Viernes . 30 Mayo . 2025

Escucha en Vivo:

'Nací y me crié en el campo y a los 14 años comencé a domar caballos'

30/12/2024
 'Nací y me crié en el campo y a los 14 años comencé a domar caballos'

Una vida a todo galope

Por Sonia Elisabeth Rubino 

 

Recorremos diferentes caminos para llevar las vivencias de los vecinos que se prestan y de manera desinteresada y con una actitud positiva a contar, recordar y bucear a través del tiempo y hacerle una trampa al calendario.

Porque al escucharlos, es como ver una película de la que sólo conocemos el trailer.

Tal vez son historias de las que escuchamos sólo una versión, y se transforman de boca en boca, en una leyenda popular.

Porque creemos los que no lo vivimos, que alguien inventó ese cuento una noche de peña en un asado con amigos.

Y para disipar los por qué es qué vamos directo a las fuentes, a los protagonistas, al que estuvo justo ahí, donde comenzó la primera página del libro de la vida y nos puede dar fe que es todo tal cual. O no.

Visitamos entonces a un viejo amigo, Obdulio Miguel Gargaglione, más conocido como 'Marchini'. Un apodo que lo lleva hasta sus viejas andanzas y a sus 78 años recuerda que se lo puso Raúl García.  

Pero lo más altruista es que Obdulio nos atiende en la cama, tiene muchos problemas de salud y una mente impecable y dispuesta a responder cada pregunta con naturalidad, soltura y creo que orgullo de esos años de andar con los caballos, entre otras cosas y que quizás mucho tengan que ver con su dolencia.

Sin embargo, sus ojos claros brillan al recordar y nos proponen un paseo hacia el pasado con todos los detalles y cada una de las paradas.

¡Es eso! Es como viajar en el tiempo desde una voz amable y sabia, que responde a mi curiosidad y también a mi asombro

 

¿Domador de caballos? ¿Qué diferencia hay entre domador y jinete?

'La diferencia es que el domador doma al caballo, lo amansa  y el jinete es el que anda en las jineteadas, como fue mi hermano.' 

 

Vale aclarar como nota de redacción que su hermano, apodado 'ELCuervo' fue uno de los mejores jinetes de Chacabuco y la zona en las décadas del 60 y 70.

'El domador es muy distinto al jinete que hoy día es más un deporte pero de alto riesgo, no sé cuántos chicos se han matado, es muy peligroso.'

 

¿A qué edad comenzaste?

'Tenía 14 años. Cuando me hice adulto ya tenía experiencia. 

Yo nací y me crié en el campo y en ese contexto aprendí todo lo que me llevó hasta aquí.

El domador tiene que tener mucha paciencia  con el caballo El caballo es más inteligente que nosotros. Y aprende lo que le enseñan. ¿Verdad? '

 

¿Te llamaban para eso?

'No, no, no; venían a mi casa y me decían que tenían un animal para domar'

 

¿Y eso cuánto tiempo lleva?

'Un caballo lleva un año para domar. Ahora han hecho una doma en tres meses  pero los resultados no son los mismos. El caballo se olvida de lo que le enseñan.

No aprende nada ahora, ¡En tres meses qué va a aprender!

 

Vos largas el caballo al campo y cuando lo tuviste dos meses suelto, es un potro.'

 

¿Domar caballos para montar o para carruaje?

'No no, para carruaje no. Sólo para montar'

 

¿Tu hermano era el jinete?

'De los dos, el que empezó de grande fue mi hermano a los 22 años .

Algunos lo van a tomar como que yo quiero agrandar a mi hermano pero lo cierto es que fue un hombre de primera, un hombre que estaba en la punta siempre. ¡Era muy bueno!'

 

¿Se ganaba bien?

'Te pagaban bien, eso sí también ganabas machucones y dolores, pero a uno le gusta, y a veces se hace lo que le gusta. Yo domé hasta los cincuenta y pico años, imagínate

Trabajé en la mayoría de las estancias donde se aprovechaba para ir a buscar las vacas que estaban encerradas en el corral. Había que trabajar, y vacunar trabajando a los caballos cuando estaban en la manga. Los trabajaba un rato para que no se cansen porque si los cansas no sirven más.'

 

¿Accidentes?

'Una vez me apretó un caballo que teníamos en la estancia y me enredó con el cabestro.

 Me apretó y me quedé atado. Estuve muchos días en mi casa, ni fui al doctor tampoco. Estaba mi vieja cuidándome con unos paños.'.

 

¿Quebraduras?

'Quebrado estuve dos, tres veces'

Me imagino que no es nada  fácil. ¿Hay que tener  un don, alguna habilidad?

