Una tasa que debe ser potenciada o eliminada

En el año 1996 el Concejo Deliberante dispuso la creación de la Tasa de Infraestructura Urbana y Social (TIUS). Se trata de una herramienta inspirada en lo que fue el Fondo de Obras Públicas, que funcionó durante los dos gobiernos municipales que hubo entre 1983 y 1991 y permitió concretar numerosos proyectos en materia de obras de infraestructura pluvial, pavimentación y demás. La TIUS se factura, al menos hasta ahora, a través de la boleta de electricidad, pero desde su nacimiento tuvo inconvenientes que menguaron su capacidad recaudatoria. Uno de ellos fue que las grandes empresas no adquieren energía a la Cooperativa Eléctrica, sino directamente al mercado mayorista. A eso se sumó que empresas de menor envergadura se negaron desde un primer momento a abonar la tasa, sin que a través de los años se siga una política que permita mejorar la cobrabilidad. Esto hizo que la recaudación de la TIUS se viera reducida y no pudieran emprenderse muchas ni grandes obras. Así las cosas, sería hora de que quienes tienen responsabilidad en la materia –o sea, el Departamento Ejecutivo Municipal y el Concejo Deliberante– realicen una evaluación de este instrumento que funciona a medias, con el objetivo de reformularlo, en caso de continuar con su aplicación, para que no solamente paguen los usuarios residenciales y los pequeños comercios. En tiempos en que se anuncia falta de financiación nacional para obras públicas, una tasa de Infraestructura renovada podría ser una alternativa, al menos, para concretar proyectos básicos para la comunidad.