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El día que la torre se cayó

09/09/2024
 El día que la torre se cayó

Corría el año 1967 y en Chacabuco surgía un proyecto que prometía ofrecer el servicio de circuito cerrado de televisión nítida.

De a poco se empezó a construir la torre que recibiría las señales de Buenos Aires y La Plata. El lugar elegido fue en calle Avellaneda frente a  lo que hoy es el predio de la cancha de River. En esa época ver televisión era casi una proeza ya que dependía de muchos factores como por ejemplo el tiempo.

Y todo lo que fuera crecimiento de cara al porvenir, era bienvenido abrazando  la esperanza de lo que ello significa.

La mañana del 18 de enero de 1968 cuando los vecinos nos acostumbramos a ver la torre que ya medía 250 metros y estaba en su tramo final, desapareció de nuestra vista y casi como una película comenzó a desmoronarse en forma de espiral. Como una mortal hamaca voladora, los obreros iban siendo despedidos y caían a varios metros del lugar.  

Darío Cane era uno de los obreros que por obra del destino o quién sabe qué, estaba en su casa porque 3 días antes se había accidentado haciendo el tendido del cableado en avenida Saavedra. El bisemanario Chacabuco decía 'Milagrosamente Sálvase de Morir Electrocutado un Joven Vecino Nuestro'  

Darío llega a la entrevista y trae bajo el brazo su impronta positiva y su impecable memoria.

¡Es por decirlo de alguna manera un sobreviviente!

¿A qué edad comenzaste a trabajar en la construcción de la torre?

'Tenía 18 años' 

¿Cuánto ganaban?

"Lo que ahora serían 350 o 400 mil pesos por quincena"

¿De dónde era la empresa?

'Tele Torres montaba la torre, que era Montejo Hermanos. Y acá en Chacabuco estaba Telesistema, que era una empresa que hacía el sistema de circuitos de televisión. Nuestra tarea era subir los cables a la torre y colocarlos en los boosters (amplificadores)' 

¿Tenía protección para una tarea tan peligrosa?

'¡No! Íbamos de zapatillas y sin casco. Nos ataban un cable a la cintura y así lo subíamos'

¿Eran todos de Chacabuco?

'De los 7 que se mataron, 5 eran de afuera. Y el que se salvó era José Altieri, de Chacabuco que estaba a unos 100 metros de altura, Cayó agarrado entre el tramo, venía volcando. No cayó de golpe, sino que se venía plegando. Se lastimó, pero no se quebró ni un hueso. Y el capataz de la empresa que montaba la torre que estaba a 80 metros se mató. La torre se venía plegando. Se venía enroscando. Porque no se cortaron las riendas, cayó en círculos y se venía doblando el tramo'

¿Cómo era la construcción? 

'La torre vino preensamblada y se comenzó a montar. Cada 24 metros había un juego de riendas. La torre tenía 254 metros. Los últimos 24 metros, eran voladizos, sin rienda y ya estaba montado.

Se subía esa estructura con las antenas, creo que tenía 12, después subíamos los cables, los boosters, conectamos a la antena y montábamos el equipo abajo.

De las cuatro avenidas para adentro, estaba todo el montaje de cables y circuito cerrado. No se alcanzó a  inaugurar, cuando se cayó'

¿Y tuviste miedo alguna vez? 

'¡No, la verdad que no!. Aunque te tenías que estar agarrando, porque era como estar en un barrilete, se movía constantemente. Una vez subí con un técnico que llevaba un instrumento para medir señal, él no estaba acostumbrado a subir, y cuando estábamos subiendo se bajó sin llegar a medir.

¿Cuánto tardaban en subir y bajar?

'Se tardaba más o menos 45, 50 minutos en subir a la punta. Los últimos metros todavía no tenía escaleras, así que había que trepar por el fierro como podía. Todo eso sin guantes.

Pero éramos jóvenes y tal vez por eso no teníamos idea del peligro. Nos gustaba subir a mirar la ciudad desde arriba. Y de noche para ver las luces. Lo máximo que alcancé a distinguir desde arriba era una granja que está camino a Chivilcoy'

¿Ya había señal?

'Supuestamente tenía que andar. Lo que estaban tratando de ver era la forma directa de la alineación de la antena de Buenos Aires con Chacabuco, por la altura de la tierra. Y se esperaba que con la torre a 254 metros, íbamos a ver algo. Pero subimos con un instrumento especial y conectado a la parte de la antena con booster, amplificador y todo y no había señal'

¿Y ese día?

