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Una foto con restricciones

31/10/2025
Una foto con restricciones

Tras su triunfo electoral, el presidente Javier Milei logró una foto institucional con 19 gobernadores y el jefe de gobierno porteño. La exclusión de Axel Kicillof y otros mandatarios peronistas generó fuertes críticas. La cumbre en la Casa Rosada, impulsada por el Gobierno norteamericano, busca el apoyo federal para avanzar con las reformas laboral, impositiva y el Presupuesto 2026. Aunque el mandatario celebró un 'acuerdo general con matices', los gobernadores pusieron sobre la mesa sus reparos por deudas previsionales y obra pública. La negociación abierta, que definirá la letra chica de las leyes, se traslada ahora al Congreso.


 

La victoria en las elecciones del domingo generaron una imagen impensada tan sólo una semana atrás. El presidente Javier Milei logró una foto con 19 gobernadores y el jefe de gobierno porteño. Un diálogo institucional que apunta a conseguir el apoyo federal para sancionar el paquete de reformas laborales e impositivas, pero que arrancó con importantes restricciones. El mandatario de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, no fue invitado. Tampoco Ricardo Quintela (La Rioja), Gildo Insfrán (Formosa) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego).

El encuentro celebrado en la Casa Rosada, se dio en un clima que Milei calificó, sin ahorrar adjetivos, de 'extremadamente positivo', en un giro de 180 grados respecto a las arremetidas verbales de antaño.

La euforia oficial tiene un ancla: un 'acuerdo general, aunque con matices", sobre las urgencias de la Argentina, que fue solicitado por el Gobierno norteamericano a cambio del apoyo financiero que brindó en las semanas previas a las elecciones. El Presidente sostuvo que la reunión fue un acto de 'voluntad de respetar el mandato de cambio expresado por la mayoría de los argentinos'. En el Salón Eva Perón se vieron apretones de manos y sonrisas, sí, incluso con un Jorge Macri que recuperó el saludo presidencial, pero la política argentina rara vez se resuelve en una sola foto.

El primer punto de consenso absoluto, según Milei, es la reforma laboral. Con la mitad de los trabajadores en la informalidad, el Presidente argumenta que el régimen actual es un anacronismo que 'asegura el empleo de los que están, y eso genera desempleo en los jóvenes y se terminan yendo por Ezeiza'. La propuesta de desregular el futuro laboral, dejando los contratos vigentes intactos para los actuales empleados, es el caballo de Troya para 'modernizar' un mercado que hace tiempo clama por oxígeno. El combo incluye la extensión de la jornada laboral a 12 horas, flexibilización de contratos, vacaciones fragmentadas, banco de horas, límites a litigios, beneficios fiscales para nuevas contrataciones y la vuelta de los 'tickets canasta'. En los pasillos del Congreso muchos entienden que el oficialismo pone buscapiés sobre la mesa para después aprobar lo que realmente piden los empresarios.

Pero todos esperan la letra chica y se aceleran las urgencias de las provincias. Detrás de la foto de unidad, los gobernadores hicieron sonar el bombo de sus reparos y demandas insatisfechas: la deuda de la Nación con las cajas previsionales, el reparto de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y, sobre todo, la necesidad de reactivar la obra pública y la infraestructura, claves para las economías regionales.

Milei afirmó que la prioridad es el Presupuesto base cero y el equilibrio fiscal. Consensuado, afirmó, junto con la idea de que 'quien gaste sea el mismo que recaude', poniendo un freno a la siempre conflictiva discusión sobre la coparticipación. La voluntad de diálogo existe, sí, con el compromiso de que el Congreso trabaje sobre los tres proyectos de ley fundamentales (Presupuesto, Laboral y Tributaria), pero la mesa de negociación no es un cheque en blanco. Mandatarios como Ignacio Torres (Chubut) lo dejaron claro: 'De nada sirven las fotos si no hay nada concreto. Hay que debatir y redactar las leyes'. El intercambio de opiniones fue la traducción amable de que el forcejeo recién comienza.

Mientras la euforia se propagaba en Wall Street —un barómetro siempre sensible a estas muestras fotográficas de diálogo y consenso—, una sombra se proyectaba sobre la Casa Rosada: la exclusión de los gobernadores más alineados con el kirchnerismo.

Axel Kicillof, Ricardo Quintela, Gildo Insfrán y Gustavo Melella fueron deliberadamente dejados fuera de la convocatoria. El jefe de Gabinete Guillermo Francos sostuvo que no valía la pena convocar a 'alguien que no estaba dispuesto a discutir el modelo para la Argentina'.

Antes, en declaraciones radiales, el gobernador Kicillof había criticado la decisión, señalando que la exclusión 'habla de las limitaciones que tiene el Presidente'. Apuntó a la falta de talante democrático del mandatario: 'Comete un error el Presidente porque no invita a algunos gobernadores. Que no estemos de acuerdo y que no pueda sentarse, discutir, conversar e intercambiar puntos de vista habla de las limitaciones que tiene, o habla de los planes que tiene'. Un dardo directo a la línea de flotación de la flamante apertura al diálogo.

Ahora la foto que Milei buscó, y que la administración Trump le pidió, está. Pero viene lo difícil. El Presidente prometió viajar 'a dos provincias por mes' e incluso realizar reuniones de Gabinete en el interior. La política, y la economía, siempre son más complejas. Y los consensos son frágiles. Los gobernadores quieren sus deudas saldadas y sus obras reactivadas. El Presupuesto y las reformas son los campos de batalla que definirán si la foto de unidad fue el inicio de un acuerdo o solo una tregua táctica. La pelota está en el Congreso, donde la letra de la ley se discutirá bajo la atenta mirada de un peronismo que sigue siendo la primera minoría.

 

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