'El programa les ofrece a los jóvenes la oportunidad de pensar su realidad'

El Programa Jóvenes y Memoria cerró la convocatoria XXIII con récord de inscripciones y 52 mil chicos, chicas y docentes formarán parte este año, reflejo de que no es exacta la idea de que las juventudes emprendieron un giro hacia la derecha. Sobre esto, la directora general de la Comisión Provincial por la Memoria, Sandra Raggio, asegura a este medio que se trata de 'una experiencia que va a contrapelo de las subjetividades neoliberales y de las derechas extremas que promueven la competencia feroz y el individualismo extremo'.
La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) es un organismo público autónomo y autárquico que promueve políticas públicas de memoria y derechos humanos como el Programa Jóvenes y Memoria, que está dirigido a escuelas y organizaciones sociales, políticas y culturales de la provincia de Buenos Aires. Entre otras actividades, propone a los equipos de trabajo que elaboren un proyecto de investigación acerca de las memorias del pasado reciente o la vulneración de los derechos humanos en democracia. En noviembre, todos aquellos que participan del realizan un encuentro plenario en el que se conocen y reconocen con otros y otras, exponen sus trabajos, producen, debaten e intercambian ideas y proyectos.
-La inscripción récord choca con la idea de que 'los jóvenes se volvieron de derecha', ¿qué lectura hacés?
-Da cuenta de que no pueden hacerse análisis que generalizan y homogeneizan a las juventudes. Pues son muy heterogéneas. Sobre los sectores juveniles pesan siempre estereotipos: no les interesa nada, son la esperanza del cambio, son de derecha o son revolucionarios. Jóvenes y memoria es la expresión de una respuesta masiva a un espacio que los convoca a ser protagonistas sin prejuicios, que les ofrece la oportunidad de pensar su realidad y el pasado de sus comunidades desde la perspectiva de los derechos humanos. Y a pesar del negacionismo, el cuestionamiento a los derechos humanos y la memoria por parte de la derecha autoritaria, muchos jóvenes se sienten convocados, este año son más de 45 mil.
-En este contexto las políticas de transmisión de la memoria son fundamentales, ¿qué cambia en un chico/chica que atravesó está experiencia?
-Lo que cambia es que ya nadie le puede decir que pasa y que paso, no hay lugar para el negacionismo, ni para las bajadas de línea. Y crece su autoestima, su capacidad para ser activistas de su propio destino en la trama colectiva, no solos, sino con otres. Es una experiencia que va a contrapelo de las subjetividades neoliberales y de las derechas extremas que promueven la competencia feroz y el individualismo extremo.
-¿Desde qué otros espacios se puede reforzar?
-La escuela, las organizaciones, centros culturales, clubes tienen que ser espacios de participación juvenil, sin guiones tan preestablecidos, abiertos a las propuestas de las juventudes. Hay que evitar el adultocentrismo, y reconocer en las juventudes agencia propia.
-El Observatorio de Derechos Humanos del Senado de la Nación denunció que el programa aplicado en las escuelas de la provincia, puede constituir 'una herramienta de adoctrinamiento a los estudiantes secundarios, por brindar información incompleta, sesgada o negada', ¿qué implicancias tienen este tipo de mensajes en el trabajo que vienen desarrollando desde hace décadas?
-Ninguna, estas recomendaciones son ataques y acusaciones que buscan deslegitimar y meter miedo. Cualquiera que conoce el programa sabe que estamos en las antípodas del adoctrinamiento. La masiva inscripción es la respuesta.
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