Una imagen sin palabras

En el predio de calle Villegas entre Carlos Gardel y San Isidro Labrador se encuentran los depósitos y talleres municipales. La gestión de Víctor Aiola, comenzó ahí generando una fuerte expectativa a quienes lo habían votado y a la sociedad toda, respecto a la posible recuperación del estado general del lugar, de las maquinarias y de una lógica diferente en la relación con el personal. No pasó mucho tiempo para que aquel optimismo se viera empañado por una enorme montaña de piedra que por mucho tiempo no fue utilizada (aunque luego desapareció) porque era la prueba de una estafa a la administración publica. Aun asi, en esos primeros años, la prestación de los servicios públicos le permitieron al gobierno de Cambiemos conservar la imagen de un estado en movimiento. En los últimos cuatro años, se desandó el poco camino recorrido en buena dirección y el corralón se transformó en una chacarita de fierros, muchos de los cuales son rodados de última generación. Mas tarde, las denuncias de corrupción que obligaron a pedir y presentar renuncias, fueron el principio de un fin decadente. Con la inflación del gobierno de Alberto Fernanadez y la brutal megadevaluación del presidente Javier Milei y sus socios del PRO, la recomposición mínima del parque automotor demandará cientos de millones de pesos que deberán pagar los contribuyentes. En medio del debate por la ordenanza impositiva, el hoy bloque opositor de Juntos hace publica su postura en contra de un posible e importante aumento en las tasas y en su último párrafo dice 'la argentina debe cambiar su forma de administrarse'. Seria un buen momento para que la legítima opinión de quienes hasta hace pocos días estaban en el gobierno y, entre otras cosas, gastaron 60 millones de pesos en el festival de la Konga, fuera acompañada por una autocrítica que haga eje en la responsabilidad de haber dilapidado una infinita cantidad de recursos públicos a través de la impericia, le desidia, el abandono y la falta de cuidado.
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