mirando y disfrutando de lo que más les gustaba, ver rodar una pelota.
Como lo muestra la imagen que acompaña esta contratapa, ambos sentados arriba de la pelota, dialogando con admiración mutua, de fútbol, política, de la vida, de todo, con algún reto de por medio por alguna macana que se mandaron cuando estaban entre nosotros, pero siempre con el cariño que ambos se tenían, como de un padre a un hijo
Tu legado será eterno y pasó de generaciones en generaciones. Gracias por poner a la Argentina en lo más alto del deporte rey, de eliminar esa mala imagen que se tenía cuando tocaba representar la celeste y blanca, cambiaste para siempre la historia del fútbol argentino. Vuela alto, Flaco.
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