Un legado de cooperación

Por Jorge Roberto Barrientos. Abogado especializado en cooperativismo.
En los albores de la década de 1950, Chacabuco se encontraba en la antesala de una nueva era: la industrialización. Este anhelo chocaba con una realidad limitante: un servicio eléctrico decadente provisto por la Compañía Suizo-Argentina. Los faroles de kerosene y las antiguas turbinas habían quedado atrás, pero el futuro industrial de la ciudad pendía de un hilo sin una fuente de energía confiable y eficiente.
En este contexto germinó la audaz idea de un grupo de visionarios. Hombres de diversas extracciones políticas, pero unidos por un mismo objetivo, comenzaron a reunirse en 1956. El Comisionado Municipal de entonces, Héctor L´Hopital, junto a su consejo asesor, comprendió la urgencia de la situación. La llegada de la línea de Alta Tensión Chivilcoy-Chacabuco, que la conectaría al naciente Sistema Interconectado Nacional, representaba una oportunidad sin precedentes.
El 20 de octubre de 1956, una Comisión Promotora de la Cooperativa de Electricidad quedó formalmente constituida. Encabezada por José Mario Pellegrino, e integrada por vecinos notables como José P. Servino, David Donadio y Miguel Ángel Benac, entre otros. Contaron con un pilar fundamental: el ingeniero Néstor Busso, un ex vecino y funcionario de DEBA, cuyo respaldo técnico fue decisivo para hacer realidad el proyecto.
El 17 de marzo de 1957, en el local de la Cámara de Comercio e Industria, nació oficialmente la Cooperativa Eléctrica de Chacabuco Limitada. Su primer Consejo de Administración, presidido por José Mori, comenzó a trabajar en la construcción de las líneas que llevarían la energía a la industria y a los hogares. El esfuerzo culminó el 1 de enero de 1962, cuando los motores de la Suizo-Argentina se apagaron para siempre y el servicio completo fue transferido a la flamante cooperativa. Desde ese día, la CECH se convirtió en una herramienta de progreso y en una institución clave para el desarrollo de la comunidad.
El espíritu colaborativo que dio origen a la Cooperativa Eléctrica de Chacabuco no se detuvo en las fronteras del distrito. A fines de 1982, con los trámites para la llegada del gas natural estancados, la CECH, bajo la presidencia de Carlos Luís Rebolini, propuso una nueva aventura: la creación de una cooperativa de cooperativas. El objetivo era ambicioso: construir una planta regional de almacenaje y fraccionamiento de gas licuado (GLP) que abasteciera a varias localidades.
Esta visión encontró eco en los alrededores. Tras una súbita enfermedad de Rebolini, Rubén Juan Spataro tomó la presidencia y continuó con el proyecto, que también fue impulsado con fervor por Juan Carlos López de Salto. Las primeras reuniones, celebradas en Chacabuco en abril de 1983, convocaron a cooperativas de San Antonio de Areco, Coronel Mom, Pergamino, Salto, Bragado, Colón, Carmen de Areco y Chacabuco. Todos coincidieron en la necesidad de unir fuerzas y crear una nueva entidad que les permitiera resolver sus necesidades colectivas.
El 10 de junio de 1983, se celebró la Asamblea Constitutiva que dio vida a la Cooperativa de Cooperativas "La Regional de Provisión, Obras y Servicios Públicos. Bajo el lema "Una llama fue su unión", se fue diversificando el accionar, consolidándose como un motor de desarrollo para la zona. La primera gran obra fue la construcción de la planta de fraccionamiento de gas. Inaugurada el 5 de agosto de 1985, con la presencia del gobernador Alejandro Armendáriz, Gas-Coop se convirtió en un regulador del mercado regional, garantizando precio, peso y calidad a miles de usuarios. En 1997, el servicio se amplió para incluir la distribución de gas a granel.
Ante la necesidad de sus asociadas, también se implementó el sistema de Compras Agrupadas, que permitió a las cooperativas adquirir vehículos, materiales eléctricos y otros insumos a precios significativamente menores. En 1996 se inauguró la Fábrica Paz Coop, una respuesta solidaria para las cooperativas que prestan servicios de sepelio.
También se destaca por su compromiso con la formación dirigencial y la logística. Desde 2008, estableció una relación contractual con la empresa estatal BAGSA para el transporte de gas licuado a localidades con plantas de distribución domiciliaria de GLP a los cuales no llega el gas natural. Además, se invierte en capacitación, ofreciendo cursos y seminarios en colaboración con instituciones y universidades.
Hoy, con 138 cooperativas eléctricas y de servicios públicos asociadas, La Regional es un ejemplo de que la unión y la solidaridad pueden transformar realidades. Su historia es la de un progreso que se construye día a día, mano a mano, en el centro de la Argentina.
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