Variante

La construcción del nuevo tramo de la ruta nacional Nº 7 conocido como 'Variante Chacabuco", lleva casi ocho años desde el momento en que se comenzó a trabajar. Cuando la ejecución de tareas tenía un avance del orden del 80 por ciento, el mismo 10 de diciembre el presidente Javier Milei anunció la paralización de todas las obras públicas sin tener en cuenta el estado de cada una o prioridades por servicios esenciales. Lo cierto, que más allá de la posición que se adopte frente a la decisión gubernamental, aquellas que registran un importante avance, comienzan a padecer lo que se llama 'deterioro', item que al momento de reiniciarse tienen una alta incidencia en el costo final. Pero además, en el caso concreto, los casi 20 kilómetros de la traza del referido trayecto, se han transformado en un lugar de riesgo para nuestros vecinos. La disponibilidad del asfaltado es una invitación para quienes realizan actividades aeróbicas y de ciclismo, pero ocurre que ese mismo destino está siendo literalmente tomado por los motopibes que lo transforman en un picometro de cercanía, lejos de la autoridad que puede controlar el tránsito. Al tratarse de una ruta nacional, es jurisdicción de las mismas autoridades nacionales, que a su vez, así como abandonaron la obra, también dejan a merced del destino lo que pueda ocurrir ahí. Otro de las cuestiones derivadas de la referida paralización de obra es el desvío de la ruta 30, luego de dejar la curva del sol con destino a Salto y a Rojas. La precariedad del camino provisorio queda en una zona gris de responsabilidad en cuanto a su estado de tránsito y entonces el lento circular se termina convirtiendo en una buena oportunidad para los piratas del asfalto.