'Lo que me acuerdo es que salgo de casa caminando y me llama mi primo. ¡Darío estás vivo! Yo no entendía nada. ¡Nos habíamos visto el día anterior ! Y me grita:¡ Se cayó la torre!

 Fue cuando salimos en el auto con mis padres hasta allá .  Bueno, vi todo caído. Después mis viejos no me dejaron seguir viendo. ¡Los vi a todos!. ¡Hasta ahí me acuerdo! Todos mis compañeros muertos, algunos con heridas terribles.

Recuerdo que Víctor Riva no subió porque se había quebrado la mano y le dolía y Ricardo Andrueto tampoco  porque había subido el día anterior. Si subías un día, al otro día no porque estabas deshecho.

Carlos Rizzo cayó en el patio de su casa. En la quinta frente donde está River.. ¡Estaba pintando!. 

La madre de Tucho Altieri, quién se salvó, estaba mirando la torre desde la esquina de Av. Miguel Gil (en ese momento Magallanes) y Av. Saavedra cuando la vio caer. Fue hasta allá y lo encontró . El dijo 'Mamá quédate tranquila' y se desmayó. La tragedia fue brutal. Quedaron, dos, tres tirados en la calle. Otro cayó encima de los cables, le decían el polaco, aún estaba agonizando, pero todo quemado.'

¿Y los otros?

'Me contaban trabajadores del Molino que veían como los venía tirando. Decían que se podrían haber arrojado, capaz que de la desesperación. Es una posibilidad. ¡No sé lo que pudo haber pasado! ¡Tal vez el instinto de supervivencia!

Con Donato Torres, éramos compañeros a la hora de subir. Yo hubiera estado con él.

Y fue él quien me salvó cuando quedé pegado tres días antes. Con dos palos de escoba me pegó hasta que caí.

 Subíamos juntos. Un rato cada uno llevábamos cables. Sacando cuentas yo habría estado arriba'

¿Hubo denuncias? ¿Estaban los responsables?

'Un responsable directo no. Todos se lavaron las manos. ¡Nadie cobró nada!

En ese tiempo no había los medios legales de ahora. Tampoco hubo pericias."

¿Te quedó miedo?

'Yo seguí subiendo a las torres, pero me quedaba la idea de que se iba a caer. Pero igual subía.

¡Nunca lo pude entender! La torre tenía una base de cemento tremenda, enterrada, que no se movía tampoco. Se cayó por otra cosa, nada que ver. No sé si habrá cedido la estructura o no estuvo bien calculada. ¡No tengo idea! ¡Nadie sabe qué pasó! Con las antenas pesaba como 500 kilos más, pero ya se habían terminado de poner todas, por eso es raro.

Pero creo que nadie supo lo que pasó. En ese tiempo las investigaciones eran diferentes, se cayó y listo. Nadie vino a investigar por qué. Si había una falla, si fue error humano, o no ¡Quedó todo ahí como sin nada!'

Chacabuco está atravesada por varias tragedias y al pasar el tiempo perdemos el tenor de la gravedad.

La piel se eriza ante el relato y nos lleva a un lugar no tan lejano donde estuvieron en complot la negligencia, el destino, las malas decisiones y esa parte de suerte que hace de las suyas y nadie puede confrontar.

Darío sigue trabajando con el mismo entusiasmo de siempre. Asegura que no teme a nada a pesar de lo vivido, que no fue poco.

Reconozco que ojeé una revista que cubrió el evento y hay testimonios y fotos.

Fiel a mis principios, no las leí para no contaminar este relato impecable a tantos años del suceso.

Tal vez por eso no encontramos aquí el tecnicismo ni el morbo de tales circunstancias.

La idea es recorrer un camino para aquellos que no saben que para mejorar la calidad del servicio, 7 jóvenes murieron de la manera más cruel.

Sin elementos de protección personal (EPP) que hoy día son indispensables y por ley, obligatorias.

Tal vez hubiera pasado pero el costo humano sería otro. Nadie lo puede saber pero la lógica lo interpreta de esa manera.

Muchas veces culpamos al destino y seguimos coqueteando con la muerte. Otras, por necesidad bajamos la cabeza. ¡Quién sabe!

Desde estas líneas un abrazo infinito a la familia de cada víctima que no logró ponerse a salvo el día que la torre se cayó.

¡Gracias Darío!

 

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