Avances y retrocesos en los primeros años del pueblo Guardia Nacional

Cuenta el profesor Oscar Melli que el nacimiento del pueblo Guardia Nacional respondió a cuestiones de índole político-administrativas generadas desde el ámbito provincial y a calmar, con un premio en tierras, a quienes habían combatido en la impopular Guerra del Paraguay. A tal punto dependía todo de los altos niveles de gobierno que el centro del pueblo fue fijado por el Departamento Topográfico en sus oficinas de Buenos Aires, sin tener un conocimiento preciso del terreno, y cuando se fue a demarcar el lugar elegido los integrantes de la Comisión de Obras Públicas se encontraron con que caía en un sector bajo y anegadizo, por lo que hubo que cambiar la ubicación.
Todo esto, señaló el historiador, hizo que, en sus primeras décadas, el pueblo Guardia Nacional tuviera 'un crecimiento harto moderado'. De hecho, fue lenta la construcción de los primeros edificios públicos y por más que la Municipalidad trató de impulsar las construcciones privadas, mediante el préstamo de materiales y dinero, fueron muy pocos los que se vieron atraídos por esta facilidad que se les ofrecía.
'Hacia 1885 -escribió Melli-, a dos décadas de la fundación, un extenso baldío separaba al centro del pueblo de la recién edificada estación Chacabuco del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico'. Alrededor de la plaza principal había pocas construcciones y en la manzana de la iglesia sólo se encontraba el templo. Luego, en la primera cuadra de la Calle Real (actual avenida Alsina) solamente se destacaba la sede de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, que había sido construida en 1884. La propia plaza San Martín presentaba un aspecto descuidado, semejante a un potrero rodeado por dos hileras de paraíso y un alambrado que la protegía de los daños de vacas, caballos y 'majadas invasoras'.
El proceso de urbanización del pueblo de Chacabuco fue demorado porque había una gran cantidad de solares pertenecientes a guardias nacionales que no eran ocupados por sus titulares ni tampoco enajenados. 'Al margen de fraudes y despojos inicuos, que los hubo, ¿qué incentivo podían ofrecer a un peón rural de San Nicolás, Navarro o Saladillo, hombre de a caballo, unas pequeñas fracciones de tierra en un proyecto de pueblo distante y desconocido?', se pregunta Melli.
Ese panorama cambió a partir de los últimos años de ese siglo, cuando la Municipalidad puso a la venta las dos terceras partes de las fracciones de tierra sobrantes y se produjo la llegada de corrientes inmigratorias cada vez más numerosas, que transformaron el panorama urbano y suburbano de Chacabuco. También fue un aliciente la llegada del ferrocarril.
El auge en la construcción que hubo a partir de esos años hizo que en 1903 se presentara un proyecto de reglamento general para regular esa actividad. En esta época es cuando se levantan algunos de los edificios públicos más importantes, como el Palacio Municipal, la sede del Banco Nación, la Escuela Nº 1 Juan Estrugamou y el Club de Comercio, luego denominado Club Social. También creció fuerte la construcción privada: 'Fuertes comerciantes y capitalistas levantaron sólidas viviendas y casas de negocio, espaciosas, de una sola planta, con material de ladrillo, cal y revoque exterior de concreto', escribió el historiador.
Pero ese impulso no duró mucho, pues la crisis agrícola y la depresión económica de 1929-30 primero paralizaron la industria de la construcción y luego le imprimieron un retroceso. 'El éxodo de población trajo aparejado, primero, el abandono, y luego la demolición de numerosas viviendas. Casos hubo, y no pocos, en que una casa de material se demolía para vender puertas, ventanas, tirantería y cinc'.
No obstante, en esa época se concretan dos obras públicas de especial relevancia que significaron progreso, bienestar y salubridad: por un lado, fue habilitado el servicio de aguas corrientes, y, por otro, se pavimentaron unas cien cuadras del pueblo.
Relacionadas
