Siempre presente

Por Martina Dentella
Mi tío tenía un ojo celeste y uno marrón. Con el celeste no veía. Había tenido un accidente cuando era chico. Lo sé porque una vez le pregunté y aunque no le gustó me contó la historia.
Él era recto, de una ética implacable. Una persona sin matices. No dejaba que mis primos piratearan películas o estuvieran en el sol antes de las cuatro, o se acostaran a más de las diez, o se levantaran rápido de la mesa después de comer. Y no había cómo quebrar su palabra.
También hacía el mejor mate. Cebaba despacio, respetaba las rondas a rajatabla y cambiaba la yerba con mucha prolijidad.
Una vez me dijo:
-El mate debería tomarse con otra lentitud, respetando todo el esfuerzo humano que significa una cosecha.
Quizás exageraba, pero su palabra estaba cargada siempre de verdad.
También era divertido. Bailaba con un ritmo gracioso, quebraba la cadera y mi tía se reía, nerviosa.
Lo conté otra veces. La última conversación que tuvimos fue durante la convulsa campaña del 2015, en la que ejerció su derecho con mucho esfuerzo. Y votó a Scioli, porque -dijo- los Bullrich, Sturzenegger, Macri, Caputo eran los que ya nos habían arruinado y volverían para completar la misión.
Quién es el desregulador
La tercera quizás sea la vencida para Sturzenegger, que ocupará un cargo en la función pública luego de dos erráticos, históricos, pasos por el Estado: en el ministerio de Economía durante el gobierno de la Alianza (2001), y en el Banco Central con Mauricio Macri (2018).
En el primer caso, fue participante directo y responsable del Megacanje de deuda de 2001; y en su segundo tiempo, fracasó en el esquema de metas de inflación. Siempre presente cuando todo falla.
En sus primeras declaraciones como ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, indicó que la Ley Bases y el DNU 70/2023 "representan sólo el 20 por ciento" de las reformas que quiere llevar adelante con el presidente Javier Milei.
Ayer, en su primer día en funciones ya atentó contra la aerolínea de bandera. A través de un decreto le abrió las puertas a la profundización de la política de cielos abiertos modificando el Código Aeronáutico y reduciendo la capacidad del Estado en el otorgamiento de rutas, espacios aéreos, horarios y hasta el servicio de rampas.
La nueva medida habilita el ingreso de nuevos operadores, reduce los requisitos para el otorgamiento de rutas aéreas, desregula el servicio de rampas y permite que pequeñas aeronaves puedan volar de ciudad a ciudad y provincia a provincia con menos requisitos y controles de los que tenían.
Justo, justo, cuando Aerolíneas Argentina -que conecta a los provincianos de distintas geografías- empezaba a mostrar números favorables por primera vez en muchos años, el maestro de las crisis, la hunde.
Es solo un primer botón de muestra de lo que pretende.
De todos los apellidos que mencionaba mi tío, Sturzenegger -el más complejo- es el que pronunciaba con más rechazo, masticando la bronca del daño.
Mi tío jamás mentía.
Lo tengo siempre presente.
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