'Y si te gusta aprender, aprendes. No tenés que tener miedo. No, no, si tenés miedo, té conocen y se dan cuenta.'

 

¿El caballo  descubre el miedo?

'Claro. se da cuenta en todo.'

 

¿Has hecho otras actividades?

'También soy asador. En las fiestas del Maíz, cuando duraban ocho días se vendían una gran cantidad de chorizos en los fogones. ¡Era una locura!

También me han llamado desde escuelas, cuando se hacían vaquillonas. La cooperadora de la escuela 17 me llamaba siempre y más de una vez pasaba de un evento a otro sin dormir. ¡Le pegaba derecho!

Recuerdo que una vez me llevaron a hacer una vaca a la provincia de Misiones.

Allá  no existe la vaca y la cosa era como hacíamos para llevarla. La tenía que llevar viva entonces la tuve un tiempo antes atada al palenque y la llevamos en la camioneta de mi amigo Luis Cieri. Él me llevó, el flaco, al que hoy le agradezco, ni me quiso cobrar el gasoil. Estuvimos unos nueve días creo, pero no asando la vaca

Mi asombro fue que los misioneros para asar tienen una manga, así le llaman ellos, un pozo, largo, más o menos de un metro de ancho. Y todo calzado con ladrillos  

El día antes se hace el fuego, y  antes de poner el asado van revolviendo el fuego y siempre queda un tizón abajo. Es lo sacaban afuera con un pinche  y después ponían la carne, no usan parrilla.

Utilizan las ramas de lo que conocemos como siempre verde. Ellos lo llaman arbolito de monte. Larga unas ramas derechas, las cortan, las pelan y las ensartan a la carne. 

 

Entonces se va haciendo al spiedo, eso va dando la vuelta y cuando yo puse la vaca entera, el asador que era del club me preguntó si se podía quedar a mirar porque no conocían esa manera. Es más, estaba preocupado por si iba a salir bien.

Y así fue, salió riquísimo.

También les hice una vaquillona a la firma Don Mario. Era la época de las inundaciones y caía mucha agua. Me fueron a buscar a la mañana para comer a la noche.

Les pregunté dónde estaba y me dijeron que aún estaba en el campo.

La tuve que ir a buscar y a las 22 horas ya estaba el asado ¡Te podés imaginar todo lo que anduve ese día! Pero salió todo bien.

 

¿Y ahora no tienes ningún caballo?

'Me compre un auto con el caballo. Lo vendí. Me lo quisieron robar dos veces y bueno, para qué me lo voy a hacer robar. Me acuerdo como si fuera hoy, era un rastrojero de esos nuevos, esos cuadraditos.'

 

¿Te dio pena venderlo?

"Si, el caballo era muy lindo, muy lindo, tenía los ojos celestes, se llamaba Juguete'

 

¿Alguna vez has desfilado?

'No me perdí uno. Estuve muchos años en la agrupación El Mojón y también en cada evento al que me llamaban.

Yo mismo le hacía toda la soguería con detalles de plata, lo preparaba para cada ocasión y  disfruté cada uno de esos momentos'  

Y de eso se trata la vida amigo. De disfrutar cada detalle y sostener en el tiempo eso que nos llena el alma de alegría y de orgullo el corazón.

Aún cuando las cosas no salen como uno quisiera. Aún cuando nos cuentas tu historia desde la cama que hace tiempo abriga tu cuerpo pero no puede hacerlo con ese espíritu libre que sale y flota para recordar una y otra vez los tiempos vividos.

Hay felicidad y nostalgia en cada relato, pero sin ellos, la vida no tendría sentido, nada tiene sentido sino podemos traer al presente tantas cosas vividas, tantos momentos que se llevan en la sangre y nos afirman quienes somos y de dónde venimos.

Caballos domados, asados y desfiles caminan por las venas haciendo un surco de cada suspiro vivido.

Dicen que con un suspiro es suficiente, que con una sola huella basta y sobra, que con imágenes aún sin revelar se va llenando el álbum de la vida.

El mismo que comenzó hace 78 años en los pagos de tus padres y te siguieron hasta lo que hoy es tu vida entera.

Quizá pronto puedas saltar de esa cama que nada tiene que ver con la montura de un amansador de caballos.

Sin embargo, esa paciencia es la que veo en tus ojos claros, la misma paciencia que hizo falta en cada desafío, cuando el animal decide y tu habilidad obedece hasta que sucede el evento. Y tu confianza se transmite hasta que el caballo se calma  y se deja llevar.

Y tal vez entre fotos y recuerdos, te encuentres con Juguete y hagan un pacto eterno: ¡Cabalgar sin límites ni fronteras!

!Gracias Obdulio!

 

 

feature-top