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Y LA POESÍA ATRÁS

09/12/2025
Y LA POESÍA ATRÁS

Por Juliana Chacón

¿Por qué nos juntamos más de cuatro horas a escuchar poesía y música? ¿Por qué durante cuatro horas vemos a alguien hacer un cuadro en vivo? ¿Por qué en esas cuatro horas nos dejamos afectar por un unipersonal y por un cortometraje? ¿Por qué durante esas cuatro horas miramos dibujos, ilustraciones, fotografías, libros? ¿Por qué leemos el mundo de esa manera durante cuatro horas? No sé por qué lo hacemos ni tampoco si seríamos capaces de vivir toda una vida sin hacerlo. 

El sábado pasado, en el 'templo del rock', como me gusta decirle a La Vieja Conexión, sucedió Pato Negro 2025. Pese a la tormenta y a la calle casi anegada de acceso al bar de la calle Líbano, en el lugar hubo cerca de ciento veinte personas. Ciento veinte personas escuchando poesía, música, dejándose atrapar por un unipersonal, por un cortometraje, mirando ilustraciones, dibujos, pintura en vivo, fotografías, libros. Sí, ciento veinte. Contra todo pronóstico o pese al pronóstico y a la tormenta que cayó sobre la ciudad.

Muchas de las personas que estuvieron ahí ya habían estado otros años en Pato Negro y se las notaba expectantes de lo que iba a ocurrir este año. Otras nunca habían ido, no sólo a Pato Negro sino tampoco a La Vieja Conexión. Suena extraño pero no sabían que existían ninguno de los dos.

En una ciudad tan pequeña, a la que le seguimos llamando pueblo, por sus calles de tierra, por la hora de la siesta, por los bancos en la vereda, por el 'sonido soñoliento' que la acuna, siempre nos quejamos de que no pasa nada, de que en esta ciudad no hay nada. Podemos afirmar que no es cierto, no sólo Esteban Olivetto y yo que gestionamos Pato Negro, sino las ciento veinte personas que asistieron porque la mitad de los artistas expositores eran chacabuquenses. El encuentro entre ellos fue mágico, muchos se desconocían y nunca se habían encontrado en ninguna parte. Esa magia se transmite. Llega al público la maravilla del arte que tiende puentes y teje una comunidad sensible. Porque en Pato Negro no sólo los artistas chacabuquenses sino también los que llegan de todos lados para el encuentro y para mostrar un poco de lo que hacen se conmueven. El público se emociona hasta la médula, se deja transportar, deja que el arte diga y escucha. Durante cuatro horas. Sí, durante cuatro horas.

¿Por qué sucede esto? No lo sé. ¿Por qué todos se van felices? No sé. Supongo que será algo del acto poético que sucede. Finalmente al otro día el pueblo es el mismo y cae soñoliento a la hora de la siesta y a la tardecita algunos se sientan en los bancos de las veredas y toman mates si pueden o simplemente miran porque la vida sucede y el tiempo pasa inexorablemente. Acá podemos detenernos y perder tiempo sin culpa. Y es ahí donde está la poesía. En los grillos que pronto empezarán a acechar, en el último comentario que nos llegó de fulano de tal, en las polvaredas que se levantan cuando no llueve, en las siestas, en los cascarudos que empezamos a sacar cuando entra la noche en nuestras casas. 

Diana Bellesi lo sabe y dice esto de Zavalla: 

'Un bichito negro entró por la puerta/ y creyéndolo un cascarudo le tiré/ la toalla para sacarlo, entonces/ empezó a gritar: cuik cuik violentamente/ hasta que lo solté afuera, dice/ la tía Porota asombradísima/ de que el bicho hablara, y tan fuerte!/ me dice mientras ríe contándome/ el suceso del día y vuelve a contármelo/ después agregando detalles: nunca/ oí a un bicho quejarse, cuik cuik/ como si me pidiera que lo dejara/ ir, nunca en mis ochenta y eso que estoy/ un poco sorda, me decía, con la/ risa abierta ante el misterio sin igual/ la tía más querida en este pueblo/ de Zavalla, que me llamó a las ocho/ para tomar juntitas unos mates/ y contarme al final del día esta/ historia fenomenal, cuik cuik gritaba/ el bicho hablando con la tía, porque/ sabía ella lo escuchaba, y la poesía/ atrás…'

Hoy es jueves. Y pasaron ya días desde que ocurrió Pato Negro. Igual seguimos escuchando todo lo hermoso que dicen quienes fueron, quienes no fueron pero escucharon hablar de lo que pasó, quienes ya esperan Pato Negro 2026. Y a la hora de la siesta o en las nochecitas seguramente en este pueblo haya alguien escribiendo, haciendo música, dibujando, haciendo fotografías artísticas, bocetando una obra de teatro o un cortometraje. Y la poesía atrás.                      

 

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