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Un antiguo desafío pendiente

01/08/2025
Un antiguo desafío pendiente

OPINIÓN /Por Gustavo Porfiri

Este martes, en Estambul, el Patriarca Ecuménico Ortodoxo Bartolomé I inauguró la reunión del Consejo Mundial de Religiones por la Paz. Allí se refirió al valor y la importancia del diálogo interreligioso en una época dominada por la economía y la tecnología, destacando que el ser humano tiene la dignidad de Dios, no es "un número en el balance de un acreedor invisible".

Al encuentro asistieron unos sesenta representantes de todo el mundo. Allí, Bartolomé expresó: «El encuentro de diferentes tradiciones religiosas, cada una con una experiencia única de lo sagrado, se convierte en la condición necesaria para abordar una falta de sentido globalizada, para reformular un discurso que se atreva a hablar de amor, compasión, misericordia, perdón y autosacrificio, no como valores morales abstractos, sino como elementos activos de una realidad más plena».

«No estamos llamados a componer una nueva religión mundial basada en el consenso, sino, cada uno desde la perspectiva de su propia fe, a formar una alianza global de conciencia, un testimonio profético que mantenga abierto el horizonte de la trascendencia en un mundo amenazado por la asfixia dentro de los límites de la materialidad. La unidad no se basa en lo que creemos en común, sino en nuestro amor compartido por la humanidad y nuestra referencia compartida al misterio del único Dios». «Esta es la única paz sostenible», observó.

Bartolomé lanzó la propuesta de una «visión sagrada común del mundo». Además, continuó el patriarca, 'la pérdida de la relación con lo sagrado tiene consecuencias existenciales y sociales'. La distorsión del concepto de integridad humana «promueve el aislamiento, la explotación y la destrucción del medio ambiente», sentenció el líder religioso, y afirmó que 'el hombre deja de ser concebido como un ser relacional y se convierte en una unidad autónoma que reclama su propio bienestar a expensas de los demás y del mundo natural'. Bartolomé definió la actualidad como 'una desolación espiritual donde deambula una suma de individuos en pugna'.

La esclavitud siglo XXI

En otro pasaje de su mensaje, el Patriarca enfatizó: «La crisis mundial de la deuda, especialmente en los países de ingresos bajos y medios, es la expresión más evidente de una economía que ha perdido todo fundamento moral. Tras cifras impersonales y productos financieros complejos se esconde una realidad arcaica de esclavitud. Poblaciones enteras están esclavizadas por un mecanismo abstracto que, basado en injusticias estructurales y sistemas de crédito explotadores, agota su riqueza, sofoca su desarrollo e hipoteca su futuro. Aquí —reitera—, la visión reduccionista y materialista del mundo encuentra su aplicación más perfecta: el hombre deja de ser considerado una persona, una imagen de Dios, y se transforma en una unidad de producción y consumo, un número en el balance de un acreedor invisible».

Asimismo, Bartolomé hizo referencia a que la inteligencia artificial emerge como el "fantasma digital" de esta visión. Para el Patriarca Ecuménico, es "la creación de una semblanza de razón humana, de una inteligencia desconectada de la consciencia, el cuerpo y el espíritu", y plantea "cuestiones éticas urgentes". La deuda global y la inteligencia artificial "surgen de la misma raíz filosófica: la apoteosis de la abstracción y la utilidad".

Esclavitud infantil

Este martes, el Gobierno venezolano denunció que los Estados Unidos "mantiene secuestrados en su territorio a 33 niños y niñas venezolanas" tras haberlos "separado de sus familias", un hecho que Caracas considera violatorio de lo estipulado en el derecho internacional, los derechos humanos y las leyes estadounidenses.

"Es una práctica criminal, inhumana y forajida, impropia de un Estado que pretende erigirse en defensor de libertades mientras pisotea los derechos más elementales de la infancia", se lee en un comunicado difundido por el canciller Yván Gil en su canal de Telegram. El alto diplomático venezolano arremetió contra el encargado de negocios de EE.UU. en Colombia, John McNamara, al que señaló como "autor material de este crimen" –la retención de menores– y de ser el "responsable directo de mantener" la situación, valorada por las autoridades del país bolivariano como "ilegal y profundamente inmoral".

"Exigimos la liberación inmediata y sin condiciones de todos y todas. Deben reunirse ya con sus familias. ¡Libertad para los niños y niñas secuestrados!", concluye el texto.

El pasado viernes regresaron a Venezuela siete menores que habían sido separados de sus padres por funcionarios de migración de EE.UU., a bordo de un vuelo junto a más de 200 migrantes deportados desde territorio estadounidense.

En esta noticia vemos -como dice el Patriarca Bartolomé- 'la distorsión del concepto de integridad humana' llevada a su máxima expresión. Quitarle un hijo a una madre es algo de lo que los argentinos sabemos mucho; fue una de las experiencias más aberrantes que dejó la última dictadura. Peor aún es matar niños -con bombas o de hambre- como hace el régimen sionista que lidera Benjamín Netanyahu, el invitado de honor que está esperando ansiosamente el presidente argentino. En medio de tanta nebulosa conceptual, lo que asoma claro es que -por ahora- el desafío sigue siendo el de superar la máxima de Thomas Hobbes, aquello de que 'el hombre es un lobo para el hombre'. 

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