Domingo . 10 Agosto . 2025

Escucha en Vivo:

Utopía o distopía: Chacabuco en el Antropoceno

05/08/2025
Utopía o distopía: Chacabuco en el Antropoceno

Marcelo Chata García. Licenciado en Comunicación (UBA). Coordinador Académico de UTN Aula Chacabuco.

Quienes construyeron Chacabuco en su primer decalustro lo hicieron inspirados en la cosmovisión de 'orden y progreso' que caracterizó el pasaje del siglo XIX al XX. la humanidad se encaminaba guiada por la razón hacia un mundo cada vez más confortable e igualitario. Tecnologías e instituciones daban cuenta de ese andar seguro: ferrocarril, trazado urbano, organismos estatales (municipalidad, escuelas, policía), colectividades migrantes, clubes, teatros, cooperativas. Hacia mediados del siglo XX, el nacionalismo y el desarrollismo fueron forjando su modernización. El partido se desarrolló alrededor de su núcleo agro-industrial-comercial y la mejora de la infraestructura pública, facilitando la diversificación hacia actividades que hacen al disfrute social: el arte, el deporte, el ocio.

Sus vecinos -empresarios, funcionarios, trabajadores- cimentaron su progreso personal, pero también el crecimiento de la ciudad, su embellecimiento, su identidad. Su orgullo. 

¿En qué coordenadas se piensa Chacabuco hacia adelante, hacia el próximo siglo? Se dice que es más fácil pensar el fin del mundo que el fin del capitalismo, y probablemente por no poder salir de éste, nos cueste evitar aquel. En este clima intelectual de desilusión y falta de creatividad política iluminar nuestro destino común es tan complejo como necesario.

Chacabuco deberá crecer y abrigar oportunidades a sus habitantes en un marco de incertidumbre causado por el cambio climático, la transformación tecnológica y la polarización política. Para ello, deberá trazar caminos que contengan el cuidado del medio ambiente, el crecimiento económico, la inclusión social y la salud física y mental. Será indispensable generar instituciones que permitan negociar los intereses antagónicos y vehiculizar las acciones colectivas; y los espacios de colaboración público-privado que aumenten las posibilidades de emprendimientos creativos y estratégicos.

El núcleo agroindustrial seguirá siendo nuestro fuerte, rodeado de una serie de servicios y comercio. Atravesando verticalmente ese núcleo surgen posibilidades de insertar emprendimientos en la cadena de valor, tanto en la producción de insumos, tecnología y organización, como en el agregado de valor, comercialización y proyección empresarial. Horizontalmente, se deberán favorecer las posibilidades de diversificar la producción de bienes y servicios promoviendo la inversión, mejorando el acceso al crédito y formando las habilidades y conocimientos para encarar nuevos desafíos. La educación y la infraestructura serán primordiales.

Será necesario centrarse en el cuidado de los recursos naturales, pues de eso depende nuestro núcleo de desarrollo. Trabajar en la agricultura regenerativa, en el cuidado del agua, mejorar el manejo de los residuos urbanos y apuntalar las acciones de las empresas para mejorar su relación con la naturaleza. Profundizar una cultura del reciclaje y del consumo responsable. Esto abre nuevas oportunidades de trabajo y de inversión, ligando las empresas a circuitos comerciales internacionales, promoviendo a nuestro jóvenes en los nuevos saberes científico-tecnológicos y diseñando la ciudad en un entorno limpio.

Tendremos que tomar decisiones sobre cómo aprovechar la inteligencia artificial y convertirla en una tecnología que aumente la productividad, potencie nuestras habilidades y colabore con el trabajo y la toma de decisiones empresariales. Diseñar nuestro futuro permitirá no ser receptores pasivos que ven cómo la inteligencia artificial desplaza trabajadores y atrofia nuestras habilidades cognitivas.

La inclusión social será importante. Una sociedad crece no cuando su riqueza se concentra, sino cuando fluye por todo el cuerpo social facilitando la diversificación de bienes y servicios y fortaleciendo el mercado local. Tendremos que encontrar la forma de alentar al capital que se produce en Chacabuco para que se reinvierta y circule por Chacabuco. Frente al entorno de incertidumbre, será necesario mejorar el entrenamiento y acceso de los vecinos a activos financieros que le sirvan de resguardo, además de las políticas de seguridad social que pueda desplegarse desde el Estado. 

Los próximos cien años no parecen ser fáciles, pero sus desafíos pueden ser vistos como posibilidades. Y esas posibilidades podrán aprovecharse en el trabajo colaborativo, superando este clima atomista. Las discusiones y contradicciones no van a desaparecer, pero será preciso que la perspectiva win-win prevalezca sobre las confrontaciones. La salud mental depende de sentirnos insertos en una comunidad y en organizaciones que nos brinden posibilidades, donde tengamos voz y reconocimiento y donde podamos desplegar nuestro talento singular.

Chacabuco será en los próximos cien años el resultado de las decisiones sobre su diseño que tomemos en las próximas décadas. Un Chacabuco del que estemos orgullosos ante las próximas generaciones.

 

Utopía o distopía: Chacabuco en el Antropoceno

feature-top